Rivera aparca diferencias con Rajoy para llevar al PSOE a una negociación a tres

ABC/08/16

· El candidato popular se reúne esta mañana con el líder naranja, en busca de acercamiento

Como toda relación, la que mantienen Mariano Rajoy y Albert Rivera ha sufrido altibajos. Les unen el sentido institucional y la defensa de unos valores compartidos, pero les separan muchas otras formas de actuar, que podrían resumirse en que aparecen enfrentados dos caracteres y formas de ser antagónicas. Dos modos de afrontar la política y la vida que en el entorno del líder de Ciudadanos no niegan que signifiquen una dificulad añadida en las relaciones entre ambas formaciones, más tensas de lo que la afinidad ideológica haría pensar y de lo que el momento político recomienda.

Reuniones que incluyan al PSOE Rivera reiterará que su decisión de abstenerse en la investidura es definitiva e insistirá en reuniones que incorporen a miembros de los tres partidos Dos formas opuestas de actuar Donde Rajoy destaca por su templanza y su gestión de los tiempos, Rivera lo hace por su hiperactividad y su afán por actuar con premura ante los conflictos

Rivera se une al nutrido club de quienes valoran positivamente al presidente en funciones en las distancias cortas. Lo que definen como «trato afable» de Rajoy es considerado una virtud personal que no creen que automáticamente se convierta en una virtud política. Donde Rajoy aparece templado, pausado y a veces pasivo, Rivera se muestra proactivo, hiperactivo y a veces inquieto. Dos formas de ser que dificultan su relación política, porque, como reconoce uno de sus colaboradores, sería «difícil» imaginárles trabajando juntos por la tendencia de Rajoy a templar los problemas. «Albert es más de acción», describen.

Otros colaboradores tratan de restar importancia a estas diferencias, pero ninguno se esfuerza en negarlas. «La relación siempre ha sido correcta y de respeto, nunca ha habido un episodio de tensión relevante, más allá de mostrar discrepancias en algunos aspectos», señala otro de los colaboradores del presidente de Ciudadanos, que asegura que estas discrepancias nunca van a ser insalvables.

El lunes Rivera reunió a su Ejecutiva para abordar la estrategia de cara a los próximos días y en posterior rueda de prensa se esforzó en expresar que su rechazo a apoyar a Mariano Rajoy «no es personal», sino que se susenta en que considera al presidente en funciones responsable de los casos de corrupción de su partido. Ayer, la

portavoz adjunta en el Congreso, Melisa Rodríguez, ponía el foco en los juicios sobre estos asuntos que comenzarán a partir de octubre, como el caso Gürtel. En la balanza de la decisión de Ciudadanos ha pesado más la convicción de que no es conveniente vincularse a Mariano Rajoy y a la etapa política que representa antes que poder entrar en una negociación que les llevase incluso a entrar en el Gobierno. «No vamos a movernos de la abstención», señalaba ayer a ABC un miembro de la dirección del grupo parlamentario. Pero esta misma persona dejaba claro que Rajoy no es el único problema, ni siquiera el principal, sino que es la ausencia de mayoría absoluta entre ambas formaciones la que impide sellar un acuerdo más amplio de reformas, toda vez que estas no tendrían garantizada su aprobación.

Precisamente por eso, si Mariano Rajoy le plantea hoy a Rivera la apertura de una mesa de negociación entre PP y Ciudadanos a partir de los puntos que ayer le presentó a Pedro Sánchez, el líder de Ciudadanos le responderá que esos ejes son adecuados, y no así el documento remitido por Rajoy hace dos semanas, que consideran «continuista y poco concreto». Pero siguen pensando que no tiene sentido ya una negociación programática entre ambos partidos, una vez que Ciu

dadanos no va a votar afirmativamente en una investidura. A lo que sí están dispuestos es a crear una mesa de trabajo a tres entre PP, PSOE y Ciudadano. Y no ponen condiciones de entrada, ni para que se reúnan equipos de negociadores de los tres partidos ni para que se citen los líderes. Aunque ellos ya se han comprometido a su abstención, se trataría de servir como «facilitadores» en las relaciones entre las dos grandes fuerzas y ayudar a construir si es preciso unas líneas estratégicas que garantizaran la futura abstención del PSOE.

Ciudadanos afronta la reunión de hoy con mejor ánimo, una vez que ven en el discurso de ayer de Rajoy el reconocimiento de que «todo depende ya del PSOE». En el entorno de Rivera escuecen todavía las heridas de la pasada legislatura. «Me negó la palabra», se quejó entonces Rivera, que le acusó de «quemar» los puentes. Ahora parecen restablecerse, y así se mantendrán mientras el PP ponga el foco en que lo necesario es la abstención del PSOE.