ABC – 28/02/16
· Defenderá la necesidad de un gran consenso y recordará que Rajoy «se borró».
· Estreno en el hemiciclo «Nos toca sentar las bases de otros cuarenta años de libertad, igualdad y justicia social», dijo esta semana.
Albert Rivera ha soñado muchas veces con el momento que tendrá lugar el próximo 2 de marzo cuando deba subirse a la tribuna para pronunicar su primer discurso en el Congreso de los diputados. Tal vez haya imaginado ese momento demasiadas veces. Tal vez lo imaginó de otra manera, pero tras el desencanto inicial con unos resultados por debajo de las expectativas ha logrado maximizar en los últimos días su protagonismo.
De su intervención no puede esperarse nada que no sea un marcado carácter institucional. Como en el discurso que pronunció el pasado miércoles, tras rubricar su pacto con el PSOE, en el que llegó a afirmar que ese acuerdo debe cimentar un tiempo en el que «nos toca sentar las bases de otros cuarenta años de libertad, igualdad y justicia social».
El presidente de Ciudadanos ha jugado su carta más arriesgada políticamente al hacer tan otensible su sintonía y entendimiento con el PSOE. No solo porque más de la mitad de sus votantes vienen de votar al PP, sino porque es la primera vez que sella un acuerdo de tanto alcance con la segunda fuerza más votada. Hasta ahora, en aquellas comunidades autónomas o grandes ayuntamientos en los que su papel de bisagra fue determinante, siempre se solucionó con la decisión salomónica de apoyar al más votado.
Conscientes de que el flanco derecho de su electorado puede verse afectado por el pacto con Sánchez, en Ciudadanos llevan días insistiendo en las bondades del acuerdo, y así lo verbalizará Rivera, que insistirá en armar un gran pacto PPPSOE-Ciudadanos que represente a la inmensa mayoría de la sociedad española. No faltarán referencias a la necesidad de contar con el PP. «Esto no es un acuerdo cerrado ni contra el PP. Queremos que se sume», señala Fernando de Páramo, secretario de Comunicación del partido.
Quien no saldrá tan bien parado será Mariano Rajoy. Con ánimo de preservar su posición en el centro-derecha del tablero electoral, Ciudadanos cuida mucho de no mezclar a los votantes del PP y los valores que representan con la dirección del partido. Lo que intenta hacer es lo contrario, generar un cerco en torno a Rajoy, considerándolo responsable, al menos por omisión, de los casos de corrupción.
El «no» al Rey
Ante las críticas que llueven desde el PP, que siente cierta decepción y sorpresa por el acuerdo con el PSOE, Rivera está personalizando en Rajoy sus ataques. Le recordará en el hemiciclo que dijo «no» al encargo del Rey de formar Gobierno. Algo que ha sido duramente criticado por Ciudadanos, que entiende además que despoja al PP de su gran argumento. «Da igual haber ganado si se tiene la actitud que ha tenido», señala De Páramo. Pero lo visibilizó mejor que nadie el portavoz del Congreso, Juan Carlos Girauta, que en una rueda de prensa aseguró que cuando el Jefe del Estado le encarga a uno formar Gobierno solo existe una respuesta posible: «Sí, señor. A ello me pongo».
En el partido no niegan los riesgos que puede conllevar su estrategia, por eso quieren hacer ver que su actitud habría sido la misma si el PP hubiese sido el que tuviera el encargo. «Somos de pedir el balón y no escondernos», cuenta un colaborador de Rivera. Conscientes de que pueden generar desafección a izquierda y derecha, saben que su mejor carta es potenciar la imagen de Rivera como un actor dialogante y reformista, con el ánimo de ensanchar poco a poco un espacio de centro cuyas fronteras son todavía muy difusas. Para bien y para mal.
ABC – 28/02/16