Ignacio Varela-El Confidencial
- Las candidaturas ligadas a la coordinadora se nutren de votantes procedentes del PSOE y Ciudadanos y se mueven en una horquilla que oscila entre los 35 y los 60 años
A raíz del éxito electoral de Teruel Existe en las generales de 2019 (ganó la contienda en su provincia y obtuvo un diputado y dos senadores) y, sobre todo, del extraordinario rédito que está obteniendo de su solitario, pero estratégico, escaño en el Congreso, un fantasma recorre España: el de la llamada ‘cantonalización’ de la representación política. Dicho de otro modo, la proliferación de candidaturas de ámbito provincial en las zonas despobladas del interior que, en solitario o asociadas entre sí, pretenden extender y reproducir la exitosa experiencia turolense. En la convocatoria de Castilla y León, concurrirán cinco listas, Burgos, Palencia, Salamanca y Valladolid, además de Soria ¡Ya!, que aunque bajo su propia marca también está ligada a la coordinadora la España Vaciada. Sin embargo, las encuestas publicadas hasta el momento señalan que su explosión no llegará, si es que termina haciéndolo, hasta las próximas generales o municipales.
Es cierto que las encuestas siempre tienen dificultades para detectar anticipadamente la emergencia de fenómenos políticos nuevos, sobre todo si son de ámbito local provincial. Y no cabe descartar una escalada en las dos semanas que quedan hasta la votación. Pero todo parece indicar que la explosión de la España Vaciada tendrá que esperar. Además, como señala el sociólogo Narciso Michavila, tiene mucho más sentido enviar un diputado provincial al Congreso para ejercer de PNV —como hizo Teruel Existe— que enviarlo al Parlamento regional para competir con los de las provincias vecinas.
Los escasos (por ahora) votantes de la España Vaciada se sitúan, mayoritariamente, entre los 35 y 60 años (los más mayores se mantienen fieles al bipartidismo), se situarían en el espectro de centro izquierda y procederían, fundamentalmente, de núcleos urbanos, según los datos recogidos por la encuesta de IMOP-Insights para El Confidencial publicada ayer. Se concentran en las capitales y núcleos urbanos y son moderadamente progresistas, aunque más próximos al centro. El 40% de sus electores potenciales procede del PSOE, el 47% de Ciudadanos y el 4% del PP. En Soria ¡Ya! se reproduce un patrón similar, con la diferencia de que esta tiene más fuerza entre los mayores de 45 años que entre los más jóvenes. Su electorado también es urbano (el 60% está en la capital), entre Mañueco y Tudanca prefieren al socialista, su posición ideológica es más bien de centro izquierda y, al ser un partido nuevo, carece de electores anteriores. Quienes se disponen a votarlo ahora se distribuyen así: el 60% procede del PSOE, el 13% del PP, el 13% de Ciudadanos, el 8% de Vox y el 5% de Podemos/IU. Es decir, el 65% de votantes procede de la izquierda y el 34%, de la derecha.
El perfil del votante de Unión del Pueblo Leonés (UPL), fuerza que no nació al calor de la despoblación, pero cuyo marco de acción también es el provincialismo, es el típico de un partido de centro izquierda: su voto es más urbano que rural (la mitad de sus electores vive en la capital), tiene mayor fuerza entre los menores de 35 años y su gran hándicap es la nula atención que le prestan los mayores de 65, donde solo colecta el 5% de sus votantes. Estos se autoubican ideológicamente en un espacio muy próximo al del PSOE y gran parte de su crecimiento vendrá precisamente de ese partido. De los votos que espera obtener el 13-F, el 63% ya lo respaldó en 2019, el 27% procede de los socialistas y el 7%, de Ciudadanos.
Como narraba ayer Jorge Francés en El Confidencial, a estas alturas la mayoría de los electores ignora la existencia de estas candidaturas y, por supuesto, desconoce por completo a sus cabezas de lista. Además, carecen de financiación y de estructuras orgánicas para realizar una campaña potente, y la ley electoral les da muy pocas facilidades para desarrollar una estrategia notoria y eficaz. Por ejemplo, en 2019, Por Ávila consiguió un buen resultado en esa provincia: un 9,6% del voto y un procurador. Sin embargo, el consenso de las encuestas descarta que pueda repetir el éxito.
Según la encuesta de IMOP-Insights para El Confidencial y la mayoría de las publicadas por otros institutos, la única candidatura que tiene expectativas ciertas de triunfar al modo de Teruel Existe es la de Soria ¡Ya!, que podría incluso ganar la elección en esa provincia y conseguir hasta dos de los cinco escaños en disputa. Esto haría muy probable que en las próximas generales el partido consiga uno de los dos escaños de la provincia, dejando fuera al PP o al PSOE.
UPL es un caso aparte. Lleva mucho tiempo presente en la política regional y su razón de ser es la reivindicación de una identidad leonesa, separada de la castellana, que debería llevar a la segregación de las provincias de León, Salamanca y Zamora. De hecho, se presenta en las tres, aunque toda su fortaleza electoral está en la primera. En 2019 obtuvo en ese territorio un 10,2% y un escaño. Ahora puede mejorar sustancialmente: la encuesta de IMOP-Insights lo sitúa por encima del 15% de votos en León y le atribuye dos asientos. Otros estudios contemplan incluso que podría arañar el tercer procurador.
¿Pinchazo de la España Vaciada?
El fenómeno de la España Vaciada se ha venido intensificando al compás de la creciente sensibilización política y social por el pavoroso problema de la despoblación de gran parte del territorio, sometida a una vaciamiento demográfico imparable, al envejecimiento irreversible de su población por la bajísima tasa de natalidad y la huida masiva de los jóvenes, y la progresiva incapacidad de garantizar el funcionamiento de servicios básicos fundamentales (empezando por la subsistencia de centros sanitarios y educativos) en cientos de municipios semivacíos. De hecho, algunos analistas pronostican que estas candidaturas podrían llegar a obtener 15 escaños en el Congreso, alterando por completo el mapa político nacional y convirtiéndose en fuerza clave para la gobernabilidad.
Y si hay en España un territorio que reúna las condiciones adecuadas para ver florecer ese tipo de candidaturas es Castilla y León. La sensibilidad social es máxima: hace décadas que sus habitantes señalan la despoblación como el principal problema de la región. Un espacio inmenso de 94.000 km² (el 19% del territorio nacional) en el que solo habita el 5% de los habitantes del país, con 2.248 municipios, de los que el 94% está por debajo de 2.000 habitantes, y un proceso vertiginoso de envejecimiento. Sin embargo, hasta ahora eso no se había traducido políticamente. ¿Puede, por tanto, considerarse un fracaso que las candidaturas de la España Vaciada no obtengan los resultados esperados en las elecciones del 13-F?
Precisamente, el temor a la explosión electoral del cantonalismo fue uno de los principales motivos que condujeron a Alfonso Fernández Mañueco a precipitar estas elecciones. La invasión del Parlamento regional por partidos provincialistas impediría que el PP se aproximara a la mayoría absoluta y complicaría enormemente las alianzas para formar Gobierno. Con un decreto de convocatoria publicado por sorpresa en pleno periodo navideño y solo 55 días para actuar, las posibilidades de montar desde la nada una plataforma electoral eficiente y competitiva quedaron drásticamente restringidas. Hay que recordar que Teruel Existe nació en 1999, y tuvo mucho tiempo para preparar su lanzamiento a la arena electoral; y que Unión del Pueblo Leonés (UPL) entró en el Parlamento regional en 1995 y permanece ahí desde entonces. No es tan sencillo acopiar en pocas semanas los recursos humanos y materiales necesarios para presentarse a unas elecciones con ciertas garantías de éxito.
Además, no puede predecirse con certeza un fracaso del provincialismo en la votación del 13-F, aunque su expectativa demoscópica actual está por debajo de lo que se auguraba. Parece claro que la convocatoria les ha resultado prematura (para eso se hizo), pero sería un error concluir que un resultado flojo se debe a que el fenómeno ha resultado una nube de humo sobredimensionada. Será preciso esperar a las próximas elecciones generales —o quizás a las municipales de 2023— para medir su auténtico potencial.
Lo que sí puede anticiparse, a la vista de las primeras aproximaciones demoscópicas, es que su crecimiento electoral se alimenta en mayor medida de votantes del centro izquierda (singularmente, de la esfera del PSOE) que de la derecha. Lo que no es incompatible con que, en el reparto de los escaños para el Congreso, perjudiquen más al PP y a Vox. En todo caso, si sus dirigentes son conscientes del origen y la inclinación política de sus votantes, Mañueco tendrá problemas para persuadirlos de que le den su apoyo, en caso de ser este necesario. Lo que dejaría al PP aún más colgado de Vox.