EL MUNDO – 17/06/16
· El líder de C’s afirma que no facilitará un Gobierno del candidato del PP, ni siquiera mediante una abstención.
Albert Rivera haría negocios con Mariano Rajoy, según confesó en un programa de televisión. Pero nada más. Gobernar una empresa, pero no el país. El líder de C’s dinamitó ayer cualquier puente de entendimiento con el candidato del PP. No ya sólo descarta apoyar un Gobierno que éste presida, sino que ni tan siquiera se abstendría para dar vía libre a un Ejecutivo de Rajoy en minoría. «Sí, descarto la abstención. No queremos que Rajoy gobierne», sentenció ayer.
Rivera, que siempre apuesta por jugar en el terreno de la ambigüedad, ayer mojó los pies en una piscina que no le gusta: comprometer su palabra. Ya lo hizo de cara al 20-D, cuando prometió que no apoyaría un Gobierno de Rajoy o Pedro Sánchez y meses después votó sí a la investidura del candidato del PSOE. Es precisamente a esta rectificación a la que se agarra el PP para mantener los restos del puente tendidos. Sin embargo, en la dirección de Ciudadanos ven inviable que Rajoy pueda repetir como candidato a la Presidencia del Gobierno, porque consideran que no cuenta ni con su apoyo ni con el de la cúpula actual del PSOE.
Como informó ayer este diario, los dirigentes más moderados del PSOE rechazan cualquier alianza con Podemos y, en caso de que el partido de Pablo Iglesias les adelante el 26-J, son partidarios de permitir un Gobierno del PP en minoría mediante la abstención. Una opción que los populares ya empiezan a contemplar y a la que el propio Rajoy ha dado carta de naturaleza.
Sin embargo, en estas cábalas hay que contar con C’s. La situación idónea para Génova sería un Gobierno del PP con el apoyo de Ciudadanos y la abstención del PSOE. Sin el respaldo de la formación emergente se difuminaría ya la opción de un Ejecutivo en minoría y los estrategas de C’s creen de hecho que, con ellos y los socialistas en la oposición, la gobernabilidad es un escenario utópico. Pero es que, según lo dicho ayer por Rivera, si Rajoy es el candidato a presidir el Gobierno, el PP no podrá contar ni siquiera con su abstención.
A pesar de esta afirmación, en el PP sostienen que podrán contar con Ciudadanos después del 26-J. Insisten en que «no cierran ninguna puerta» y que hay que esperar al resultado electoral.
Pero Rivera, lejos de suavizar su veto a Rajoy, ha endurecido su discurso tras el debate a cuatro. Ahora es preso de su veto: cierra toda puerta a quien presumiblemente volverá a ganar las elecciones. Una idea que incluso desconcierta a un sector de su partido. Hay quienes valoran que el objetivo es evitar que Podemos llegue al poder y que ante esa amenaza habría que valorar todos los escenarios. De momento, la directriz oficial la impone Rivera. «Ciudadanos quiere un cambio de ciclo y en el cambio de ciclo tiene que haber un cambio de entrenador. Queremos un nuevo presidente, con un nuevo equipo y nuevas políticas», reflexionó ayer.
Esta estrategia supone una rectificación respecto a la campaña del 20-D, donde apostó por abstenerse para no bloquear las instituciones. Su veto a Rajoy podría convertirse ahora en el boomerang que regresa a Ciudadanos: un personalismo –aquello que Rivera achaca a Rajoy y Pablo Iglesias– que impide que arranque la legislatura.
El líder naranja blande el escudo de la corrupción para marcar con la X a Rajoy. En los últimos días ha dado un salto más en su arremetida, llegando a acusar al presidente en funciones de haber cobrado sobresueldos. «Quiero un presidente del Gobierno al que no chantajee nadie, al que nadie [por Rita Barberá] llame para que no quite los aforamientos, que no le coja el teléfono a ningún delincuente [por Luis Bárcenas]», dijo. «Confío en que esta nueva etapa política se abra».
En Génova, tras las palabras de Rivera, mantienen la calma y siguen pensando que se trata sólo de una posición propia de la campaña y que cambiará el día después de las elecciones. De hecho, atribuyen las palabras de Rivera a una respuesta directa a lo que Rajoy le dedicó el miércoles por la noche en un programa de 13TV. «Albert Rivera ha votado y ha elegido como presidente del Gobierno a Pedro Sánchez y por eso considera que tiene que hacer una campaña atacándome a mí», dijo.
Pero confiar en que Rivera cambie de opinión no significa que se vaya a ir de rositas. El PP puso ayer la maquinaria a trabajar para transmitir al electorado de centro derecha que votar a C’s es votar al PSOE. Lo hizo a través de un vídeo con imágenes de la firma del acuerdo de investidura entre Sánchez y Rivera. El vicesecretario de Organización del PP, Fernando Martínez Maillo, defendió que «si alguien quiere que salga Sánchez tiene dos opciones: votar al PSOE o votar a Ciudadanos». Sin piedad contra Rivera hasta el día de las elecciones. Con esta idea y con otra más hiriente aún: cada día dice a una cosa.
«VER A ESPAÑA NO ES UN DESAFÍO»
Rivera defiende su ‘gol’ a Colau. Albert Rivera verá hoy a las 21.00 horas el partido de España en las calles de Barcelona, en el Arco del Triunfo. El Ayuntamiento denegó las peticiones de instalar pantallas gigantes en las calles de la ciudad para seguir los partidos que la selección disputará en la Eurocopa. Pero Ciudadanos lo ha conseguido, burlando esta prohibición solicitando permisos como un acto electoral al uso. «Lamentablemente algunos han querido ver un desafío en algo que es normal en otros países», dijo ayer en Barcelona. «El espacio público es de todos. Vamos a hacer en un día normal algo que se hace con normalidad en otras ciudades. Ver un partido de tu equipo nacional no puede ser un reto en la segunda ciudad más grande de España», zanjó. Para verlo, Rivera cancela un acto en Badajoz, donde el CIS le daba un escaño.
EL MUNDO – 17/06/16