Paloma Esteban-El Confidencial
Cada caso de corrupción inclina la balanza hacia Rivera, que planteará una nueva relación con el PP para el resto de legislatura. La cuestión es que ahora deberá retratarse
El viento sopla a favor de Ciudadanos. Mientras el partido de Albert Rivera se dispara en todas las encuestas hasta niveles difícilmente imaginables hace unos meses —muchas lo sitúan ya como primera fuerza—, el Partido Popular acumula golpes difíciles de encajar. La sentencia de la trama Gürtel ha sacudido una vez más (y ya van muchas) los cimientos del partido del Gobierno, que solo días después de que detuvieran al exministro y expresidente valenciano Eduardo Zaplana, ha visto cómo el ya célebre extesorero Luis Bárcenas afronta una pena de 33 años de cárcel y el propio partido aparece como condenado en el dictamen. Pero ahora su suerte puede cambiar o, al menos, el partido de Rivera tendrá que afrontar un escenario muy complicado: retratarse en la moción de censura que Pedro Sánchez presenta hoy a su ejecutiva.
El varapalo judicial no impidió a Mariano Rajoy sacar adelante los Presupuestos Generales de la mano de Ciudadanos y el PNV. Lo hizo un día antes de conocer la sentencia, asegurándose otro año y medio más de legislatura. Sin embargo, ahora está por ver cómo será ese camino después de que Rivera anunciara que «estudiará» junto a su ejecutiva nacional la relación a mantener con el Gobierno a partir de ahora. «Esto lo cambia todo. Hay un antes y un después», llegó a decir el líder naranja. Dirigentes centristas se inclinan por no adelantar acontecimientos hasta que ese encuentro se produzca. La primera reunión de la ejecutiva nacional al completo, compuesta por 37 miembros, entre los que están los principales líderes territoriales, está prevista para el 11 de junio, aunque entienden que se adelantará dado el carácter de urgencia.
En todo caso, fuentes de la cúpula naranja reconocen a este diario que estudiarán «todas las opciones» para determinar cuál será la relación con el Gobierno a partir de ahora y hasta que la legislatura quede agotada. Rivera entiende que la condena del PP en un caso de corrupción es «un hecho inédito» en democracia, y en Ciudadanos reconocen las dificultades para la formación de cara a la opinión pública si siguen apoyando a los conservadores. «Algo hay que hacer», afirman desde las filas naranjas. Con todo, la moción de censura que Sánchez pondrá encima de la mesa puede conllevar mayores riesgos todavía. En Ciudadanos estaban esperando a conocer la postura del PSOE, el único partido que no se pronunció públicamente este jueves tras conocer el fallo. Y ahora está por ver cómo pretende articular el secretario general de los socialistas esta moción y la decisión que tomarán los centristas.
El entorno de Pedro Sánchez, igual que Unidos Podemos, presionó con firmeza a Sánchez para que diera un paso al frente y presentara la moción. Pero el escenario es endiablado. Sin el apoyo de Ciudadanos, Sánchez necesitaría del apoyo de las fuerzas independentistas para derrocar a Rajoy, en medio de la crisis catalana sobre la que el PSOE se postula en los últimos días a favor de extender el artículo 155. Por otro lado, el partido naranja siempre ha rechazado la idea de compartir una iniciativa de tal envergadura con el partido de Pablo Iglesias.
Los centristas analizarán todas las vías posibles, pero la moción de censura tiene difícil cabida en el partido de Rivera. Cosa distinta sería si la oposición pactara una moción de censura instrumental destinada a convocar nuevas elecciones, entendiendo que la situación actual en el país se hace insostenible. Otra opción de Ciudadanos podría pasar por presionar a Rajoy, ante la gravedad de los hechos, a presentar una cuestión de confianza que, en todo caso, es decisión única y exclusiva del presidente del Gobierno. Que Rivera enfriará las relaciones con el PP es evidente, máxime después de haber dado sus apoyos a las cuentas públicas, que este miércoles contaron con luz verde. En realidad, a partir de ahora, el partido centrista podría ‘romper’ la relación de socios parlamentarios en tanto a que la ley más urgente ya se ha aprobado.
Lo que está claro es que Ciudadanos sale reforzado con cada caso de corrupción del PP. Rivera va ‘cosechando’ los fracasos de los populares, como desmuestran los sondeos demoscópicos publicados, y los tiempos juegan a su favor. Hace apenas unas semanas, la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, dimitía. Los centristas presionaron hasta el final garantizando que apoyarían la investidura del socialista Ángel Gabilondo pero, finalmente, la marcha de la presidenta evitó que el PP perdiera la plaza madrileña. Los 17 diputados naranjas invistieron a Ángel Garrido, número dos de Cifuentes, dejando muy clara su postura, contraria a la situación en la que se encuentran los conservadores. La oposición, PSOE y Podemos, trató de hacer ruido y reprocharles el nuevo apoyo al PP, pero en Ciudadanos entienden que ese respaldo no ha tenido ningún coste negativo, al compensarse con la marcha de la expresidenta popular. En realidad, los partidos de la izquierda también asumen el escaso desgaste del grupo de Ignacio Aguado.
Solo dos semanas más tarde saltó la noticia de la detención de Eduardo Zaplana. Nuevo mazazo para el PP que, aun así, lograba aprobar los Presupuestos este jueves. Ciudadanos dio su apoyo, obligado a tragarse de nuevo el sapo del PNV (incluido en el mismo acuerdo). Pero tampoco considera haber sufrido ningún desgaste por ello: el apoyo de los naranjas estaba garantizado desde hace meses, cuando el equipo de Rivera zanjó un acuerdo que incluía un importante paquete de medidas previsto en el pacto de investidura. Entienden que el respaldo al Gobierno en las cuentas se descontaba y que los españoles «lo ven con buenos ojos», porque es una decisión «responsable» que «beneficia a las clases medias». Además, todos los ojos estaban puestos en los nacionalistas vascos, que lidiaron con la verdadera carga de presión.
Tras la aprobación de las cuentas públicas, la sentencia de la trama Gürtel estalló. Y los PGE pasaron a un segundo plano. La noticia volvía a ser el asedio de la corrupción al partido de la calle Génova. Una vez más, los tiempos —tan importantes en política— están del lado de Ciudadanos. La cuestión ahora, sin embargo, podría complicarse. Cada caso de corrupción que aumenta el hartazgo social inclina la balanza de los centristas de cara a las próximas elecciones. Pero para las generales de 2020 queda mucho tiempo y Rivera entiende que la estrategia a definir puede ser clave. Seguir apoyando al Gobierno como hasta ahora podría tener un importante coste, además de los reproches de la opinión pública. Tomar la decisión contraria dando cobertura a la moción también puede tener muchos riesgos para Ciudadanos.