Al mismo tiempo, el presidente formuló una petición de «ayuda» a los empresarios en medio del momento álgido del proceso soberanista, en vísperas de la convocatoria de un referéndum de autodeterminación que los partidos secesionistas quieren convocar como muy tarde en septiembre. Rajoy pidió a quienes le escuchaban que colaboren en ganar la «batalla de la moderación» y en «recuperar la concordia». Él, por su parte, ofreció «ley y diálogo».
La escenografía del acto, celebrado en el Palacio de Congresos de Barcelona, no dejó dudas de que el Gobierno buscaba un golpe de efecto. Rajoy inauguró la jornada económica Conectados al futuro y habló frente a una gran pantalla que, momentos antes de su discurso, exhibió en un vídeo las virtudes de las infraestructuras españolas y sus retos para los próximos años.
Consciente de que la Generalitat iba a quitar importancia a sus promesas de inversiones –lo hizo incluso antes de que empezara el acto, con una carta conjunta de Carles Puigdemont y Oriol Junqueras en El Periódico–, el presidente del Gobierno fue mucho más preciso que en otras ocasiones. La de ayer era su segunda visita en pocos días a Cataluña y fuentes de su partido explicaron que tiene previsto intensificar su presencia en la comunidad en coincidencia con los meses más calientes del procés.
Pese a la ausencia de cargos relevantes de la Generalitat, y ante más de 500 empresarios, Rajoy explicó que las Cercanías catalanas recibirán casi 1.900 millones de euros hasta 2020, y 4.000 millones hasta 2025. La infraestructura, una de las que más quejas recibe de sus 400.000 usuarios diarios, es «una de las grandes prioridades» del Gobierno, según aseguró.
El presidente insistió en que el plan de inversiones será «realista, viable y verificable en todas las etapas» y se comprometió a consensuarlo con «las distintas administraciones». «Se hará y se cumplirá», insistió Rajoy.
Ese compromiso abarca también al resto de infraestructuras de las que habló ayer. Sobre todo al Corredor Mediterráneo, cuyos tramos catalanes, adelantó el presidente, estarán terminados en la primavera del año 2020, coincidiendo con los últimos meses de la Legislatura natural. Con respecto al Corredor –reclamado insistentemente por los gobiernos autonómicos del litoral español–, dijo también que el tramo entre Vandellós y Tarragona –que acortará el viaje entre Barcelona y Valencia en media hora– se pondrá en marcha en pruebas en el primer trimestre de 2018 con una inversión de 667 millones.
El presidente del Gobierno completó la lista de inversiones con los 240 millones que se destinarán al aeropuerto de Barcelona hasta 2020, además de los 285 millones que el Gobierno gastará en el tren lanzadera entre El Prat y la estación de Sants. El Ejecutivo también asignará 850 millones a la mejora de las carreteras catalanas y cerca de 590 millones a los puertos. En total, Rajoy habló de 4.200 millones entre este año y 2020.
En un acto en el que le acompañaron miembros del Gobierno como la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, el presidente del Ejecutivo dejó claro que sus promesas tienen como objeto que los catalanes sean conscientes de que «las infraestructuras españolas son hoy un motivo de orgullo, de las mejores de Europa». Y el Ejecutivo quiere que «Cataluña siga siendo la proa de sus avances, una Cataluña próspera en una España pujante».
Rajoy abordó explícitamente la cuestión independentista en el último tramo de su discurso, cuando pidió ayuda a los empresarios. «Algunos pretenden desconectarse no sólo del futuro, sino de la realidad española y europea. Nuestra respuesta política no va a soslayar ni la ley ni el diálogo. No malbaratemos el mejor futuro con aventuras empobrecedoras. Se trata de fomentar recuperación, no de frenarla», advirtió a los soberanistas.
Dejó claras las reglas de la negociación que ofrece a la Generalitat, que no han variado para el Gobierno. Rajoy dijo que, «en democracia, el campo de juego del diálogo viene marcado por la ley». «Nuestra respuesta política no va a soslayar la ley, lo que sería un disparate», insistió. Pero añadió: «Ni tampoco el diálogo».
En opinión del presidente del Gobierno, «es tiempo de reconstruir puentes, sellar grietas y mirar hacia adelante». En consecuencia, ofreció a Carles Puigdemont –sin citar al líder catalán– un «diálogo sensato» sobre las inversiones que acababa de prometer: «Giremos el foco y dediquemos nuestros mejores esfuerzos a trabajar todos juntos, pensando en todos, buscando puntos de acuerdo en lo que nos une, que es mucho».
Después se dirigió a los empresarios presentes, entre los que se encontraban Florentino Pérez (ACS), Amancio López (Hotusa), José Luis Bonet (Cámara de Comercio de España y Freixenet), Alberto Palatchi (Pronovias), Javier Sánchez Prieto (Vueling), Joaquim Gay de Montellà (Fomento del Trabajo) o Salvador Alemany (Abertis). «Ustedes conocen el desgaste que supone para la actividad económica que se dediquen tantos y tan baldíos esfuerzos a la inestabilidad política. Saben cuán delicado es el material con el que está tejida la confianza y qué costoso es repararlo cuando se rompe», les recordó.