Jorge Martínez Reverte-El País
Hay una cierta maldad en la petición de ERC sobre el apoyo a la Memoria Histórica de Sánchez
En octubre se cumplen casi ochenta años de una de las más vergonzosas hazañas del generalísimo de los fascistas españoles, Francisco Franco: el fusilamiento en el castillo de Montjuïc del que fue president de la Generalitat catalana Lluis Companys. Franco, que era un tipo enormemente frío para el sufrimiento ajeno, no le ahorró al que había sido el primer mandatario de Cataluña ninguna humillación, ningún dolor.
El diputado de Esquerra Joan Tardà, un tipo afable y de espíritu negociador según todos los que le conocen, dice que su partido, Esquerra Republicana, solo apoyará la ingeniería legal que prepara Pedro Sánchez para exhumar los restos del dictador del Valle de los Caídos, si el presidente del Gobierno pone en marcha el mecanismo que anule la condena a muerte y restituya la dignidad y el honor al fusilado.
Doctores tiene la Constitución, y yo no pienso meterme en semejante berenjenal, pero sí que creo que al Gobierno no se le van a caer los anillos por honrar al político asesinado en 1940. Y a lo que me opongo es a que el nuevo Estado montado sobre la Constitución de 1978, tenga que asumir las salvajadas y asesinatos del chiringuito homicida montado por el dictador. Bienvenidos todos los gestos de compasión y compenetración con Companys y muchos miles más de españoles. Pero ni un solo gesto de arrepentimiento desde la democracia que ahora representa Sánchez desde el Gobierno y Felipe VI desde la Jefatura del Estado.
Hay con frecuencia un equívoco enorme que hace que algunos vascos pidan el regreso del Guernica adonde nunca estuvo, o sea, a Gernika, y que algunos catalanes pidan que este Estado (por el cual existen la Generalitat y el Estatut) anule decisiones judiciales que no son suyas.
No pasaría nada porque el presidente del Gobierno haga una solemne declaración sobre la injusticia cometida contra Companys. Incluso, estaría bien que el Rey hiciera otro tanto. Valga la idea para este octubre.
Pero de ahí a asumir que el Estado español (del que, no se olvide, cobran su sueldo Quim Torra y otros rebeldes) tiene alguna responsabilidad en el bombardeo de Barcelona en 1714 o en el fusilamiento de Companys, hay un trecho. Tampoco Sánchez tiene que responder por el asesinato de Andreu Nin, en el que intervinieron agentes republicanos. De ese Estado, el de 1931, no tenemos nada que reclamar.
Hay una cierta maldad en la petición republicana sobre el apoyo a la Memoria Histórica de Sánchez.
¡De una vez, que saquen el cadáver de Franco de ahí y se lo quede su familia!