Ahora, sin embargo, con el caso Palau irrumpe el programa penal de la cleptocracia catalana. Hasta ahora el 9-N les permitía parapetarse en la retórica del juicio político de Espanyaensroba contra las ansias democráticas de Cataluña y todo ese blablablá. Ahora ya sólo se trata de prohombres en la trastienda de la financiación ilegal que a la vez se compraban lavadoras, pulían el mármol del baño, instalaban videoportero o pagaban los ochenta mil de la boda de la hija tangándole además 40.000 al consuegro. Ahí, retratados como mangantes que hacen parecer al Dioni un Pimpinela Escarlata y a Don Vito Correa un gentleman de cuello blanco, se les desarma la coartada para culpar a la democracia española de mala calidad. Ayer mismo Convergència, al saber que Montull negociaba delatarles, retiró a los ex consejeros de Obras Públicas como testigos. Blanco y en botella. Y está por llegar el clan Pujol, el 3% y el caso Petrum de la mafia extorsionadora que ya les había cortocircuitado su literatura efervescente del Estado opresor al surgir de la denuncia de una concejal de ERC en El Vendrell. Aquí, ante la imagen de La Cova de Artur Masi els quaranta lladres, se acaban los paseíllos de la nomenclatura indepe.
El calendario penal va a deteriorar el calendario político, si no se deteriora por sí mismo. Ayer se desató la vergüenza colectiva ante el procedimiento diseñado para la transitoriedad jurídica con el que proclamar la república catalana. Es lo que hasta ahora, con la prosopopeya marca de la casa, se denominaba de la ley a la ley. El subterfugio de la vía directa (votar sin conocimiento previo de los diputados, sin debate de totalidad, sin enmiendas, sin dictamen del Consejo de Garantías…) es una astracanada chusca que ha abochornado incluso a muchos simpatizantes con la causa, curtidos en mirar para otro lado. Faltan tragaderas para una mascarada así. Tanta retórica gastada en culpar al Estado opresor para acabar en esa operación chapucera de pepegoteras castizos. Si la democracia española les parecía de mala calidad; se ve que ellos claramente apuestan por una república… bananera. Y no va a haber suficientes esteladas para tapar tanta obscenidad.