ABC 30/06/13
· La coalición batasuna, acosada en sus propios pueblos con pintadas a favor de ETA y contra su «servilismo a España»
Desde que hace ahora dos años Bildu aterrizara en las instituciones impulsada por los cantos de sirena que anunciaban el inminente final del terror de ETA, la coalición radical se sostiene en el poder enredada en una triple telaraña, más evidente en Guipúzcoa, donde acumula la mayoría de ayuntamientos y el todopoderoso gobierno foral. Sus responsables institucionales han venido practicando un difícil equilibrio entre el respeto inapelable a la legalidad (como ejemplo, han colocado la bandera de España que el PNV despreció durante décadas), el desgaste implacable de la gestión diaria con una factura de 21.870 votos menos en las elecciones autonómicas de octubre, y su atadura al mundo de ETA, sobre todo a los familiares de los presos, que arrojan dudas por insuficiente a la política de equidistancia de Bildu.
A fin de cuentas siguen viendo cómo los suyos permanecen en prisión mientras los demás pisan moqueta. Una circunstancia con la que los más irredentos de la «lucha» no terminan de comulgar, como se aprecia en unas pintadas aparecidas a finales de mayo en Rentería.«Bildu, siervos de España», se puede leer todavía en cuatro grandes grafitis esparcidos por la fachada de la iglesia principal, frente al Ayuntamiento, y en las inmediaciones, y que fuentes de la lucha antiterrorista encuadran en la presión que ejerce un sector minoritario, pero elocuente, que sigue apostando por la vía «no política» de ETA.
Derrotados en referendos
Pero el trono foral que hoy ocupa Martin Garitano está, ciertamente, asegurado después de que el PNV renunciara a una entente «anti Bildu» de la oposición, que ya solo el PP reivindica. Los de Urkullu optan así por una táctica a medio plazo: dejar que Bildu se cueza en su propio jugo de las basuras, una cuestión nada baladí, ya que su política de gestión de residuos –el polémico «puerta a puerta»- está originando la mayor contestación ciudadana en sus propios feudos guipuzcoanos. Este fin de semana se han convocado referendos populares en otros cuatro pueblos de la provincia, tras los rechazos cosechados de Legazpi y Cizúrquil a la «imposición» de la coalición radical. Su actitud plagada de «tics autoritarios», según el PNV, provocó la primera moción de censura en la historia de Guipúzcoa, contra el ya exdiputado foral de Medio Ambiente de Bildu, que empieza a replantearse ahora su estrategia en las basuras.
A esta rebelión ciudadana se suman los casi 50.000 desempleados de la provincia que ven con creciente desamparo cómo el gobierno foral ni siquiera ha redactado aún los decretos anticrisis por valor de 7,5 millones, que negociaron con los socialistas. «La pasividad de Bildu es inadmisible. Se dedican a hacer huelga tras la pancarta sin ni siquiera activar los recursos de los que disponen», denuncia la portavoz del PSE, Rafaela Romero. La patronal guipuzcoana acaba de arremeter contra la «estrategia suicida» económica de Bildu, que convierte el suyo en «un territorio hostil para las empresas», con las principales obras paralizadas.
Tampoco la promesa de «construcción nacional» y de un nuevo «tiempo histórico» asoma demasiado en la provincia de Guipúzcoa, más allá de gestos menores como el cambio del letrero en la frontera con Francia, donde ahora pone «Lapurdi», en alusión a las provincias de la ensoñada «Euskal Herria». La bandera de España ondea en lo alto del ayuntamiento y palacio foral de San Sebastián desde que Bildu gobierna, obligados por los tribunales. «Cumplen a rajatabla, mucho mejor que el PNV, son unos perfectos colaboradores», ironizan desde la oposición sobre su acatamiento de la legalidad, aunque se haya judicializado el pago de la extra de Navidad a los funcionarios y Mart í n Garit ano f i nancie i kastol as de Francia y Navarra.
ABC 30/06/13