EL MUNDO 18/12/13
· El PP catalán bloquea el presupuesto pero Montoro da a la Generalitat 5 años más para devolver 2.475 millones y cede el impuesto de Patrimonio
Rajoy ya ha dicho su última palabra. La consulta soberanista no se celebrará. Y por si cabía alguna duda, el mensaje que lanzó ayer Moncloa, después de que Mas anunciara que pedirá un encuentro con él para negociar una fórmula que ampare su referéndum, fue demoledor: «¿Una reunión? ¿Para qué?». El presidente ha sido claro y no siente pánico escénico. Ni siquiera ante la hipótesis de que el órdago lleve a las urnas y a una declaración unilateral de independencia. «A ver a quién le da más vértigo», retó mientras en Barcelona el PP bloqueaba el presupuesto. Pero Montoro le ofrecía la baza de devolver en cinco años los 2.475 millones que debe.
Mariano Rajoy no le encuentra sentido a una cita ahora con el presidente de la Generalitat. Casi se lo plantea como una pérdida de tiempo porque insiste en que su posición respecto a la hoja de ruta que ha trazado el independentismo catalán está ya meridianamente clara. «No hay nada que negociar ni que dialogar», apuntó el pasado jueves y ayer incidió en este mensaje en conversación informal con los periodistas durante la tradicional copa de Navidad de la Moncloa.
«¿Una reunión? ¿Para qué?; sinceramente no sé de qué vamos a hablar», ironizó el presidente del Gobierno. «Todo lo que tenía que decir sobre esto ya está dicho», recalcó tajante. Y eso se resume en una sola idea: ni el Gobierno y ni tan siquiera el Parlamento pueden autorizar un referéndum como el que pretende Artur Mas. La soberanía nacional residenciada en el conjunto del pueblo español no puede ser usurpada por nadie y en ese nadie se incluye también el Congreso de los Diputados.
Establecidos estos planteamientos básicos poco cabe discutir más y es por eso que el presidente del Gobierno no encuentra sentido a la celebración de una reunión con el presidente de la Generalitat.
No se trata de rechazar sin más el encuentro; de hecho, Rajoy no descarta recibir a Mas en La Moncloa si es para abordar asuntos que tengan salida. El presidente del Gobierno está dispuesto a analizar la situación económica, las políticas más adecuadas para que Cataluña supere la crisis económica, cómo remontar los problemas de financiación a los que se enfrenta y, en definitiva, cómo lograr abrirle de nuevo los mercados.
Eso sí, en caso de que un encuentro, con estos temas sobre la mesa, se produzca, debería ser en abierto, no secreto como dijo pretender el presidente de la Generalitat en la entrevista que concedió el lunes por la noche a TV3.
En Moncloa no guardan buen recuerdo de la última ocasión, a finales de agosto, cuando Madrid y Barcelona pactaron un encuentro discreto entre ambos pero el silencio por parte de la Generalitat apenas duró un par de días. En Presidencia no entienden además que Mas anuncie sus intenciones ante las cámaras sin antes habérselas comunicado a Rajoy.
En cualquier caso, la posición del jefe del Ejecutivo es ya nítida. Al menos así lo recalcan en su entorno haciendo hincapié en que no caben interpretaciones ambiguas. La respuesta al referéndum es «no y sin matices». Más aún, asegura no sentir ningún temor ante la posibilidad de que el bloque independentista decida declararse en rebeldía e intentar abrir las urnas contra viento y marea, es decir, contra la propia Carta Magna y contra el Tribunal Constitucional. E incluso llegar a declarar la independencia unilateralmente. «A ver a quién le da más vértigo», afirmó ayer con un punto de desafío en la voz.
No quiso ir más allá el presidente. Con él no vale plantear hipótesis ni sugerir medidas drásticas.
«Primero pensar y luego decidir y actuar». Ésa es la máxima que esgrime. «De mí que nadie espere ocurrencias», advirtió antes de añadir que, en su opinión, el debate no se desbocará. «Las cosas van a terminar bien», afirmó convencido aunque no pareció dispuesto a dejar al presidente de la Generalitat más margen del estrictamente imprescindible. Ni siquiera acepta, por el momento, hablar de la posibilidad de abordar un sistema de financiación que incluya particularidades para Cataluña. Esa negociación se hará conjuntamente con todas las comunidades autónomas.