…Y hacer un gesto serio en el sentido de abandonar las armas, como podría ser la entrega de sus arsenales de explosivos. Entretanto, lo que cabe es observar con algún atisbo de esperanza. Sea como fuere, la saga de sangre parece aproximarse a su fin.
El anuncio de que ETA renuncia al uso de la violencia debería celebrarse con énfasis. Pero se trata de ETA, una organización que ya ha declarado diez treguas anteriores y en muchos casos lo hizo para juntar fuerzas luego de sufrir fuertes golpes de la Guardia Civil española. Frente al generalizado escepticismo de los españoles, algunos datos permitirían mantener la esperanza de que esta vez el anuncio va en serio. Que así sea.
Una banda terrorista que opera hace cincuenta años anunció, a su manera, una suerte de alto el fuego. Sería una noticia para celebrar, pero se trata de ETA. Y su credibilidad en esta materia no permite -como ya lo han advertido periodistas y políticos españoles- echar las campanas al vuelo. La organización clandestina vasca, en primer lugar, utilizó una fórmula bien ambigua para dar cuenta de sus intenciones, afirmando que no llevará a cabo “acciones armadas ofensivas”, sin aclarar si se trata de un abandono permanente de las armas o meramente de una tregua a corto plazo.
En su ya larga trayectoria, esta es la onceava tregua anunciada por ETA, cuya cuenta de asesinatos ya roza las nueve centenas. En varias ocasiones los terroristas utilizaron pausas en la acción bélica para pertrecharse y reunir fuerzas luego de malos momentos en el campo militar. Esto último -el asedio de la Guardia Civil- es lo que se ha visto en los últimos meses, mientras la Policía francesa le ha asestado golpes de singular importancia a la organización militar refugiada en su territorio.
Con el rostro cubierto por un pañuelo amarillo, la tradicional boina vasca y túnica talar negra, el comunicado fue leído en vascuence por una mujer, acompañada por otros dos etarras vestidos del mismo modo. Se distribuyó en video y desde entonces es objeto de análisis por el gobierno y la oposición, que lo recibieron con escepticismo.
El comunicado, inespecífico en cuanto a la duración de la tregua, sin embargo insiste en las posibilidades del diálogo y del establecimiento de “límites democráticos” por parte de las autoridades españolas, lo que sí podría verse como un cambio en el lenguaje usual de la banda armada.
Las intenciones de ETA son puestas en duda por doquier en España. Una mirada por la prensa muestra en un prestigioso medio una valoración más que terminante: “Ni alto el fuego, ni gaitas. A estas alturas lo único que se espera ya de ETA es un arriba las manos y un abajo las armas”. En su columna de humor, el ABC proclama que en ETA “quedan cuatro monos y de los cuatro dos son infiltrados de la Guardia Civil… ¿a quién quieren engañar?”.
“Si pretenden dejarlo por dosis, poquito a poco -afirma otro medio-, ya deberían saber que nadie tiene interés por otra dosis que no sea la última. Y si tratan de abrir camino electoral a sus cómplices batasunos, no es creíble que sean tan ingenuos de creer que va a bastar con un gesto así”. Batasuna -se aclara- es la vertiente política de ETA. Fue declarada fuera de la ley por sus conexiones con la banda armada y ahora se esfuerza por ser legalizada para participar de las elecciones locales.
Otras visiones, sin embargo, son posibles. Es cierto que ETA ha recibido golpes muy fuertes en su organización militar. Que varias veces ha sido descabezada, al caer en manos de la Guardia Civil española o francesa sus más empinados líderes militares.
Si en la imposibilidad de conducir nuevas acciones armadas la ETA busca un final más digno que la lisa y llana desaparición, es lógico pensar en una declaración como la que difundieron en la antevíspera.
Es lógico también que el texto sea ambiguo: también en el entorno de ETA debe haber moderados y radicales, y un paso hacia el abandono de las armas debe de ser un tema interno más que contencioso.
De acuerdo con que ETA puede seguir gozando de la capacidad de hacer daño, porque no es tarea demasiado engorrosa la de matar sin motivos a gente desprevenida. Pero los hechos muestran que ya es casi imposible para sus militantes realizar un atentado y escapar luego a la acción de la Guardia Civil. Ante esa realidad, es posible que en el comunicado que se comenta haya algo más que una nueva bravata o la búsqueda de una nueva tregua para reunir fuerzas. Y hasta sería esperable que así fuera.
Lo que ocurre es que la organización terrorista es víctima de su propia historia: a esta altura, fuera de sus fanáticos militantes, casi nadie cree en ella. Y tiene en contra a toda la población española y hasta la mayoría de los vascos, hoy con un lehendakari socialista, Patxi López. Este cargo, equivalente a presidente de la autonomía vasca, fue por mucho tiempo patrimonio de los nacionalistas moderados.
No obstante, en las últimas elecciones, estos fueron desplazados con los votos de los dos partidos mayoritarios en España, el socialismo y el Partido Popular.
Otro aspecto es el aporte de declaraciones de políticos vascos de algún modo afines a las metas etarras, según lo expuso con acierto la nota que ayer Ultimas Noticias le dedicó al tema. Al parecer, desde esa perspectiva se está imaginando una salida al estilo de la que se logró para el terrorismo irlandés, basado en el abandono de la violencia. En ese caso tuvo un decisivo rol el senador norteamericano George Mitchell, con cuya intervención se logró un acuerdo de no violencia al que adhirieron todos los partidos. Y condujo finalmente a los acuerdos del Viernes Santo de 1998.
No es fácil imaginar un resultado similar en España. En primer lugar, la ETA debe ser más clara al expresar sus puntos de vista.
Y hacer un gesto serio en el sentido de abandonar las armas, como podría ser la entrega de sus arsenales de explosivos. Entretanto, lo que cabe es observar con algún atisbo de esperanza. Sea como fuere, la saga de sangre parece aproximarse a su fin.
Últimas Noticias (Uruguay), 7/11/2010