Luis Ventoso-El Debate
  • Muy optimista es Zapatero si cree que algún día no se conocerán los detalles de sus opacos tratos con la narcodictadura venezolana y con la autocracia China

Sabido es que el régimen de Venezuela es una narcodictadura, donde la cúpula militar y política se dedica al tráfico de drogas a gran escala y se lucra con él. Pero aún así no deja de sorprender leer los detalles de esas prácticas tal y como los cuenta David Alandete, un excelente periodista español radicado en Washington, en una crónica en ABC. En su información relata que la Fiscalía de Estados Unidos considera que el propio Maduro es el líder del cártel de los Soles, que inunda de cocaína el mercado estadounidense. Los Soles no son precisamente una organización de cuello blanco. Para mantener su maquinaria criminal engrasada, además del narcotráfico y el blanqueo de capitales practican los secuestros y la tortura de rehenes y la violencia más salvaje.

Curiosamente, en España no es motivo del menor escándalo que un expresidente de nuestro país, José Luis Rodríguez Zapatero, de 65 años, que gobernó entre 2004 y 2011, sea un estrecho allegado de un dictador que es además un brutal narcoterrorista. Con un papel de supuesto «mediador» nunca bien aclarado, Zapatero se dedica a intentar blanquear la atroz dictadura venezolana, como se vio de manera lacerante con su silencio y desaparición de un mes tras el último pucherazo de Maduro. Además, se ha convertido en una suerte de embajador y lobista que trabaja para situar a España en la órbita de la autocracia china.

Como vivimos en un país psicodélico, Zapatero logra combinar su rol en favor de esas dos dictadura con bolos mediáticos constantes, donde imparte santurronas lecciones de democracia y derechos humanos. Además, se ha convertido en una especie de cheerleader del PSOE, que se encarga de animar a la parroquia cuando la cosa se pone chunga, como ahora con los casos de corrupción galopante. Por último, tan siniestro personaje se ha convertido además en una suerte de gurú personal del demacrado presidente del Gobierno y en su nuevo correo ante Puigdemont, una vez hospedado en la trena el anterior diplomático ante Waterloo.

En el extraño caso Zapatero caben dos posibilidades. La primera es que sea tan radical ideológicamente y tan inmoral que le chiflen la narcodictadura de Maduro y el régimen de control social absoluto de Xi. Así que se dedica a apoyarlos por puro amor al arte. La segunda posibilidad es que reciba un beneficio económico por sus servicios. Pero se da la llamativa circunstancia que sus bienes declarados no crecen en proporción al dineral que evidentemente puedes ganar si te rebajas a hacer de propagandista en Occidente de los regímenes de Venezuela y China.

En resumen, caben tres hipótesis: 1.- Zapatero no cobra nada como lobista de Venezuela y China. Es pura filantropía en apoyo de dos admirables proyectos de socialismo real. 2.- Zapatero cobra, pero muy poco, cantidades casi simbólicas, que dona al instante a diversas onegés de causas queridas por la izquierda. 3.- Zapatero se está forrando, pero la pasta está agachada en algún destino opaco, donde no llega la mirada escrutadora de la justicia y la hacienda española.

No voy a decir con cuál de las tres hipótesis me quedo. Baste señalar que es la misma que tiene usted ahora mismo en su cabeza. Lo que sí me atrevo es a darle un humilde consejo al contador de nubes de los ojos glaucos y la voz campanuda: abrígate, José Luis, porque en esta vida, tarde o temprano, todo se sabe.

No le auguro una vejez muy digna.