ABC 04/08/16
EDITORIAL
· Ciudadanos ha apostado por la senda constructiva, lo que añade presión a un PSOE que tendrá que superar el empecinamiento de Pedro Sánchez
POR fin un indicio para el optimismo. La reunión mantenida ayer por Mariano Rajoy y Albert Rivera sirvió para generar expectativas, aún leves, de que se aleja el fantasma de unas terceras elecciones. Es cierto que Ciudadanos se mantiene firme en su idea de abstenerse en segunda instancia para investir a Rajoy, y que no ha cambiado de criterio hacia el sí, pero al menos se percibe una evolución marcada por un indiscutible sentido de Estado que el PSOE sigue despreciando. Abrir canales de diálogo entre los líderes del PP y Ciudadanos, mantener contactos entre sus respectivos equipos o el compromiso de evaluar conjuntamente el techo de gasto y los Presupuestos son una muestra de responsabilidad institucional por parte de Ciudadanos. Suena a deshielo. Ayer, y por primera vez desde el 20-D, Rajoy dejó entrever gestos de prudente satisfacción. De fondo, hay más apertura de lo que Rivera muestra en las formas, pero sin duda Ciudadanos ha apostado por la senda constructiva. Y eso añade presión a un PSOE enquistado, que tarde o temprano tendrá que resolver su crítico debate interno para superar el empecinamiento de Pedro Sánchez en un no sistemático y anacrónico. Es evidente que algo que aún no es de dominio público se mueve hacia una sesión de investidura de Rajoy, y hacia una formación de Gobierno que, aunque sea en minoría, servirá para sentar las bases de una legislatura que ya resulta acuciante.
En cualquier caso, el diagnóstico que Rajoy repite sin cesar es acertado: sin cesiones por parte del PSOE resultará imposible. Sigue teniendo la llave de la gobernabilidad, y sigue vetando sin miramientos al PP con argumentos falaces. Sánchez permanece anclado en una intransigencia incomprensible, soñando con ser presidente alternativo a través de carambolas que nadie entendería. La presión que ejercen muchos dirigentes de su partido debe dejar de producirse a través de los micrófonos. Tienen la opción de forzar un Comité Federal que rectifique el cúmulo de errores cometidos por Sánchez y permita ofrecer una salida a Rajoy como el candidato más votado para dar estabilidad. Lo contrario será perjudicial para los intereses del propio PSOE si llegan a celebrarse terceras elecciones. Primero, porque está en duda que Sánchez fuera el candidato, y porque su estrategia de ganar tiempo para conseguirlo a toda costa está agrietando al PSOE. Y segundo, porque no está claro que el PSOE fuese a salir beneficiado en las urnas, por la imagen que está ofreciendo de confusión, división, desestructura interna, ausencia de programa e incapacidad de liderazgo para España. El PSOE no tiene muchas alternativas, como Ciudadanos. La diferencia es que Rivera parece estar tomando nota de ello y Sánchez, no.