SALVADOR SOSTRES, EL MUNDO 03/03/13
· Tanto PSC como CiU son conscientes de estar en caída libre y de un lado intentan frenar la sangría tratando de evitar más fugas y del otro buscan redefinirse para volver a resultar atractivos como proyecto y como partido.
A pesar de que Artur Mas acuse al Gobierno de no tener voluntad de diálogo por haber impugnado al Constitucional la declaración soberanista del Parlament, es el primero que sabe que ha fracasado, que no va a poder convocar su consulta y por ello tiene prácticamente decidido no volver a presentarse. El tiempo que le quede quiere dedicarlo a consolidar su política de recortes para irse con la conciencia tranquila de saber que, ya que no ha podido salvar a Cataluña, como mínimo va a dejarla lo más preparada posible para salir de la crisis cuando sean propicias las circunstancias.
A través de JordiVilajoana, secretario general de la Presidencia, y pese a las declaraciones más o menos incendiarias, Mas intenta recuperar el diálogo con el Gobierno para llegar a algún tipo de acuerdo de financiación que, sin ser el deseado pacto fiscal, sea algo medianamente vendible como un logro. En Convergència, el sector pactista y moderado está principalmente representado por el consejero de Justicia, GermàGordó. El sector más radical está encabezado por QuicoHoms, el consejero de la Presidencia y quien hasta ahora ha sido el principal y casi único asesor de Mas en todos y cada uno de sus errores y fracasos, lo que todo el mundo menos él sabe que acabaría pesando de un modo definitivo en su contra si decidiera presentarse. LluísRecoder, que renunció a ser consejero para marcar distancias con este Gobierno y preparar su candidatura a liderar CDC y ser su próximo candidato, dispone de pocos apoyos en el partido y nadie le ve como sucesor.
El PSC está bajo mínimos y trata de reinventarse a través de su enésima propuesta federal. La novedad es que esta vez hablan de reformar la Constitución y, sobre todo, de la abdicación del Rey Juan Carlos. La principal esperanza del PSC es que Felipe VI abra una nueva era que ilusione a todos y que bajo su reinado se pueda llegar a un nuevo gran pacto que implique y satisfaga a los «distintos pueblos de España». Entre lo que se destaca del todavía Príncipe es que manda a sus hijas estudiar catalán.
A pesar de los equilibrios que intentó hacer CarmeChacón ausentándose del Hemiciclo durante la votación sobre el derecho de decidir que enfrentó al PSC y al PSOE, los socialistas catalanes han dejado de confiar en ella por su indisciplina y también porque, en su afán de disimular que es catalana, el PSC ha dejado de reconocerla como a una defensora eficaz de sus intereses; desde hace ya un tiempo parece inclinarse por EduardoMadina como sucesor de Rubalcaba. Algunos diputados del PSC en el Congreso ven a Madina como la gran esperanza de renovación que el socialismo necesita.
PereNavarro cree que su tercera vía es la única posible para Cataluña, dando por hecho que el inmovilismo actual es asfixiante y una fábrica de separatistas, y que el fracaso del presidente Mas y de su transición nacional es la metáfora del fracaso con que siempre se encontrará cualquier iniciativa secesionista.
ERC, que aparentemente está en la situación más cómoda porque controla a Mas sin tener que asumir su desgaste y todas las encuestas sugieren que por primera vez podría ganarle unas elecciones a Convergència, tiene miedo de acabar quedándose sola en medio de la nada. Esquerra teme que tras el fracaso de la aventura independentista de Mas, CDC vire hacia el centro y hacia la moderación, y que en un escenario en que ERC obtuviera 35-37 diputados y CiU entre 32 y 34, la federación nacionalista prefiriera pactar con PSC y PP, que seguramente estarán también bastante debilitados, a cambio de un acuerdo de financiación razonable y de recuperar de este modo la iniciativa política que mejor entiende su votante tradicional y sin tener que ceder la Presidencia de la Generalitat.
ERC podría hasta duplicar su actual número de escaños y ganar por primera vez las elecciones catalanas desde la recuperación de la democracia, pero que ello la dejará en una situación mucho peor que la de ahora. Por eso OriolJunqueras no se cansa de repetir que su objetivo no es ser presidente de la Generalitat, sino que triunfe el proceso. Sabe lo amarga que podría ser su victoria con una CiU de regreso a las aguas cálidas del centro, y sabe perfectamente que ni la lealtad ni la coherencia son los valores que definen a Convergència.
SALVADOR SOSTRES, EL MUNDO 03/03/13