ABC – 20/07/16
· El líder del PP pide que se le deje gobernar y está dispuesto a dar más tiempo a Rivera para llegar a un pacto.
· En las filas del PP y en el Gobierno en funciones se respiraba ayer cierto optimismo, al ver cómo se hacía visible su victoria en las urnas en la recuperada Presidencia del Congreso, con Ana Pastor al mando.
Y ello gracias a un pacto con Ciudadanos que los populares creen que muestra el camino del acuerdo de investidura, por mucho que Albert Rivera insistiera ayer en desvincular una cosa de la otra.
El pacto de la Mesa ha supuesto un punto de inflexión para Rajoy. Hasta la semana pasada, su prioridad era llegar a un acuerdo con el PSOE: cualquier solución debía pasar por los socialistas. El «no» reeditado de Pedro Sánchez y el acercamiento a Ciudadanos han hecho cambiar de plan en Moncloa. «Pasamos al plan B», dicen, y ese no es otro que situar como interlocutor «preferente» a Ciudadanos para lograr la investidura de Rajoy.
Los votos del partidos naranja no serían suficientes, pero dan por sentado que con 170 diputados (sumando a Coalición Canaria) el bloqueo del resto sería impensable. Rajoy mantendrá abierto el diálogo «con todos», principalmente con Ciudadanos y el PSOE, pero centrará sus esfuerzos con Rivera, del que espera que muestre su voluntad para negociar.
Si Ciudadanos está dispuesto a afrontar una negociación «en serio», Rajoy estaría dispuesto a darle algo más de tiempo para lograr ese giro al «sí» en su investidura. El líder del PP insistió ayer en la necesidad de que se haga cuanto antes, pero no sacrificaría el acuerdo por un problema de rapidez.
«Eso sí, tiene que haber voluntad de negociar, si no, que no nos hagan perder el tiempo», advierten fuentes de Moncloa. Como punto de partida para hablar sitúan el documento que entregó Rajoy a los grupos la semana pasada, y que está abierto a propuestas, más concesiones y correcciones.
Si Rajoy ve que existe esa voluntad, se crearía una comisión negociadora multidisciplinar. El modelo que pretende seguir Moncloa es el que llevó al pacto entre el PP y Ciudadanos en la Comunidad de Madrid, o el de Andalucía con el PSOE. Debería culminar con un documento firmado antes de la investidura, que contenga las líneas generales del discurso de ese debate, el contenido del Gobierno, los compromisos y las principales leyes que deben aprobarse.
En Moncloa asumen que sería una negociación «dura», con el mismo suspense que se ha vivido con la Mesa, porque Ciudadanos necesita que todo el mundo vea que se lo pone muy difícil a Rajoy. «Habrá que escenificar la dureza de la negociación», admiten. El líder del PP está dispuesto a retomar los contactos cuanto antes.
Rajoy compareció ayer ante la prensa en el Congreso, con tono y gesto serio. Y lo hizo para redoblar la presión sobre el PSOE y Ciudadanos, a los que ha cargado la responsabilidad de evitar unas terceras elecciones.
Esperas innecesarias
Rajoy no quiere esperas innecesarias. Su objetivo es despejar la investidura y acabar con la incertidumbre política cuanto antes, esto es, antes de las vacaciones de verano. «Desconozco qué se puede hacer en septiembre que no se pueda hacer en julio. Estamos en condiciones de resolver esto a principios de agosto pero no me corresponde a mí en exclusiva», respondió tajante a la prensa. Ciudadanos apuntó a finales de agosto como el tiempo necesario para llegar a un acuerdo.
Rajoy recordó como argumento que desde hace casi un año, el Ejecutivo no puede aprobar leyes –primero por la insuficiencia de tiempo antes de las elecciones y después por su situación «en funciones»–, y que el mes que viene el techo de gasto tiene que estar aprobado en el Congreso para que puedan elaborarse los Presupuestos del año que viene. «España necesita un nuevo Gobierno y a la mayor celeridad posible». remachó.
La esperanza de Rajoy se mantiene en poder lograr un acuerdo que permita sacar a delante su investidura en la primera semana de agosto. Pero reconoció que este calendario es solo un deseo y no una previsión, ya que si para esa fecha PSOE o Ciudadanos no cambian su postura «la investidura no será posible». Éste es el escenario más negativo que maneja Moncloa, que las posiciones de sus rivales no cambien y la incertidumbre política se mantenga de manera indefinida. «Lo peor que podría sucederle a los españoles», subrayó Rajoy.
Para evitar ese extremo, el presidente en funciones hizo un claro llamamiento a la responsabilidad de sus rivales políticos. «Estoy dispuesto a gobernar y soy consciente de mi responsabilidad pero no es total, todos los diputados tienen una responsabilidad. Retrasar sine die el Gobierno sería una tremenda irresponsabilidad», advirtió.
Reflexión, si no hay acuerdo
La primera opción del líder del PP era acuerdo de Gobierno con el PSOE, la denominada gran coalición, para dotar al nuevo Ejecutivo de la mayor estabilidad posible. Como parece que esta vía no fructifica, Rajoy intentará un acuerdo con Ciudadanos basado en compromisos y objetivos concretos. Y si esta opción también fracasa, su intención es seguir adelante conformando en solitario un Gobierno de 137 diputados pero, para ello, necesita que le permitan hacerlo. «Quiero gobernar y pido que se me deje gobernar, que no haya un bloqueo». Si PSOE y Ciudadanos no ceden, Rajoy intentará una última jugada antes de darse por vencido. «Abrir una reflexión para ver cómo superamos esta situación».
Mientras las posiciones se aclaran, el PP sigue desplegando una política de gestos para intentar despejar el camino. Sus concesiones fueron ayer muy evidentes durante la sesión constitutiva de las Cortes. Primero, la cesión de la vicepresidencia primera del Congreso al candidato de Ciudadanos, Ignacio Prendes, lo que obligó al Grupo Popular a buscar acomodo para la histórica Celia Villalobos que venía ocupando esa posición. El vicepresidente primero no es un cargo baladí puesto que sustituye al presidente del Congreso.
Pacto de PP y Convergencia
Pero algo sí debe haber movido el reparto de la Cámara porque Convergencia y ERC votaron en blanco en la votación en que Ana Pastor y el candidato socialista Patxi López se disputaron la presidencia del Congreso. De hecho, se negaron a dar su voto a este último pese a que así se lo pidió Podemos.
El líder de la formación morada intentó a última hora arrebatar el primer sillón de la Cámara al PP y su grupo se inclinó a favor de López, pero el voto en blanco de los independentistas catalanes dio vía libre a Pastor. Un movimiento que pone de manifiesto la posible existencia de un acuerdo entre PP, ERC y Convergencia a cambio de una interpretación favorable del Reglamento del Congreso para que esta última obtenga grupo parlamentario propio.
En las elecciones de vicepresidentes y secretarios, los candidatos de PP y Ciudadanos han recibido 179 votos, 10 más de los escaños que suman ambas formaciones. El voto es secreto y ninguna formación ha reconocido como suyos estos diez votos, pero fuentes populares sostienen que proceden de diputados de Convergencia, PNV y Coalición Canaria. Estos dos últimos, aliados potenciales, pero no decisivos, para un Gobierno del PP.
Sin grandes escenas
Estas fueron las únicas sorpresas de la primera sesión de la XII Legislatura, que transcurrió con alguna anécdota (ver páginas siguientes) pero sin las llamativas escenas vividas el pasado mes de enero, cuando Podemos se estrenó en el Parlamento.
ABC – 20/07/16