La campaña vasca ha desinflado las expectativas de Ciudadanos y la previsión de lograr hasta tres parlamentarios se desvanece cuando tan sólo quedan seis días para la cita con las urnas. La dirección de C’s lo sabe y el objetivo ahora es lograr los entre 500 y 600 votos que, según estimaciones internas, les faltan en Álava para conseguir el 3,5% del voto que les aseguraría que Nicolás de Miguel fuera parlamentario.
En este contexto, el presidente de C’s, Albert Rivera, aprovechó ayer su regreso al País Vasco para elogiar el «trabajo bien hecho» de UPyD, para recordar que, en 2012, él pidió el voto en las autonómicas vascas para el partido de Rosa Díez y para anunciar que hoy compartirá mesa de debate junto a Fernando Savater y Sosa Wagner, ex promotores de UPyD. Una foto cargada de simbolismo para intentar atraer el «voto constitucionalista» y lograr el escaño que sí obtuvo el partido magenta en 2012 y 2009, y que provocó la airada reacción de Díez, que criticó que Rivera apelara a la historia de su partido aludiendo a «tránsfugas y traidores».
Rivera provocó la reacción de la fundadora de UPyD tras reclamar explícitamente el apoyo de los votantes del partido de Rosa Díez en el País Vasco. La formación, ahora presidida por el ex parlamentario vasco Gorka Maneiro, renunció a presentarse en las elecciones autonómicas y el propio Maneiro confesó que había recibido la propuesta de ser el presidente de Ciudadanos en el País Vasco. Rivera insistió ayer en la importancia de estos comicios para C’s y con el ejemplo de Inés Arrimadas –presente en el acto– vinculó la historia de su partido en Cataluña con la de su formación en el País Vasco.
«Nos jugamos muchísimo, ser o no ser en Euskadi», reconoció Rivera en el arranque de una intervención centrada en la necesidad de activar un «voto útil» constitucionalista, distinto del PP y del PSE-EE, al vincular a los primeros con la corrupción y a los segundos con su dependencia institucional con el PNV.
Pero las críticas políticas hacia el PP y el PSE se tornaron en gestos de reconocimiento hacia UPyD, así como de solidaridad al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, que el pasado viernes sufrió la presión de 200 radicales que intentaron sabotear un acto de Vox en Vitoria.
Tras reconocer su «trabajo bien hecho», anunció su encuentro de hoy con el fundador de UPyD Fernando Savater y con el ex europarlamentario Sosa Wagner, que lideró la corriente crítica contra Rosa Díez.