Tonia Etxarri-El Correo
El respiro agosteño en la política española va a tener un ritmo muy diferente entre Pedro Sánchez y la alternativa de la oposición que encarna Núñez Feijóo. El socialista necesita echar la persiana y que, con las vacaciones judiciales, se paralice la presión de la opinión pública sobre su gestión cuando todavía muchos de los suyos no han asimilado que el ex ‘número tres’ en el PSOE, Santos Cerdán, ahora repudiado, haya acabado en prisión provisional. El popular ha puesto a su partido en modo preparativo, calentando por la banda, por si se tercia un anticipo del calendario. Pero esa posibilidad sigue descartada por Pedro Sánchez, el mismo que, al adelantar las elecciones en 2019, dijo que sin Presupuestos no se podía gobernar.
Ayer, en el cierre del curso, el presidente ofreció un balance triunfalista, carente de la más mínima autocrítica y con ‘Cumpliendo’ como eslogan, cuando, en realidad, el verdadero lema que le mantiene erguido va por otra vía: ‘Con tal de que no haya elecciones…’. Precisamente porque, de haber comicios ahora, el sanchismo no saldría bien parado, según augura la mayoría de encuestas. Tan autocomplaciente se mostró que proclamó que en España «tenemos las calles más seguras» no del mundo, «pero casi…». Sin rubor. Ignorando los propios datos oficiales de criminalidad sobre las agresiones sexuales, los homicidios dolosos y el tráfico de drogas recuperados por el sindicato policial Jupol, que contradicen el cuento del presidente. Ayer, el relato mataba el dato.
Escuchándole, en una comparecencia que sólo admitió cuatro turnos de preguntas, parecería que el mayor riesgo que desafía su supervivencia actual como presidente no va con su Gobierno. ¿Corrupción, qué corrupción? Con su esposa, su hermano y ‘su’ fiscal general del Estado imputados, amén de sus dos ex secretarios de organización del PSOE (uno de ellos en prisión provisional), el presidente le dedicó apenas dos minutos al problema que está generando la desafección detectada en los sondeos de intención de voto. Si el PSOE se desploma y la derecha aparece sobrada con la mayoría absoluta, resulta improbable que Pedro Sánchez adelante las elecciones.
Por eso, aunque lleva dos años sin poder presentar los Presupuestos, ayer aseguró que esta vez sí intentará presentar las Cuentas de 2026 en el Congreso, como es su obligación constitucional. Pero si no logra apoyos, seguirá como si nada. Tendrá que volver a hacer contorsiones frente a sus socios que, a excepción de Sumar y Bildu, se muestran cada vez más insatisfechos.
Vayamos incluyendo la foto con el prófugo Puigdemont, que le tiene ganas en su impaciente espera de la aplicación personal de la amnistía. A ver si, para septiembre, el Tribunal Constitucional que preside Conde Pumpido resuelve el recurso de amparo y todos, en el Gobierno, tan contentos.
Sánchez, con el curso suspendido, volverá a intentar amarrar a sus socios en septiembre. Feijóo presentará un listado de leyes que quiere derogar. Pero, para proceder a esa ‘operación limpieza’ que proclama, los ciudadanos tendrán que pronunciarse en las urnas. Cuando quiera Sánchez. Cuando le convenga.