LIBERTAD DIGITAL 27/03/17
EDITORIAL
· ¿Pero qué pretende el presidente del Gobierno? ¿Que se le tome por un insensato? ¿Por un cobarde? ¿Por un cómplice de los peores enemigos de la Nación?
El presidente del Gobierno, Maria Rajoy, ha acudido este fin de semana a Cataluña a ungir como líder del PPC a Xavier García Albiol, que el pasado día 19 prefirió ir a ver un partido de baloncesto antes que a la manifestación contra el golpe de Estado que se está perpetrando desde las instituciones de Cataluña. «Todo esto», denunció Rajoy, en alusión al golpe en curso, «está liquidando el Estado de Derecho». El jefe del Ejecutivo afirmó que los separatistas violan la ley «de forma sistemática» y clamó: «Queremos que se cumpla la ley. Es terrible que en el siglo en que estamos tengamos que decir que la ley ha de cumplirse y que sin ley no hay democracia». «No pueden negarse a cumplir las sentencias, es antidemocrático (…) saben que no es de recibo».
Lo que no es de recibo es que el jefe del Poder Ejecutivo, a estas alturas, hable así. «Todo esto» está pasando porque él no cumple con su función primordial de hacer cumplir la ley. Los separatistas están «liquidando el Estado de Derecho» por la ominosa inacción del Gobierno presidido por quien así se escandaliza, que ahora parece por fin tomarse en serio lo que tanto tiempo ha estado tomándose a chacota. «Queremos que se cumpla la ley», dice sin sonrojarse quien tiene que imponer su cumplimiento, no limitarse a quererlo. «Es terrible que en el siglo en que estamos tengamos que decir que la ley ha de cumplirse»; pero más terrible y escandaloso es tener que recordar al jefe del Ejecutivo que su función no es decir sino ejecutar. «No pueden negarse a cumplir las sentencias»; pero sí pueden, porque se sienten impunes. «Saben que no es de recibo»; lo que saben es que nadie les pasará recibo alguno; lo que saben, de hecho, es que su golpe de Estado lo seguirá pagando el Estado. Ahí tiene Rajoy motivos sobrados no para la alarma sino para la vergüenza.
¿Qué se propone hacer el presidente del Gobierno para poner fin a este escándalo? Dialogar. Dialogar con los golpistas. Él da un «sí rotundo al diálogo»; pero, advierte, no para la convocatoria de un referéndum sobre la independencia de Cataluña.
Esto es de no creer, directamente. ¿El presidente del Gobierno de España alerta de que se está «liquidando el Estado de Derecho», de que los liquidadores se saltan la ley «de forma sistemática» y de que su proceso liberticida es «antidemocrático», y lo que hace es dar un «sí rotundo al diálogo»? ¿Pero qué pretende el señor Rajoy? ¿Que se le tome por un insensato? ¿Por un cobarde? ¿Por un cómplice de los peores enemigos de la Nación? No hay respuesta buena, ni augurio que no sea pésimo.