EL CORREO 14/11/14
ALBERTO AYALA
· Tendremos una democracia menor mientras los partidos en el poder puedan manejar a su antojo entes como EiTB
La corrupción ha puesto contra las cuerdas el sistema político surgido de la Transición. En la diana de la indignación ciudadana los grandes partidos, con decenas de imputados, procesados y condenados por todo tipo de escándalos, protegidos hasta el último instante, e incluso después, por los aparatos de esas formaciones.
Se impone una regeneración inmediata y profunda. Ello exige que quienes han delinquido sean condenados y paguen en la cárcel, sin indultos ni tratos de favor como los que se siguen concediendo. Y la aprobación con urgencia de reformas de calado.
La vida pública debe volver a recuperar la transparencia. Para ello, el Poder Judicial y los organismos de control que ya existen tienen que recobrar la libertad perdida cuando los partidos los tomaron al asalto, donde siguen. Sólo así la división de poderes será una verdad real y no únicamente teórica.
Puede parecer menor en comparación con todo lo anterior, pero no lo es. Esos cambios deben alcanzar también al funcionamiento de los medios de comunicación de titularidad pública. A las radiotelevisiones dependientes tanto del poder central como de las autonomías, incluida EiTB. Estos entes no pueden seguir por más tiempo siendo cortijos más o menos cerrados al servicio del partido de turno en el Gobierno. Ello también hace decrecer la calidad de nuestra democracia.
El PSE, que hace año y medio se apresuró a ayudar con sus votos al PNV a aupar a la dirección general de EiTB a la nacionalista Maite Iturbe a cambio de algunas concesiones, exigió ayer en el Parlamento vasco su dimisión inmediata. ¿Razones? Haber vuelto a poner al ente al servicio casi exclusivo del ideario nacionalista y auspiciar que la radio y la televisión públicas tengan «una postura y un lenguaje ambiguos respecto del terrorismo y en la defensa de los valores democráticos».
La otra mayoría
La iniciativa fracasó. Porque el PNV, como era previsible, votó en contra. Y por la determinante abstención de EH Bildu. No es la primera vez que se pone de manifiesto que Urkullu gobierna Euskadi con relativa tranquilidad gracias a los votos del PSE, pero que en materia televisiva los ejes son diferentes. Nacionalistas vascos por un lado y constitucionalistas por otro. Pura lógica a la luz de la realidad diaria de EiTB
El problema no es nuevo. El ente emite en la onda abertzale desde que nació, con el paréntesis del ciclo de gobierno de Patxi López. Como la TV3 lo hace en la de CiU, la andaluza en la del PSOE, la gallega en la del PP y TVE en la del partido que en ese momento sienta sus reales en La Moncloa.
Una realidad que nadie apuesta de verdad por cambiar. Un pequeño rifirrafe parlamentario, como el de ayer, y a otra cosa. Nuestros políticos están dispuestos a congelarse el sueldo, a que les controlen un poquito sus viajes, pero no a renunciar a poder descolgar el teléfono amigo de la ‘tele’ o la radio de turno cuando mandan.
Si ‘teles’ como la vasca pierden audiencia es, en parte, porque carecen de espacios libres y críticos que sí oferta la privada. Y eso es responsabilidad de la política. Muchos profesionales de esos entes estarían encantados de hacerlos, si pudieran. No les dejan.