- Patricia Guasp ya ha anunciado en su primera intervención como nueva líder que «este partido ni se compra ni se vende»
Finalmente, quizás nunca mejor dicho, la lista avalada por Inés Arrimadas y liderada por los poco conocidos Patricia Guasp y Adrián Vázquez ha vencido en las elecciones internas de Ciudadanos. Y lo ha hecho superando a la lista de Edmundo Bal por un escaso margen y logrando apenas el 53,25% de los votos emitidos. Tras estos resultados, el futuro del grupo parlamentario de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados, la mayoría del cual apoyó la candidatura de Bal, es ahora una incógnita, como el futuro político del propio Edmundo.
La lista ganadora tenía como lema «Renace tu Partido«, y la de Edmundo Bal, «Ciudadanos de nuevo«. Ambos lemas venían a resumir lo que cada candidatura pretendía: la primera de ellas, devolver a la vida a un partido que lleva tres años luchando por evitar su desaparición definitiva, pero sin incorporar cambios drásticos ni en su ideario ni en su estrategia; la segunda, volver a los orígenes de Ciudadanos, recuperar al menos parte del espacio del centro izquierda y pelear por el electorado que ya está huyendo del PSOE. Y es que Inés Arrimadas se ubica más en la derecha y Edmundo Bal más en la izquierda. Con la victoria de Arrimadas, que se despide pero se queda, la supuesta refundación del partido queda bastante descafeinada. Y, por cierto, el nuevo logo no parece un gran acierto, al recordar a la UCD de Adolfo Suárez, un partido de otra época que además terminó desapareciendo.
Ellos no son como el PP, porque son liberales y reformistas y defienden derechos individuales como el aborto, la eutanasia y la legalización de las drogas
La nueva dirección insistirá ahora en perfeccionar la estrategia desarrollada durante los últimos tiempos de la mano de algunos nuevos líderes pero sin excluir a Arrimadas, que seguirá de portavoz en el Congreso de los Diputados y quizás sea la candidata del partido naranja a la Presidencia del Gobierno de España. Ellos no son como el PP, porque son liberales y reformistas y defienden derechos individuales como el aborto, la eutanasia y la legalización de las drogas. Pero la clave es si hay líderes políticos con pegada que sepan vender esas ideas como diferenciales, y si hay un espacio político sin ocupar y reconocible no tanto por el partido que lo ocupa sino por los ciudadanos que votan. Estos quieren un partido fuerte que genere confianza y les resuelva los problemas, no grandes diatribas mentales.
Edmundo Bal quería alejarse del PP y recuperar el voto de los que se encuentran decepcionados con el PSOE de Sánchez, sin que tal cosa significara entregarse al PSOE ni cosa parecida, como se planteó desde determinados sectores para perjudicarlo. Edmundo pertenece al sector socialdemócrata de Ciudadanos, sensibilidad que con esta derrota sufre un nuevo varapalo tras el sufrido en la IV Asamblea de 2017, donde se suprimieron de su ideario los términos «socialismo democrático», «laicismo identitario», «centro izquierda» y «socialdemocracia». La lista ganadora es supuestamente más favorable a los pactos con Feijóo y a seguir peleando por el electorado de centro derecha, por eso algunos analistas vienen diciendo que su victoria podría suponer la integración de Ciudadanos en el PP; sin embargo, este último extremo parece descartado, puesto que Patricia Guasp ya ha anunciado en su primera intervención como nueva líder que «este partido ni se compra ni se vende», ya que el PP no quiere sus ideas y ni siquiera a sus principales líderes, sino únicamente sus votos. Es lo que suelen querer todos los partidos y lo que necesitan tanto para subsistir como para llevar sus ideas a las instituciones. La duda es qué hará la nueva dirección de Ciudadanos si Feijóo le ofrece integrar sus principales ideas en el ideario del PP a cambio de sumar también a sus principales líderes tanto en la dirección del partido como en puestos de salida en las próximas citas electorales. Porque es lo que les va a ofrecer.
Si los nuevos líderes de Ciudadanos, en cuyo equipo sigue habiendo gente muy valiosa, rechazan la oferta de Feijóo, les quedará un arduo trabajo por adelante
Sea como fuera, el limitado proceso de refundación de Ciudadanos ha provocado una nueva división interna y está por ver si no lo lleva directamente a su desaparición definitiva. Es el riesgo de los debates intestinos en los partidos debilitados: que lo que en otros es prueba de democracia interna, en estos es sinónimo de divisiones y malos rollos. Hablo con conocimiento de causa.
En todo caso, si los nuevos líderes de Ciudadanos, en cuyo equipo sigue habiendo gente muy valiosa, rechazan la oferta de Feijóo, les quedará un arduo trabajo por adelante. Para empezar, aprender a distinguir lo urgente de lo importante. Ahora no aspiran a grandes resultados electorales sino a mantenerse vivos en las principales ciudades y comunidades autónomas donde en mayo se celebran elecciones, seguir presentes en el Congreso de los Diputados… y esperar tiempos mejores y que sus adversarios comentan errores; por ejemplo, que el PP decepcione a sus votantes cuando alcance la Moncloa, si definitivamente la alcanza. La paciencia es fundamental en política. Pero claro, no siempre es suficiente y a veces se agota.