EL MUNDO – 01/07/16
· Le propondrá en los próximos días la vicepresidencia y la mitad de los ministerios de un Gabinete de coalición.
· Quiere pactar con el PSOE la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado y las grandes reformas pendientes.
· De no aceptar el líder socialista, el presidente estaría dispuesto a negociar un pacto de legislatura de dos años.
Mariano Rajoy abrió ayer la puerta a las negociaciones para intentar formar Gobierno iniciando con Coalición Canaria la primera toma de contacto con las fuerzas que han conseguido representación parlamentaria. Las llamadas del presidente en funciones y líder del PP serán «personales», «exploratorias» y, en buena medida, de «cortesía». Servirán para abrir un diálogo que debería concretarse en encuentros cara a cara en el curso de la próxima semana a fin de llegar al 19 de julio, fecha de constitución de las cámaras, con los mimbres de un pacto prácticamente trenzados. Un acuerdo que Rajoy, a día de hoy, pese a los nubarrones que desde Ferraz se vislumbran, quiere centrar en el PSOE.
Ése es el plan A, un proyecto difícil, admiten en Moncloa, pero que el presidente considera el mejor para desembarracar el país. La propuesta que hará al líder socialista, si finalmente acepta el diálogo, será «generosa» y podría presentarse como una suerte de Gobierno de salvación nacional capaz de acometer las grandes reformas pendientes tras un año de parálisis en el que no se ha aprobado prácticamente ningún proyecto de ley y cuando urge diseñar unos nuevos Presupuestos.
En este momento, señalan en medios gubernamentales, Mariano Rajoy no baraja un plan B –Ciudadanos, PNV y Coalición Canaria más la abstención de algún diputado socialista–, aunque son plenamente conscientes de que el mismo podría llegar a tener que ponerse sobre la mesa si las conversaciones con el líder del PSOE no prosperan.
El candidato popular está dispuesto a plantear una oferta amplia al PSOE, difícil de rechazar, que podría llegar a incluir la formación de un Ejecutivo paritario. En definitiva, algo que superaría incluso el modelo del Gobierno de gran coalición alemán en el que la CDU-CSU cuenta con ocho carteras, al margen del puesto de canciller ocupado por Angela Merkel, en tanto que el SPD cuenta con seis.
Los socialistas, argumentan en Moncloa, podrían marcar perfil, «personalizar sus ámbitos de gestión», imprimir, en definitiva, su marca progresista en la actividad diaria y en las reformas que se pondrían en marcha.
Sería, añaden, una manera de demostrar su influencia efectiva frente a Podemos, su partido rival por la izquierda. No obstante, en el círculo próximo a Rajoy insisten en que la distribución de sillones sería el último paso a dar: «Antes deben acordarse las grandes líneas de actuación política».
Ayer, el ministro de Justicia en funciones, Rafael Catalá, afirmó que el Partido Popular está dispuesto a un «diálogo abierto» y «sin líneas rojas» que incluya «todo», desde un pacto por la justicia a un pacto por la educación o la reforma de la Constitución.
Fuentes gubernamentales insisten en que el primer objetivo de un Gobierno de coalición sería la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2017. Las fuentes consultadas en el Ejecutivo y en el Partido Popular son unánimes a la hora de plantear ésta como la labor prioritaria.Aseguran que la situación de la economía española, con unas perspectivas de crecimiento que rondan el 3%, permitiría cuadrar unas cuentas del Estado capaces de insuflar un impulso en determinadas áreas que se han visto especialmente afectadas por la austeridad de los últimos años y empujar de forma decidida la creación de empleo.
«No se puede dejar pasar esta oportunidad», afirman, antes de señalar que la prórroga de los Presupuestos actuales se quedaría inevitablemente corta. En el PP no tienen duda de que el PSOE compartiría sin pegas la meta general que ha fijado Rajoy de llegar al 2020 con un total de 20 millones de personas trabajando para lo que sería necesario imprimir un ritmo de 500.000 nuevos puestos de trabajo por año.
En este marco cabría además una revisión de la reforma laboral para adecuarla a las nuevas circunstancias del mercado de trabajo, primando la creación de empleo indefinido frente al temporal y mejorando las condiciones de autónomos y emprendedores.
La reforma del sistema de financiación autonómica sería otra de las áreas de trabajo fundamentales, junto con la revisión del sistema de pensiones para garantizar su sostenibilidad.
En cualquier caso, en el entorno de Rajoy son conscientes de los obstáculos muy importantes a los que se enfrenta el «plan A» del presidente. Por el momento, desde Ferraz sólo se emiten señales negativas. Si el rechazo al modelo de gran coalición, la fórmula de colaboración más estrecha posible, se mantuviera, se pondría sobre la mesa la posibilidad de acordar la investidura junto con un pacto de respaldo parlamentario para aprobar con consenso las reformas más urgentes y diseñar en su caso, como desea el PSOE, la constitución de una ponencia en el Congreso con vistas a definir el ámbito de una remodelación constitucional.
Este acuerdo, incluso, señalan las fuentes consultadas, podría tener fecha de caducidad en dos años a fin de disolver las Cortes coincidiendo con las necesidades del procedimiento de revisión de los aspectos blindados de la Carta Magna.
Mariano Rajoy se muestra convencido de que en esta ocasión no cabe pensar en la celebración de unas terceras elecciones. En Moncloa y en Génova afirman no tener ninguna duda de que el partido que aboque, por su inflexibilidad, al país a nuevos comicios pagará una factura muy gravosa en las urnas.
El líder del PP asegura ante todos sus interlocutores que el mensaje que han trasladado los españoles mediante su voto es claro: «El diálogo es un imperativo; se abre una etapa para el consenso y los acuerdos. Eso es lo que piden los ciudadanos».
A ello añade la constatación de que la aritmética surgida de las urnas vuelve a poner la pelota en manos del PSOE que, podría incluso constituir en torno suyo un bloque de hasta 175 escaños que bloquee la investidura. «El Gobierno», señalan en Moncloa, «está en manos del PSOE y tiene que tomar una decisión».
Ellos por su parte sortean la responsabilidad parapetados tras el recordatorio de que ya tras las elecciones del 20-D ofrecieron la vía de la coalición, que la mano sigue tendida y que la disposición es «total y generosa».
EL MUNDO – 01/07/16