Miquel Escudero-El Correo

De nuevo escribo días antes de unas elecciones para ser leído horas después de conocerse su resultado. Ahora se trata de las elecciones autonómicas al Parlament de Cataluña. Doy por hecha la victoria de Salvador Illa, del PSC, muy probablemente una victoria pírrica; esto es, insuficiente para que llegue a gobernar. En anteriores ocasiones, tanto él como Inés Arrimadas (Cs) no pudieron siquiera intentar gobernar o presentar un programa de Gobierno, puesto que se requiere que el presidente del Parlamento se lo ofrezca al ganador. En el caso de Arrimadas, Iceta rechazó de antemano la posibilidad de investirla con los votos socialistas. En cualquier caso, hasta la fecha de hoy, una mayoría independentista ha cerrado el paso a quien no sea uno de los suyos. ¿Y ahora?

¿Cuántos catalanes han renunciado a votar y por qué? ¿Entienden que sus problemas nada tienen que ver con los de la Cataluña oficial? Esta merma impide que la democracia esté en forma. Algunos dicen que el prófugo chantajea a Sánchez, lo cual es radicalmente falso. Fueron a buscarlo y a echarse a sus brazos, le ofrecieron todo lo que quisiera. ¿Será Puigdemont presidente o se irá a casa, tal como prometió si no lo conseguía? ¿Preferirá que le regalen un referéndum?

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Manuel Cruz, quien presidió el Senado y fue objeto de un acoso infame por parte del PP, se mostraba hace poco absolutamente convencido de que no se producirá el referéndum por la separación de España y, a la pregunta de qué haría si el Gobierno aceptara convocarlo, su respuesta fue inmediata: «No tengo la menor duda al respecto: dejaría de inmediato mi escaño en el Senado». Pronto veremos qué va a pasar.