ABC 30/08/16
· Ciudadanos trata de sumar al PSOE al pacto y empieza a perfilar el 25-S
Liberado de toda presión, Albert Rivera afronta a partir de la próxima semana un escenario inédito: pasar inadvertido. Se ironiza habitualmente en la dirección del partido sobre si serán capaces de abandonar esa predisposición por perseguir el foco mediático, algo que no han hecho ni siquiera cuando éste les era esquivo o cuando la realidad no les concedía un papel determinante.
«Tiene más fuerza de lo que cree. Si con 32 diputados se arrancan compromisos, con 85 también» «Si quieren exigir cosas al PP que se las exijan pero que no bloqueen el país. El PSOE tiene la llave»
Pero eso será a partir de la próxima semana. Siempre y cuando suceda lo que todos esperan y Rajoy no logre sacar adelante su investidura en la segunda votación del próximo viernes. El líder de Ciudadanos no lo descarta. Y ayer convocó a su grupo parlamentario y les trasladó su convicción de que todavía queda tiempo para convencer al PSOE. Hay todavía voces en la dirección que se niegan a pensar no solo que los socialistas piensen en las terceras elecciones, sino que puedan mantener mucho más esta situación bajo el argumento de que «el PSOE no es la CUP». Pero también quiso lanzar un mensaje al PP, en forma de llamamiento a sus diputados para que, si la legislatura comienza deben hacer un control de los acuerdos pactados a través de la actividad parlamentaria en forma de preguntas o en el control ordinario al Gobierno. Y ahí ha deslizado hasta que punto su intención es mantener una gran independencia con el PP: «O incluso, el último extremo de presentar una moción [de censura] a un candidato que no cumple con su programa de investidura».
Un espacio común
Su forma de atraer al PSOE no es otra que exaltar las coincidencias que su pacto con el PP guarda respecto al firmado con los socialistas el pasado febrero. Para ello los portavoces del partido se desdoblaron ayer en los medios de comunicación. Y en la primera entrevista que Rivera concedió se le preguntó por su dañada credibilidad, fruto de sus numerosos cambios de estrategia y a sus negativas a apoyar al PP o al PSOE, ambas infringidas. Pero se ha dejado tantos jirones por el camino que ya va a pecho descubierto y defendió que «estoy dispuesto a no tener credibilidad por el bien de este país».
Es difícil adelantar cuál será el discurso de Rivera mañana miércoles en la sesión de investidura, ya que el presidente de Ciudadanos sigue aferrado a su costumbre de no escribir sus discursos y salir a la tribuna o al mitin de turno con poco más que un esquema de lo que pretende contar. Pero en su entorno se asegura que «se parecerá mucho» al que pronunció en la fallida investidura de Pedro Sánchez «porque Ciudadanos se comportó entonces igual que ahora».
Eso sí, Rivera incidirá mucho en el bloque de medidas acordadas previamente con el PSOE y que están presentes en este documento. Pedirá abiertamente la abstención de Sánchez como en su día pidió la de Rajoy. Ayer, plasmó las líneas básicas de su planteamiento, dejando claro que el acuerdo está abierto a nuevas propuestas si éstas sirven para que el PSOE se sume al acuerdo: «Si quieren exigir cosas al PP que se las exijan pero que no bloqueen el país». Además volvió a tratar de convencerles de las ventajas que podrían tener si se convierten en los líderes de la oposición en un escenario tan fragmentado, aunque para ello, opinó, debería superar sus problemas internos: «El PSOE tiene la llave de la investidura, del Gobierno y tiene más fuerza de lo que cree. Si quiere ser el líder de la oposición puede serlo pero el problema interno por el liderazgo ahora mismo ciega las posibilidades del PSOE. Hay muchos socialistas que no quieren elecciones y quieren ejercer esa negociación. Si con 32 se pueden arrancar compromisos, con 85 también». De lo único que no quieren oir hablar en Ciudadanos es del futuro, pues diferentes posibilidades se lo plantean como poco alentador. Saben que el escenario de las terceras elecciones les puede ser muy adverso.
Campañas gallega y vasca
Ni siquiera quieren asegurar qué harán si, como todo apunta, la investidura de Mariano Rajoy resulta fallida. Y solo admiten que se trata de «un acuerdo para esta investidura». Pasado el fin de semana la dirección del partido tendrá que decidir qué hacer. El pasado da pistas: tras el fracaso de Sánchez, Ciudadanos reforzó su vínculo con el PSOE pero dejó claro que su compromiso era «con las medidas pactadas», para dejar la puerta abierta a liderazgos que generasen más consenso. Lo único que hay decidido es que sería conveniente implicarse durante dos semanas en la campaña de las elecciones vascas y gallegas. Plazas hostiles para los de Rivera, que precisamente por eso tendrá bastante participación en campaña. Podría participar hasta en seis actos en Galicia. También lo hará en el País Vasco, donde la decisión de UPyD de no concurrir les abre la puerta del escaño por Álava. Lograr representación en ambos comicios sería ya un éxito para Rivera.