Patxi López no es el único que ha reconstruido su posición de antaño a partir de sus necesidades del presente. En 1993, Joseba Egibar declaró que él poseía transcripciones de las actas según las cuales ETA había intervenido en el nombramiento del director de Egunkaria y explicó «la participación directa y estrecha que ha tenido el MLNV, KAS y directamente también ETA».
El lehendakari abría ayer la portada de El Correo con unas declaraciones sobre la sentencia de la Audiencia Nacional que absolvía a los acusados de Egunkaria de relación con ETA. Quien fue director del diario clausurado en 2003 comentó ayer que le habría gustado oírle esas declaraciones dos meses antes del juicio. El diario nacionalista ‘Deia’ reproducía ayer declaraciones de Patxi López hace siete años: «Parece que el juez tiene datos que indican que el diario participa del entramado de ETA».
Patxi López no es el único que ha reconstruido su posición de antaño a partir de sus necesidades del presente. El hoy diputado del PNV José Ramón Beloki fue encargado en 1990 por el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco para hacer un informe sobre la viabilidad y coste de un diario íntegramente en euskera. En aquel mismo año, algunos representantes culturales de eso que viene a conocerse confusamente como Izquierda Abertzale preparaban el lanzamiento de un periódico de esas mismas características. Este blogmaster fue testigo de una conversación entre Beloki y el entonces vicelehendakari, Ramón Jáuregui, en la que el primero decía al segundo: «No podemos permitir que el único diario en euskera esté en manos de esa gente». El vicelehendakari estuvo de acuerdo. Yo también.
Los hijos de las tinieblas son más avispados que los hijos de la luz, esto ya era así en los tiempos del Nuevo Testamento. El organismo para la alfabetización de adultos en euskera que montó la Izquierda Abertzale (AEK) se impuso al diseñado por el Gobierno vasco (HABE).
Análogamente, el proyecto de periódico que se convertiría en ‘Egunkaria’ se adelantó al que ni siquiera llegó a tener un nombre, proyectado por el Gobierno vasco y el 6 de diciembre de 1990, día de la Constitución, salió a la calle el primer número del diario, aunque no creo que fuera por eso.
Juan Mª Atutxa, consejero de Interior, compareció a petición propia en el Parlamento vasco el 3 de febrero de 1992 para explicar la detención de un comando de ETA dedicado al cobro del ‘impuesto revolucionario’. El consejero declaró que en la operación habían quedado «demostradas las significativas coincidencias existentes entre esa red y entidades tan importantes para el mundo de HB como su propia mesa nacional, el diario Egin, Egunkaria y el sindicato LAB».
El 22 de julio de 1993, el portavoz del PNV, Joseba Egibar, fue a declarar al TSJ por una querella del director de Egunkaria, Pello Zubiria, después de que el primero afirmara que ETA había intervenido en su nombramiento. Aquel día, Egibar se ratificó y explicó la desconfianza de su partido hacia el periódico por «la participación directa y estrecha que ha tenido el Movimiento de Liberación Nacional Vasco, KAS, la permanente de KAS y directamente también ETA» y que él tenía transcripciones de las actas según las cuales ETA había intervenido en el nombramiento del director y que si se le requería, estaba dispuesto a aportar dichas transcripciones.
El PNV no simpatizaba con Egunkaria entonces y el Gobierno vasco no subvencionaba el periódico. ¿Cuándo cambió la cosa? En aquel tiempo se estaba gestando la fusión del PSE y EE y el PNV se malició que Mario Onaindia y Ramón Jáuregui estaban tendiendo cabos al mundo del euskera y, más concretamente a ‘Egunkaria’. El año siguiente, el Ejecutivo Ardanza comenzó a subvencionar el diario y no paró hasta su cierre.
Entre quienes vivimos aquel proceso no cabían muchas dudas sobre las relaciones de Egunkaria con el mundo abertzale, pero las convicciones personales carecen de sentido después de una sentencia judicial, por más que en el escrito se hayan deslizado algunas convicciones personales del juez tan extemporáneas como ésta:
La estrecha y errónea visión según la cual todo lo que tenga que ver con el euskera y la cultura en esa lengua tiene que estar fomentado y/o controlado por E.T.A. conduce, en el proceso penal, a una errónea valoración de datos y hechos y a la inconsistencia de la imputación.
Nadie en Euskadi ha tenido una visión tan estrecha y errónea como la que el juez Gómez Bermúdez supone a una parte de los ciudadanos vascos.
Santiago González en su blog, 15/4/2010