La Generalitat se queja a menudo de las decisiones de los órganos judiciales españoles, pero ayer sus propios juristas dieron un revolcón a los planes de los independentistas. El Consejo de Garantías Estatutarias, conocido como el TC catalán, tumbó por unanimidad la reforma del reglamento del Parlament que Junts pel Sí y la CUP quieren utilizar para aprobar por la vía exprés la ley del referéndum.
Según ese organismo, que es de carácter consultivo y está formado por juristas nombrados por el Parlament y el Govern, la reforma vulnera la Constitución y el Estatut. Los independentistas quieren utilizarla para aprobar en un solo día, sin debate previo y sin dar tiempo a la oposición para presentar enmiendas, la norma que según ellos ampara la votación del 1 de octubre. Definida como «ley suprema», su articulado la sitúa «jerárquicamente» por encima de la Constitución. El objetivo es tratar de esquivar al TC y que Puigdemont firme el decreto de convocatoria antes de su suspensión.
La reforma de Junts pel Sí y la CUP busca que cualquier grupo parlamentario –y no sólo el Govern, como hasta ahora– pueda proponer la tramitación de leyes por lectura única, también para intentar blindar al Ejecutivo de las probables acciones judiciales. El Consejo de Garantías considera que ese procedimiento debe circunscribirse a las proposiciones de ley cuya «simplicidad» no desaconseje la fórmula. La ausencia de esa precisión en la reforma propuesta provoca que el organismo afirme por unanimidad que «vulnera la Constitución y el Estatuto».
La lectura única, continúa, «no resulta procedente para la tramitación de leyes de contenido sustantivo complejo, ni para la innovación significativa en un sector del ordenamiento jurídico o para la reforma estructural del sistema institucional». Por si no fuera evidente que las leyes de ruptura incumplen todos esos requisitos, el Consejo de Garantías añade que la vía exprés tampoco «sería opción demasiado adecuada en casos de elevada sensibilidad social o política en los cuales se da una evidente falta de consenso mínimo entre las fuerzas parlamentarias».
Pese a que el TC catalán insiste en otro párrafo en que «la lectura única debe ser utilizada de forma excepcional, para la aprobación de iniciativas legislativas que no requieran de un extenso proceso deliberativo y de trabajo parlamentario por razón de la escasa relevancia política o social de su objeto, o por la poca complejidad técnica de su regulación», Junts pel Sí hizo oídos sordos y consideró que el dictamen avala sus tesis.
Roger Torrent, portavoz adjunto del grupo, dijo que el Consejo «legitima» la reforma que impulsan los independentistas, aunque se abrió a incorporar esa referencia a «la simplicidad y la naturaleza» de las iniciativas legislativas que pueden tramitarse por lectura única. ¿Y quién decidirá si se cumplen esos requisitos? Según él, la Mesa del Parlament, en la que Junts pel Sí tiene mayoría absoluta.
Ciudadanos y el PSC, los grupos que pidieron al Consejo de Garantías que se pronunciara, acogieron con satisfacción el dictamen. Cs dijo que supone «un gran zasca» al proyecto del Govern, porque establece que «no se puede sacar a Cataluña de España y de la UE con la lectura única». Los socialistas hablaron de «revolcón» y acusaron a JxSí de tener «un problema de comprensión lectora» por su interpretación sui generis.
Catalunya Sí Que Es Pot también constató que es evidente que la ley del referéndum no se puede aprobar por lectura única tras el dictamen, y el PP pidió a JxSí que «no tergiverse» la opinión de los juristas y que «modifique o suprima» la reforma del reglamento del Parlament.