José Alejandro Vara-Vozpópuli
- El comité de la catarsis y la regeneración derivó en sepelio. ¿Quién será el próximo en el trullo?
El PSOE está hecho un siete, como lo grita desde su logo, donde un 7 ha sustituido a la T de “Adelan7e”. Más que un siete, es una congregación de almas en pena a la espera del sepelio. El comité federal de este sábado resultó un funeral, un oficio de difuntos en el que la única muestra de vida radicaba en la palabra del responsable de su defunción, su número 1, el gran resiliente, ya una mera sombra que la Sombra amenaza.
La mañana arrancó con un gran bombazo, apenas minutos antes del comienzo de la sesión. Eldiario.es, un digital de izquierda, muy monclovita por más señas, desvelaba que Paco Salazar, también fidelísimo compañero de aventuras de Sánchez, casi el quinto ocupante del Peugeot, alto cargo en Moncloa y designado número dos de Ferraz, había sido denunciado por conductas sexualmente inadecuadas con algunas subordinadas. El partido más feminista de la historia se consagra como el más acosador y putero de la historia de España.
Sánchez ni mencionó a este Salazar, hasta ayer un compañero, un amigo, casi un hermano a quien pensaba entregar las llaves de Ferraz. Mentó más a Aznar y a Rajoy que a su colega urgido de bragueta, habló más del partido de Feijóo que de Cerdán, Ábalos y Koldo, a los que también ignoró. «Nada tienen que ver con el PSOE», como dijo la otra.
Bolaños ofrecía un aspecto sombrío, como con erupción inguinal, molesto, abúlico, inquieto. ¿Será uno de los próximos de los que habla Page? Isabel Rodríguez aparecía pasmada, con tremenda cara de susto como la niña de Carrie
Su jaculatoria se centró en tres ejes. El victimismo, marca de la casa desde los cinco días de retiro amoroso, con invocaciones al perdón, al arrepentimiento, al “he cometido errores, me equivoqué pero no vamos a fallar”. Pasó luego al monstruo de la ultraderecha, ese ogro feroz que acosa a Europa, y a España no digamos, menos mal que está él, el último combatiente vivo contra los jinetes del apocalipsis fachoso. Curiosamente, el rebaño allí presente apenas reacciona ya ante estas referencias emocionales «al enemigo», casi ni aplaude, quizás por hastío. Luego tocaba repaso a los éxitos de estos siete maravillosos años, un recorrido tedioso y monocorde por el rosario de cifras económicas tan falsas como cualquier dicho de Marlaska, que el respetable recibía entre bostezos. ¿Qué han hecho con los 140.000 millones de fondos de UE si no hay viviendas, los trenes no alcanzan su destino, los aeropuertos se colapsan, los jóvenes huyen del país y la presión fiscal cabalga a la cabeza de Europa?
Pretendían resurrección y derivó en entierro. Bolaños ofrecía un aspecto sombrío, como con erupción inguinal, molesto, abúlico, inquieto. ¿Será uno de los próximos de los que habla Page? Isabel Rodríguez aparecía pasmada, con tremenda cara de susto como la niña de Carrie. Sólo le faltó gritar. Abajo, Patxi López, embutido en un polo a rayas como para chiquitear en las fiestas de su pueblo, parecía ahogarse en la charca. Pilar Alegría se ocultaba avergonzada porque fue la única que salió en defensa ardorosa del golferas Salazar, antes de que se supiera que lo habían defenestrado. La intrépida Lana Turner del Moncayo lleva una racha de despistes encadenados que no presagian nada bueno. Rectificó luego, envuelta en llamas.
El carismático líder quiso mostrarse entero y firme, empeñado en levantar la moral de estos procesionantes camino del camposanto. Huelen el final de sus días, el game over inevitable de un partido que se ahoga en sus detritus
“Es la hora del optimismo”, tarareaba Sánchez ante un piélago de miradas turbias, entre la desesperación y el odio. En ese partido hay muchas ganas de revancha, mucho maltratado por Cerdán, mucho castigado por el antiguo mandamás. Adriana Lastra, por ejemplo, resultó la más combativa y lustrosa, quizás buscando hueco en la rampa de salida para lo que venga. El carismático líder quiso mostrarse entero y firme, empeñado en levantar la moral de estos procesionantes camino del camposanto. Huelen el final de sus días, el game over inevitable de un partido que se ahoga en sus detritus. A veces el crimen huele como esa sala de sonámbulos de Ferraz.
Era el comité de la regeneración y los cambios, de la transparencia y la conjura para evitar el hoyo. “Una sacudida” había anunciado El País en portada, como si fueran a rodar cabezas en este empeño purificador. Se quedó en ‘meneíllo’. Apenas tres fulminados anónimos (Javier Cendón, Tania Baños y Eugenia Gómez de Diego), el retorno de Antonio Hernando en la Ejecutiva, y así comparte instancia con su esposa Anabel Matos, ambos de la cuadra de Pepiño Blanco en Accento, y poco más. Una retahíla estéril de promesas de controles y auditorías para evitar coimas y mordidas que mueven a la risa, en especial al conocerse que serán la viceuno Montero y la entusiasta Cristina Narbona las encargadas de dirigir la ‘operación limpieza’. También exhortó el líder menguante a que cuantos se sientan perseguidas u hostigadas sexualmente por algún miembro de esa panda de obsesos desorejados que pululan por el partido, que lo denuncien, que se protegerá su anonimato, ya que difícil le está resultando defender su integridad. “Nosotros las vamos a proteger”. A Gómez de Celis, ese villano de thriller de serie Z, casi se le escapa la risa.
La reunión de esta cuadrilla nacida para el saqueo, dirigida hasta ayer por ese ‘triángulo tóxico’, que dijo Alegría, el trío calavera elegido, criado, dirigido y aupado por el predicador de la jornada, se prolognó durante horas. Óscar Puente, ese zopilote embrutecito, arremetió contra Page. Lo previsto en alguien que piensa que la alta cultura es un regüeldo de Broncano. Al manchego ni le dejaron replicar. La izquierda abomina de la democraia interna. Y de la externa. Todo el mundo quería hablar, aunque sólo se escuchó a Page, que también busca su sitio. Lo que se quiso catarsis no pasó de mustio réquiem por un partido difunto. Lo peor, bien saben ellos, está por llegar.