EL PAÍS 14/08/16
· El líder de Ciudadanos analiza en una tribuna en EL PAÍS las negociaciones para formar Gobierno
Albert Rivera subraya en una tribuna que publica hoy EL PAÍS que el PSOE podrá lograr “las reformas, la regeneración y el control a la corrupción que nunca ha querido hacer el partido de Rajoy” si permite que el PP forme un gobierno en minoría. Ante la negativa de los socialistas a favorecer la continuidad del presidente en funciones, el líder de Ciudadanos anima a Pedro Sánchez a considerar la posición de fuerza que tendrían los diputados de la oposición ante un Ejecutivo sin mayoría absoluta. “Desde una oposición responsable y no populista, tanto el PSOE como Ciudadanos podemos jugar un papel clave para la estabilidad y el progreso de España”, advierte.
Rivera subraya que el pacto de gobierno que firmó hace cinco meses con Sánchez debe servir como base “para cualquier negociación futura entre partidos constitucionalistas”. Muchas de las 200 reformas que recogía aquel documento podrían facilitar ahora el entendimiento entre el PP, el PSOE y Ciudadanos. En consecuencia, Rivera le pide a Sánchez que deje a un lado los pulsos internos por el liderazgo de su partido —“la mejor manera de mantener el liderazgo es tener liderazgo y proyecto para tu país”— y que conceda por “sentido de Estado” una abstención imprescindible para que Rajoy pueda formar gobierno. Eso, argumenta, permitiría que tanto el PSOE como Ciudadanos pudieran unir fuerzas para impulsar juntos reformas desde la oposición.
“Para Ciudadanos, pensando solo en nuestro interés partidista y vista la pasividad y falta de determinación de Rajoy, lo más cómodo sería usar nuestros 32 escaños para votar no al actual presidente en funciones, aunque quedara bloqueada España”, escribe Rivera, que ha intentado ayudar al desbloqueo abriéndose a negociar su voto afirmativo a la investidura de Rajoy como presidente. “Sin embargo, preferimos utilizarlos para desbloquear España, exigiendo reformas y regeneración”.
El PP logró 137 diputados en las elecciones generales del 26-J. Si Rajoy acepta las seis condiciones previas que le exige Rivera, fija una fecha de investidura, y culmina con éxito sus negociaciones con Ciudadanos, podrá contar con 169 votos afirmativos. Esa cuenta es insuficiente para que el candidato del PP siga en La Moncloa: necesita 176 votos en la primera votación, y más síes que noes en la segunda. Como tanto el PP como Ciudadanos descartan llegar a acuerdos con partidos nacionalistas, la participación del PSOE es imprescindible para desbloquear la situación, permitir la formación de gobierno y evitar una segunda repetición electoral que supondría la celebración de tres elecciones generales en el plazo de un año.
Frente a la posibilidad de una oposición populista, el presidente de Ciudadanos aboga por una oposición responsable, en la que “tanto el PSOE como Ciudadanos podemos jugar un papel clave para la estabilidad”.
“Urge un Gobierno, urgen reformas, urge acción”, recuerda Rivera en un artículo en el que también reflexiona sobre la vigencia de los valores de la Transición política que permitió la llegada de la democracia tras la dictadura de Franco. Es el momento, argumenta el presidente de Ciudadanos, de comprobar si aquel acuerdo alcanzado entre partidos y personas con sensibilidades, ideales y principios opuestos fue “simplemente un oasis de coraje (…) o si realmente abrimos por entonces una sólida etapa de grandes consensos”. Que el PP y el PSOE logren o no llegar a un acuerdo servirá de termómetro para medir la pervivencia de esa capacidad de acuerdo, razona Rivera. De hecho, el artículo que hoy publica Rivera en EL PAÍS constituye un recuerdo de que cualquier pacto bilateral resultará inútil si el PSOE no se suma.
La próxima semana puede suponer un punto de inflexión decisivo en las negociaciones. El miércoles, la Ejecutiva del PP decide si acepta las seis condiciones que exige Ciudadanos para abrir conversaciones. Si eso ocurre, el camino para el voto afirmativo de los 32 diputados de Rivera quedará totalmente despejado. Eso pondrá al PSOE frente a una disyuntiva: o abstenerse para permitir la formación de gobierno y aprovechar la debilidad del ejecutivo para impulsar las reformas de su programa —como argumenta Rivera— o mantenerse en un voto negativo que probablemente llevaría a España a sus terceras elecciones generales en un año.