LIBERTAD DIGITAL 19/12/16
El nacionalismo agudiza el desafío contra el Estado. No hay diálogo posible con el Gobierno. La Generalidad ha fijado el rumbo de colisión y en la última quincena del próximo septiembre se llevará a cabo un referéndum de independencia en Cataluña. El presidente de la Generalidad, Carles Puigdemont, define la nueva cita ilegal con las urnas como un hecho «indefectible». Lo hizo durante la presentación del logo del nuevo partido convergente, el PDEcat, un acto en el que no estuvieron presentes ni el presidente de la formación, Artur Mas, ni Mercé Conesa, presidenta del «consell nacional».
Conesa, alcaldesa de Sant Cugat y presidenta de la Diputación de Barcelona, había declarado al diario independentista «Nació Digital» que «el referéndum es posible que no se pueda hacer, debemos ser realistas». Estas palabras levantaron una enorme polvareda este sábado, en las horas previas a la presentación del logo. Oriol Junqueras aprovechó la situación para mostrar músculo separatista, reafirmarse en el referéndum y anunciar que ERC destinará un millón de euros de sus fondos para la campaña a favor de la ruptura con el resto de España.
En principio, el proceso volvió a su cauce con el adjetivo «indefectible», un nuevo término para el diccionario separatista del proceso, el derecho a decidir, el referéndum unilateral vinculante (Rui), etcétera, etcétera. Sin embargo, hay ciertas resistencias ante lo ineluctable. La primera de ellas es la de Artur Mas, convencido de la esterilidad de repetir un 9-N como el de 2014. El expresidente de la Generalidad defiende otra ruta: elecciones «constituyentes» (las pasadas autonómicas fueron «plebiscitarias») y un referéndum posterior para aprobar la Constitución catalana y de paso oficializar la independencia.
Relación con la CUP
La pugna entre «realistas» e «indefectibles» en el PDEcat se extiende también a la relación con la CUP. Cada vez son más quienes censuran la cesión a los chantajes de los antisistema, la dependencia de diez diputados sometidos además a los criterios asamblearios de los diversos grupúsculos que forman la CUP. De este grupo depende el futuro de la legislatura. Deben decidir si tumban o dan vía libre a los presupuestos. La asamblea sobre el particular tendrá lugar el 28 de enero, antes del debate parlamentario definitivo sobre su aprobación.
Queda más de un mes, por tanto, para que la CUP arranque más concesiones a la Generalidad, imponga más peajes políticos y se resuelva el futuro de Jordi Jané, consejero de Interior al que la CUP quiere fulminar por las detenciones de los «activistas» que quemaron retratos del Rey. Si finalmente la CUP no aprueba las cuentas, Puigdemont dijo en su día que convocaría elecciones. Ahora, parece convencido de que obtendrá el apoyo de los más radicales porque está en juego la celebración del referéndum. Pero cada vez encuentra más resistencias internas al choque de trenes.