EL MUNDO – 19/11/15
· Nada de frío. A traje descubierto. Aunque alguno portara aún bufanda o pañuelo en una mañana otoñal, Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, lleva recogido su abrigo en el brazo. Como con una mezcla de ganas y prisa por empezar a debatir.
Le gusta. Y ayer lo hizo durante más de hora y media en el Foro de EL MUNDO –titulado La España necesaria– que está celebrando este diario y al que ya han asistido Mariano Rajoy y Pedro Sánchez –la próxima semana la cita será con Pablo Iglesias, líder de Podemos–. Precisamente, dos de sus rivales políticos a los que Rivera lanzó un claro mensaje de cara al día después de las elecciones generales: «La mayoría parlamentaria es la que tendrá que decidir quién es presidente».
Los sondeos electorales sitúan a Ciudadanos en un ascenso constante, al menos hasta ahora. Se acerca a PP y PSOE y, en alguna estimación, incluso llega a superar a los socialistas. Todos sitúan a Rivera como guardián de la llave de la gobernabilidad. Él reivindica sus opciones de victoria. «No veo que el PP vaya a sacar el 45% de los votos, o que lo vaya a hacer el PSOE. De momento me veo ganando. Ciudadanos está en condiciones de ganar las elecciones», dijo ante un aforo de más de 200 invitados de todos los ámbitos de la sociedad.
«Estamos en una nueva etapa, donde hay cinco puntos entre los tres primeros. Vamos a ver quién gana y quién seduce a la mayoría del Parlamento, porque si no lo hace, no gobierna», afirmó el líder de la formación emergente a preguntas de los lectores y los asistentes al acto. Una afirmación que desecha la idea de que tenga que ser la lista más votada la que gobierne.
Para dejar patente su apuesta por que sea presidente quien logre más consenso, apeló a los números: «Cuando el que gana tiene un 25% de los votos, el segundo un 23% y el cuarto un 18%, es la mayoría parlamentaria la que tendrá que decidir quién es el presidente. Si yo gano las elecciones con un 25%, soy consciente de que eso no implica que pueda ignorar al 75% del Parlamento. Tendré que escuchar sus peticiones, si me ponen condiciones, qué cosas quieren que cambie de mi programa y, si lo consigo, gobernaré. Y si no lo consigo, no gobernaré. Espero y deseo que Pedro Sánchez y Mariano Rajoy piensen lo mismo que yo, porque en caso contrario vamos mal».
Cuestionado por Francisco Rosell, adjunto al presidente de Unidad Editorial y director de los Foros y Conferencias de este grupo, sobre si aún siendo el tercer partido querría o podría gobernar, Rivera no descartó nada. «No lo sé», fue la puerta que dejó abierta. «Eso es presuponer cosas que no son ciertas. Estamos ante una nueva etapa política. Ya no vale el esquema rojo-azul y CiU y ERC como bisagra. El escenario hoy día es que hay tres partidos políticos: la vieja izquierda, la vieja derecha y el nuevo centro. Si Ciudadanos crece es porque comprendemos lo que está pasando en España. Partimos con ventaja en cuanto a la capacidad de diálogo y consenso para gobernar. Hemos demostrado que podemos negociar con unos y con otros, que tenemos capacidad de movimiento y libertad para firmar acuerdos», reflexionó.
El presidente del partido naranja se cuidó mucho en todo momento de marcar distancias con Podemos. De no citar al partido de Pablo Iglesias en cuando a la disputa por La Moncloa se refiere. Ambas formaciones rivalizan por capitalizar el voto del cambio y Rivera reivindica la sensatez, situando en el extremismo y la agresividad a Iglesias. Por todo ello, dejó claro que con Podemos pueden «colaborar» en algunos aspectos en los que están de acuerdo –regeneración, nueva ley electoral, lucha contra la corrupción, despolitización de la Justicia…–, pero que sería muy difícil lograr un acuerdo de Gobierno porque defienden modelos económicos y de sociedad «antagónicos».
Para dejar claro de dónde parten ambos partidos, aludió a que mientras Ciudadanos es europeísta, apoya la economía de mercado y busca la «igualdad territorial», Podemos concurre a elecciones con Bildu y cree en un modelo «más parecido a algunos países de Sudamérica».
VALORES CIVILES
Durante su presencia en el Foro de EL MUNDO, Rivera reivindicó la defensa de los valores civiles como pilar fundamental de la sociedad y la democracia. Como ejemplo de la defensa y la necesidad de aplicar y no sólo proclamar esos derechos civiles, Rivera expuso un hecho muy reciente y claro: los vecinos de París que estaban en el Stade de France, cuando se produjo el ataque yihadista, entonaron La Marsellesa al ser evacuados del campo. «En algunos países unos cantan el himno y se unen. En otros [en referencia a España] lo silbamos. No hemos limpiado nuestros símbolos, la bandera o el himno, de la España negra. Hay que respetar lo que nos une y poner en valor lo que hemos logrado juntos».
«La defensa de esos valores está encima de la mesa no sólo en España, sino también en Europa y en todo el mundo tras los últimos atentados yihadistas. España pertenece a la Unión Europea, por tanto, hay que llevar la defensa de los valores civiles a toda Europa», insistió. «Por eso creo que las instituciones europeas deben dejar de ponerse de canto, hay que apostar por una política exterior común, y no jugar a la geopolítica y los intereses particulares de un país. Debe ser así si queremos seguir viajando por Europa sin pasaporte. Hay que unirse frente a los que atacan a nuestro modo de vida. No podemos hacer la guerra por nuestra cuenta, es necesario coordinar cualquier política exterior de la UE», zanjó.
Tras los atentados cometidos por el Estado Islámico, Francia pidió a la Unión Europea activar la cláusula de defensa colectiva. Cuestionado acerca de si respaldará una intervención militar española en Siria, Rivera se ha mostrado favorable, si la OTAN lo pide. Según explicó, ha trasladado a Rajoy su apoyo si hay que tomar «medidas coordinadas dentro del marco de la OTAN y dentro de las resoluciones de la ONU» para «cualquier actuación que tenga que llevar España dentro de los próximos meses».
El presidente de Ciudadanos aseguró que está «totalmente de acuerdo» con el eslogan de «no a la guerra», pero que cuando unos terroristas «atacan nuestra forma de vida», hay que actuar. «Odio la guerra, pero odio todavía más el terrorismo».
Debo confesar que últimamente me preguntan mucho a qué partido va a apoyar EL MUNDO en estas elecciones. Y que son muchos los que creen que ese partido es Ciudadanos y que el candidato de nuestro periódico es Albert Rivera. Ahora que no me escucha, voy a darle a Albert una mala noticia: no vamos a pedir el voto para él.
Tampoco para ninguno de los demás candidatos.
Creemos que nuestra obligación es contar la realidad a nuestros lectores, presentarles y analizar para ellos todas las propuestas, compartir nuestras ideas para hacer que España sea un país mejor, para que luego sean ellos los que tomen una decisión informada. No necesitan que ni nosotros ni nadie les diga cómo ejercer su derecho democrático al voto.
Ocurre que EL MUNDO no es un periódico de partidos –esa opción existe en los quioscos y es igualmente legítima–, sino de principios. Que no apoyamos siglas, sino propuestas. Que no tenemos miedo a enfrentar a nuestros lectores a ideas que les incomodan, aunque tampoco olvidamos que ellos son nuestros verdaderos jefes y que a ellos nos debemos.
No vamos a apoyar a Albert Rivera pues, pero sí sus ideas cuando nos parezcan buenas para España. Apoyaremos sus iniciativas cuando creamos que pueden servir para regenerar el país y reducir la corrupción; cuando defienda la unidad de España frente al autoritarismo y el nacionalismo excluyente en Cataluña; cuando pida una Justicia más independiente, aunque hayamos discrepado hace poco en la forma de conseguirlo. Y vamos a apoyarle, también, cuando defienda medidas que refuercen la libertad de los medios de comunicación, con reglas justas para el reparto de la publicidad institucional o la elección de directores de medios públicos independientes. Para que en este país el cambio de Gobierno deje de suponer la pérdida de trabajo para periodistas.
Nuestro invitado tiene muchas posibilidades de ocupar un escaño en el Congreso en la próxima legislatura, todas en realidad, un cargo de responsabilidad importante o quizá una posición de influencia en el próximo Gobierno. Así que, a la vez que le doy la bienvenida a nuestro foro, me voy a permitir ponerle en un compromiso delante de todos vosotros. Para pedirle que se comprometa aquí, en el foro del periódico que ha hecho el periodismo más independiente de España en los últimos 26 años –y que me corrija la hemeroteca si no es así–, a que desde su nueva posición, sea cual sea, defienda la libertad de prensa. Y que lo haga, incluso cuando ésta le perjudique o no esté de acuerdo con lo que digamos de él. Porque nosotros le criticaremos, de eso puede estar seguro. Tan seguro como de que trataremos de hacerlo con justicia. Porque lo que es bueno para el país no siempre lo es para los intereses de los partidos o los particulares de sus líderes. Aunque sólo los mejores están dispuestos a pagar ese precio. Y eso es precisamente lo que mucha gente espera de Albert Rivera, que esté dispuesto a pagar ese precio.