EL MUNDO 15/12/13
«Yo no voy a trabajar para acentuar las diferencias, sino lo que nos une tras siglos»
· Dos días después de su solemne no a Artur Mas, Mariano Rajoy volvió por sus fueros para lanzar a Cataluña un mensaje de unidad, en positivo, y alejado de cualquier frentismo político contra el desafío soberanista de la Generalitat.
Más aun, el presidente del Gobierno desaprovechó de manera deliberada un acto de partido, como fue la clausura, ayer, de la convención regional del PP de Murcia –que sirvió de homenaje al presidente saliente del Gobierno autonómico, Ramón Luis Valcárcel–, para marcar o endurecer su perfil político contra el nuevo plan Mas.
Muy al contrario, el mismo día en que otras fuerzas constitucionalistas como UPyD o Ciutadans llamaban al Gobierno a inhabilitar al presidente de la Generalitat por convocar la consulta, o a controlar a los Mossos para impedir la elaboración del censo electoral, el líder del PP renunció expresamente a conminar a Mas.
En un discurso carente de todo requerimiento, mandato o advertencia de pena o sanción por desobediencia al representante del Estado en la Generalitat, Rajoy anunció: «Hoy quiero decir que yo no voy a trabajar para acentuar las diferencias. Voy a trabajar para acentuar lo que nos une después de tantos siglos juntos, lo que tenemos por delante, las oportunidades que nos brinda el futuro. Ahí es donde va a estar el presidente del Gobierno».
Por no decir, ni siquiera se refirió a la consulta ilegal, ni reformuló su contundente pronunciamiento institucional del pasado jueves en La Moncloa: «Todos conocéis perfectamente los últimos acontecimientos que se han producido en España esta misma semana. Y todos conocéis también mi posición, la del presidente del Gobierno, sobre esos acontecimientos. No voy a reiterarla ahora», justificó, para insistir por dos veces en ello: «No voy a estar repitiendo siempre las mismas cosas».
Eso sí, a Rajoy no se le cayó de la boca la palabra España, ni dejó de puntualizar que «lo que sea España, es una decisión que no corresponde ni al presidente del Gobierno ni a ningún partido, ni a ningún Parlamento; corresponde a todos los españoles que son los que tienen la soberanía nacional». «A todos», insistió.
Además, y sobre todo, se explayó sobre las ventajas históricas, políticas, económicas y sentimentales de la unión entre los catalanes y el resto de españoles. «España es la nación más antigua de Europa, es la primera nación de Europa en conseguir su unidad», arrancó. «Os diré más», continuó: «España es una historia de éxito y queremos seguir siendo protagonistas de esa historia. A veces no somos conscientes de lo que hemos hecho, pero en los últimos 50 años, sólo cuatro países –y dos son Estado-ciudades– en el mundo, crecieron más que nuestro país».
«España es un país maravilloso», redundó, «para nosotros, sin duda, el mejor. Pero, objetivamente, es de los mejores del mundo. España tiene una Constitución que garantiza los derechos y las libertades de la gente. Y con el amparo de esa Constitución, hemos progresado como nunca». Siempre en positivo, el jefe del Ejecutivo concluyó: «Amigas y amigos. Siempre ganamos cuando somos grandes, cuando estamos juntos, cuando tenemos los mismos objetivos y, eso, es lo que queremos seguir haciendo los españoles».
Ni una crítica, ni un reproche, ni siquiera una llamada a la responsabilidad de los gobernantes catalanes en medio de un público de populares ávidos de patriotismo y de banderas. Rajoy volvió así a su ser. Al ser de la economía, de la salida de la crisis, de la ya «mínima» recuperación – «Hoy estamos mucho mejor que el año pasado por estas fechas, y mucho peor que el año que viene por estas mismas fechas; si no, al tiempo»–, de la creación de empleo…
Eso es lo que volvió a ofrecer Rajoy a los catalanes y al resto de españoles, al tiempo que revalidaba ante los suyos las más «claras señas de identidad» de su partido: «Nuestro amor a España, la libertad, la igualdad, y los derechos de las personas». «Sentimos a España, queremos a España. Estamos orgullosos de nuestro pasado, con sus errores y sus problemas; pero sobre todo, estamos orgullosos de lo que va a ser nuestro futuro», prometió.
Rubalcaba, contra los que «fracturan, dividen, tensan y enfrentan». «No estaremos jamás con el derecho de autodeterminación»
«No estamos ni estaremos jamás con el derecho de autodeterminación». El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, se mostró ayer contundente respecto a la consulta soberanista de los nacionalistas catalanes.
«Si nos vienen con el derecho de autodeterminación, les contestaremos no, no y no. No estamos ni estaremos jamás con el derecho de autodeterminación», dijo.
Y añadió: «Hay que decirles a estos nuevos separatistas, o no tan nuevos, que su proyecto fractura, divide, tensa y enfrenta. Les tenemos que decir al presidente Mas y a los que firmaron esta propuesta de derecho a la autodeterminación, que es lo que es, que es una triple fractura: es una fractura dentro del pueblo catalán, es una fractura de Cataluña con el resto de España, y es una fractura de Cataluña con Europa».
En un acto de los socialistas aragoneses, celebrado en la localidad zaragozana de Ejea de los Caballeros, Pérez Rubalcaba recordó que el PSOE quiere una reforma constitucional para replantear el modelo de Estado y, sobre todo, para remodelar las autonomías, en la que se llegue a un equilibrio entre los recentralizadores y los separatistas.
«Tenemos un método, el diálogo, para avanzar en un estado federal y social. Tenemos un planteamiento claro y un proyecto político claro para España», indicó el líder socialista, e insistió en que el camino para su proyecto pasa por «la reforma de la Constitución».
«Queremos actualizar la Constitución para que funcione mejor el estado autonómico y para que haya nuevas reglas de convivencia que nos permitan superar las dificultades. La Sanidad tiene que ser un derecho fundamental», aseguró, al tiempo que reclamaba más protección para la igualdad entre hombres y mujeres.
La revisión de la Constitución no es incompatible, a ojos de Rubalcaba, con una defensa de la misma. Y por ello el líder socialista defendió que «podemos mirar hacia atrás y sentirnos orgullosos de lo que hemos hecho en los últimos 35 años».
En ese contexto, se mostró convencido de que, si entonces fue posible el acuerdo, ahora debe serlo también, al tiempo que resaltó que la Constitución «ha durado» porque es «de todos», fruto del consenso.
EL MUNDO 15/12/13