- Cantabria se perfila como víctima colateral de la gran riada que anegará al sanchismo en las elecciones del mayo próximo. Revilla llora
Los lobos mataron a su perra. «No veáis lo que he llorado», escribía Miguel Ángel Revilla en Facebook. Luci, que así se llamaba la mastín, fue devorada por los lobos cuando defendía al ganado, allá arriba, en lo alto de Brañavieja. El presidente de Cantabria se derrumbó cuando le mostraron «la piel y los restos del perro» tras la escabechina. Al lobo, ni tocarlo. Desde septiembre del pasado año , el Ministerio de Transición Ecológica lo incluyó en el listado de especies de régimen de protección oficial, en iniciativa que contó con el voto en contra de PP, Vox, Cs, Foro y Partido Regional de Cantabria, el del dueño de la perrita. Aunque destrocen cabañas, aniquilen rebaños o hundan a ganaderos, Teresa Ribera, la ministra del recibo de la luz, selló en el BOE la consideración de criatura sagrada al lobo, en contra del criterio de la gente del campo, en especial en Castilla y León, Cantabria, Aragón, donde lleva décadas negociando prudentemente con este animal para manterlo a raya sin incurrir en el exterminio.
Revilla está muy irritado con el PSOE, el partido al que le debe su la presidencia. Lagrimea por su mastín descuartizada y hasta tuvo un ‘enganchón’ con un magistrado del Superior del Cantabria por suspender su decreto que permitía cazar lobos. «La ley lo impide», le espetó el juez, no sin razón. Ni un reproche a la ministra Ribera ni a sus monaguillos verdes no sea que se enfaden y le retiren su apoyo. «Las malas compañías», de las que hablaba García Page. Chitón.
Es un señor bajito con bigote, a la vieja usanza de las películas de los sesenta, que corretea por los platós recitando naderías, gloriosas gansadas, estupideces superlativas y humoradas que ni Cassen.
Mastines al margen, es bien sabido que Revilla se hizo un hueco en el parnasillo de la política cuando acudía a las audiencias del Palacio de la Zarzuela en taxi y un con una frasca de anchoas bajo el brazo. Poco más ha aportado a la cosa pública desde que se instaló al frente del Gobierno cántabro, merced a los votos del partido de Sánchez, a quien votó en la moción de censura contra Rajoy y a quien ampara de forma pertinaz en cuanta ocasión se le requiere. Es un fiel peón del sanchismo, un tiralevitas de Monclovia, un fiel siervo de Ferraz que se ha labrado una inopinada relevancia popular merced a sus insistentes apariciones en las televisiones. El tío cae simpático. Tiene, en su haber el glorioso título de haber sido el invitado más requerido en El Hormiguero. O más acariciado en la Sexta. Nadie recuerda su militante credo falangista ni su pasado cuando el franquismo. Es un señor bajito con bigote, a la vieja usanza de las películas españolas de los sesenta, que corretea por los platós recitando naderías, gloriosas gansadas, estupideces superlativas y humoradas que ni Cassen.
Es un tipo que cae simpático incluso entre sus votantes, más bien de derechas, que le disculpan el que gobierne a las órdenes del cesarín de Monclovia. Su gestión, por lo demás, no resulta excelente. La Airef por ejemplo, subraya que el PIB de Cantabria será el que menos crezca de toda España este segundo semestre, seis décimas por debajo de la media nacional. Malos augurios para un curso electoral que viene envuelto en vientos de cambio. Revilla es imbatible, valor seguro, nadie lo mueve, repite la cantinela. Parce cierto. Sus 15 escaños de 2019, sumados a los seisdel PSOE le bastaron para imponerse a los escasos nueva del PP.
El aura imbatible del cacique de las anchoas se resquebraja al mismo ritmo que el apoyo social a Pedro el hermoso. Mayo del 2023 será el Waterlooo del sanchismo
De las nueve autonomías socialistas, siete se la juegan seriamente el superdomingo del próximo mayo. Asturias y Baleares aparecen como las únicas piezas seguras. También Cantabria, a quien en Ferraz la cuentan como una de las suyas. La demoscopia, sin embargo, se mueve con ciertas dudas. El PP subirá en toda España, el PSOE hará lo contrario. En las tierras montañesas ocurrirá lo propio. Las encuestas le anuncian 14 escaños a los populares, que se tragaría los casi 30.000 votantes de Cs. Si Vox sube y los socialistas bajan, las cuentas cuadran.
Hay un pero. Feijóo no cuenta con una figura de fuste en Cantabria. Este fin de semana, María José Sáenz de Buruaga será reelegida presidenta regional, luego de un abrumador respaldo de las bases. La lógica apunta a que será la candidata, en contra de las versiones que situaban al exministro Íñigo de la Serna al frente de las listas. Pese a la demoscopia adversa, los estrategas de Génova manejan con prudencia datos para el optimismo. El prestigio de Revilla ha sufrido un gran deterioro. La pandemia, mal llevada, ahora la crisis económica, peor resuelta. Y un socio, esos amigos socialistas, que no sólo dictaron una maldita ley que acabó con su adorada Luci -ministra Ribera, siempre en el pensamiento- sino que puede arrastrarle a una derrota que ni siquiera sospecha. El aura imbatible del cacique de las anchoas se resquebraja al mismo ritmo que el apoyo social a Pedro el hermoso. Mayo del 2023 será el Waterlooo del sanchismo y Revilla,. que tendrá entonces 80 años, maldecirá entre lágrimas por no haber escuchado a quienes le advertían «que viene el lobo».