Antonio Casado, EL CONFIDENCIAL, 22/10/12
Las coordenadas de la noche electoral hablan del brutal castigo al PSOE, el tóxico retorno de los amigos de ETA y un PP que resiste en las urnas. Respecto a la gobernabilidad, ningún misterio en Galicia (mayoría absoluta muy sobrada de Núñez Feijóo) y algunas incógnitas en el País Vasco, no sobre la titularidad del poder, cantada a favor de Urkullu, sino sobre los costaleros que se busque para garantizar la estabilidad.
Mire usted por donde en esa captación de apoyos por parte del PNV reside el único consuelo de los socialistas después de una de sus noches más aciagas. Me refiero a posibilidad de ser decisivo en la conformación del poder institucional para los próximos cuatro años. Anoche se convirtió en el elemento dominante de su análisis del resultado en el País Vasco. El que no se conforma es porque no quiere.
En el País Vasco quedamos a la espera de saber si Iñigo Urkullu va a gestionar su victoria electoral en torno al eje ideológico, que le acercaría al PP, o al identitario, que le acercaría a Bildu. Tan inverosímil es lo uno como lo otro. Con el PP, porque están en las antípodas respecto al marco institucional. Con Bildu, porque es su gran competidor en la lucha por la hegemonía en el ámbito del nacionalismo. Le queda la aproximación política a los socialistas como una forma de estar en las dos salsas desde la centralidad. Y alguna pista nos dio anoche Urkullu.
El líder del PNV desplegó un discurso sobrecargado de preocupación por la crisis económica y la necesidad de mantener los servicios sociales, amén de consolidar un escenario de paz y convivencia en la pluralidad vasca. Ni una palabra sobre independentismo. Fue una clara preparación del terreno para favorecer la convergencia PNV-PSE (una sobrada mayoría absoluta de 48 escaños).
Es verdad que Urkullu no habló anoche de soberanismo pero sí sugirió una vez más que el Estatuto de Autonomía está agotado (por incumplimiento, según él). Es una forma de reprobar el marco constitucional vigente. Uno de los motivos de preocupación que, a mi juicio, nos dejó la noche electoral del domingo. Dicho sea cuando podemos constar que el frente constitucionalista PP-PSOE no goza de buena salud. Pudiera ser que el PP se quedara sólo defendiendo el marco estatutario mientras el PSOE se hace el desentendido y apuesta por el acercamiento al PNV en nombre de un posibilismo que no permite una ubicación inequívoca ni en el constitucionalismo ni en el soberanismo. Como un portero que se queda a media salida. Y. claro, le marcan el gol.
Antonio Casado, EL CONFIDENCIAL, 22/10/12