Es este el único «punto de inflexión» al que aspira el candidato popular con la vista puesta en la reunión que hoy mismo mantendrá con el secretario general de los socialistas en el Congreso y, mañana, con el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera.
Nadie en Moncloa espera un cambio en las posiciones de ambas fuerzas en estos primeros encuentros. La única oportunidad que acarician es la de que ambos se avengan a «intercambiar papeles» y discutirlos. De ser así, Rajoy designaría de inmediato una comisión dispuesta a hablar «sin descanso» con los interlocutores que decidieran ambos partidos.
Sería entonces cuando los populares sacarían a relucir las «decenas de papeles» que se han elaborado en Moncloa desde el pasado 20-D y que se han ido refrescando y actualizando a medida que pasaba el tiempo, se sucedían los acontecimientos y se perfilaban las posiciones de las fuerzas políticas que son clave para destaponar la investidura y la formación de Gobierno.
En estos documentos se han comparado minuciosamente los programas, las ofertas y las demandas de PSOE y Ciudadanos con los planteamientos del PP. Cada una de las posiciones defendidas por ambos partidos se ha clasificado en función de su similitud con las mantenidas por los populares. Así se ha distinguido entre las propuestas en las que no habría problema alguno en coincidir, las que supondrían un esfuerzo de cesión por parte del PP y las que claramente marcan líneas rojas irreconciliables.
Entre PP y Ciudadanos, señalan en el entorno de Rajoy, no hay ningún asunto incluido en este último apartado. Sí lo hay, sin embargo, entre PP y PSOE y afecta esencialmente a la intención declarada de los socialistas de derogar algunas de las reformas aprobadas en la X Legislatura y que los populares consideran que han sido fundamentales para salir de la recesión.
Para el PP, la palabra «derogar» debería eliminarse y en su lugar cabría decir «revisar o retocar». A eso sí estarían dispuestos. Esto afectaría esencialmente a la reforma laboral, la ley de educación o la de seguridad ciudadana.
El PP y, más en concreto, el candidato a la investidura y su equipo más próximo están decididos, además, a hacer un «esfuerzo de comunicación política» adoptando una actitud diferente a la que se desplegó tras el 20-D. Están dispuestos, aseguran desde Presidencia, a «participar en el juego de la escenificación», lo que implica aceptar reuniones, ruedas de prensa y rendición de explicaciones continuas; algo muy diferente a lo que sucedió tras las elecciones del 20 de diciembre cuando Rajoy tras recibir el no de PSOE y Ciudadanos optó por arrojar la toalla y dejar el terreno libre a los contactos entre ambas formaciones rivales.
En Moncloa, aseguran las fuentes pulsadas, «hay optimismo a medio plazo» en sacar adelante la investidura aunque se da por descontado que el futuro Gobierno será en minoría.
«No es lo deseable, pero tampoco supondría un obstáculo insalvable», afirman. Rajoy defiende ante los suyos que el Partido Popular «tiene elementos suficientes para desenvolverse en un escenario de geometría variable».
En todo caso, y con la vista puesta en las reuniones con Pedro Sánchez y Albert Rivera, desde Moncloa lanzan un mensaje: «Rajoy está dispuesto a recorrer un trecho de cesiones e incluso hacerlo por escrito», aunque insisten en que para ello es esencial que ambas fuerzas acepten al menos seguir manteniendo la vía del diálogo abierta.
Un diálogo que, incluso, transcurriría de acuerdo con las reglas de juego que los interlocutores establezcan, aun cuando sean similares a las que ambos partidos desplegaron durante sus negociaciones tras el 20-D para impulsar la candidatura de Pedro Sánchez, esto es, con una escenificación continua en el Congreso que los populares tacharon de «teatrillo».
En este momento, Mariano Rajoy a lo más que aspira es a una abstención mínima del PSOE –la de C’s la tiene asegurada– para desbloquear la situación. Una abstención por la que estaría dispuesto, añaden en su entorno, a ofrecer contrapartidas.
«Si permiten que se abra una negociación, sería una buena señal, habríamos dado un paso sustancial», insisten en Moncloa y recuerdan que, por ejemplo, ésa fue la actitud que el partido de Rivera adoptó ante Susana Díaz y Cristina Cifuentes para que se formaran los Gobiernos de Andalucía y Madrid.