EL MUNDO – 28/06/16
· Ofrece un pacto al PSOE pero no descarta un acuerdo con C’s y PNVSánchez lo rechaza y le pide que «empiece a buscar otros apoyos»Los barones culpan al líder socialista del mal resultado.
«Estoy abierto a todas las fórmulas». Con esta filosofía encara Mariano Rajoy las negociaciones para formar Gobierno en los próximos días, dispuesto a hacer uso de una geometría política variable. El presidente en funciones explorará un pacto con el PSOE pero no desdeña el multiacuerdo con Ciudadanos, PNV y Coalición Canaria. Y, decidido a gobernar, lo haría en minoría aunque nada de eso saliera. «No vamos a abdicar de nuestra responsabilidad. Me gustaría gobernar con apoyo suficiente y si no es posible, gobernaremos con los apoyos que nos han dado y con pactos puntuales», aseguró ayer el presidente. Su propósito, desveló, es que haya Ejecutivo a finales de julio o a principios de agosto.
Mariano Rajoy comenzará a trabajar esta misma semana para que a finales de julio o principios de agosto haya un Gobierno presidido por él, fraguado sobre un sólido apoyo parlamentario. Un Ejecutivo «estable» y «para cuatro años». Pero, en el caso de no lograrlo, sus planes no cambian mucho. Rajoy está decidido a gobernar, aunque sea en minoría, con el respaldo que ha obtenido y «con pactos puntuales». Tras su vuelta de Bruselas el miércoles o el jueves, el dirigente popular y presidente cerrará una ronda de contactos con el resto de formaciones políticas para alcanzar un pacto de gobernabilidad. Su primer encuentro será con Pedro Sánchez con quien ya habló la misma noche de las elecciones. Después, se reunirá con el resto de fuerzas parlamentarias.
A diferencia de lo que sucedió en diciembre, cuando cualquier posibilidad de acuerdo pasaba por el concurso del PSOE, las opciones de Rajoy ahora son mucho más amplias. Puede trabar una alianza con el PSOE, e incluir en ella también a Ciudadanos, o tejer un pacto con el partido de Albert Rivera, el PNV y Coalición Canaria. Esta alternativa le deja a un escaño de la mayoría absoluta. Se trata de una formulación con cierto sentido porque a la aritmética suma el hecho de que tanto C’s como el PNV son partidos de centro derecha. La lógica se completa con el hecho de que el PNV se enfrenta a unas elecciones en otoño, en medio de un imparable ascenso de Podemos que ha sido primera fuerza en el País Vasco, y podría resultarle atractivo apoyar a Rajoy a cambio de determinadas contrapartidas.
Pero, aunque el presidente dispone de esta vía paralela, su apuesta inicial sigue siendo el PSOE. Rajoy en los «temas fundamentales» quiere contar con los socialistas.
Las posiblidades de acuerdo para cualquiera de las dos vías son diversas. Una, un gobierno de coalición con el PSOE, al que también podría sumarse Ciudadanos. Ésta es la fórmula que Rajoy propuso después del 20-D y en la que sigue empeñado. Ayer, en su comparecencia en la sede del PP tras la reunión del Comité Ejecutivo Nacional, volvió a defenderla enérgicamente. El presidente sostuvo que España «necesita ya un gobierno», después de casi un año de sequía legislativa.
En esta primera opción sería posible ver a Pedro Sánchez convertido en vicepresidente o a Albert Rivera, en ministro. Rajoy no lo descartó ayer pero en todo caso lo circunscribió a la «disponibilidad» que muestren estos partidos. En una conversación informal con periodistas durante la campaña el dirigente popular ya mostró su preferencia por un gabinete con ministros socialistas.
La siguiente alternativa sería un acuerdo político cimentado en la promesa de una lista concreta de reformas, que se ejecutarían en un tiempo tasado (cuatro años o menos), y cuya contrapartida sería apoyo parlamentario necesario para llevarlas acabo. Los partidos firmantes no entrarían en el Gobierno pero habrían comprometido sus votos en asuntos específicos. Al PP le valdría con el PSOE, pero también le sirve con la suma de Ciudadanos y de PNV.
La última posibilidad es conseguir el respaldo para ser investido, ya sea a través del voto de algunas fuerzas políticas o de su abstención. Superada la investidura, Rajoy y el PP se verían impelidos a pactar todos los proyectos que enviaran al Congreso. Sería un Gobierno muy inestable y, desde luego, la opción que menos le gusta al presidente.
Sobre este mapa en blanco comenzará a esbozarse la negociación. El PP la conducirá en función de la receptividad a sus propuestas que encuentre en el resto de partidos pero con la convicción de que Rajoy continuará en La Moncloa. Como el camino no se distingue con claridad, el presidente hizo ayer un llamamiento general a «los partidos moderados» y reclamó a sus rivales «generosidad» para evitar un nuevo bloqueo. De hecho, Rajoy no se vio ayer en absoluto condicionado por la negativa a un acuerdo manifestada por PSOE y Ciudadanos. En ningún caso, repitió, piensa hacerse a un lado. «A ver si somos serios y entre todos nos comportamos democráticamente», afirmó.
Pese a la advertencia, el PSOE volverá a rechazar apoyar a Rajoy o abstenerse para que pueda ser investido. Ésta es la postura de Pedro Sánchez, de su dirección, pero también de los líderes socialistas más críticos con él. De todas formas, la política de pactos definitiva no se aprobará hasta que no se reúna el Comité Federal el próximo 9 de julio.
Los socialistas son «la alternativa» al PP y por eso nunca le apoyarán. La postura oficial mantiene que el PSOE precisamente apuesta por «desmontar las políticas de la derecha» que se han implantado en los últimos cuatro años, por lo que no contemplan ningún tipo de pacto con el PP, ni siquiera sin Rajoy. Los principales dirigentes del PSOE le instaron ayer a que «empiece a buscar otros apoyos» entre los partidos de su espectro ideológico, en referencia a PNV y Ciudadanos.
Por su parte, Albert Rivera insistió ayer en la mesa a tres con los equipos de C’s, PSOE y PP, que ya planteó en los días previos al 26-J. Una negociación en la que, en todo caso, Rivera no contempla dar un sí a Rajoy. «No le vamos a hacer presidente con nuestros 3,2 millones de votos. El PSOE puede poner en marcha el Gobierno con una abstención. Nosotros no hacemos falta», señaló.
EL MUNDO – 28/06/16