EL CONFIDENCIAL 04/05/16
· El presidente de C’s sigue convencido de que el jefe de Génova no es la persona adecuada para regenerar el país, y toda opción de entendimiento pasa por que Rajoy se marche
Después de que Felipe VI disolviera las Cortes por primera vez en la historia este martes, la cuenta atrás hacia el 26-J es ya un hecho. Las fuerzas políticas se enfrentarán en apenas dos meses a unos nuevos comicios -llamados a ser los definitivos- y cuentan con apenas unas semanas para trazar la campaña electoral, en la que sacarán la artillería pesada con un doble objetivo: retener a sus votantes y recuperar los que perdieron el 20-D o los que han podido ir perdiendo en estos meses de negociaciones. Serán los resultados del último domingo de junio los que determinen las posibilidades del Gobierno que España tendrá, dependiendo de las opciones que la artimética ponga sobre la mesa. El principal problema, en todo caso, seguirán siendo los vetos de los partidos. En el caso de Ciudadanos, el entendimiento con los populares pasaría por acordar la marcha de Mariano Rajoy.
La mayor parte de las encuestas señalan que la suma entre PP y C’s se acercaría a la mayoría absoluta, mientras el destino del PSOE quedaría en manos, más allá del número de apoyos que consiga, de los efectos que la confluencia entre Podemos e Izquierda Unida pueda desatar. La defunción del pacto firmado entre Pedro Sánchez y Albert Rivera es también inevitable y a partir del 26-J se abrirá una nueva etapa de negociaciones. Rajoy advirtió de que sería bueno tener Gobierno a finales de julio, pero el presidente de Ciudadanos descarta esa fecha tan temprana al entender que los diálogos se extenderán durante el verano hasta que realmente haya un acuerdo.
En todo caso, si los pronósticos se cumplen y conservadores y centristas suman lo bastante como para formar el próximo Ejecutivo, Ciudadanos seguirá teniendo una línea roja que lleva por nombre y apellidos al candidato popular. Rivera emprendió hace meses una fuerte ofensiva contra la figura de Rajoy al entender que el jefe de Génova no podía abanderar la nueva etapa política y desarrollar el proyecto regenerador que los naranjas incluyen en su ADN. El presidente de Ciudadanos no duda en repetir una y otra vez que Rajoy «no puede liderar un Gobierno de cambio ni de regeneración», y fuentes del partido reconocen que el veto es absolutamente taxativo.
Aunque la artimética permitiera el entendimiento, el veto cruzado en torno al futuro presidente del Gobierno dejaría muy pocas opciones a la vista. Una pasaría por sellar el pacto entre las dos fuerzas políticas con el futuro relevo del líder de Génova incluido en el contrato. Los populares recelan de forma tajante, pero sería la forma de garantizar el acuerdo. Ciudadanos tiene claro que no estará en un proyecto cuya carta de presentación final sea Mariano Rajoy.
La formación de centro ve imposible llegar a un acuerdo mientras continúe al frente del partido Rajoy, teniendo en cuenta que los grandes casos de corrupción que han roto las costuras del PP tuvieron lugar con él al mando. Desde el 20-D, seis escándalos explotaron en el seno de Génova y Rivera ve inviable, en este punto, explicar a sus votantes un hipotético respaldo a Rajoy. Dirigentes de la cúpula naranja aseguran que ni siquiera una hoja de reformas y condiciones impuestas por Ciudadanos para alcanzar un pacto tras las elecciones sería suficiente para sellar un acuerdo, como sucedió tras las autonómicas en Madrid y Andalucía, donde PP y PSOE respectivamente gobiernan con el apoyo del partido naranja.
El liderazgo de los conservadores será el escollo en una posible negociación final y solo la seguridad de que el partido contará con un jefe «nuevo y renovado» podría garantizar el apoyo de Ciudadanos. Sin embargo, el PP cierra filas en torno a su líder. Lo volvió a hacer ayer mismo María Dolores de Cospedal, al insistir en que el recambio de Rajoy no es una alternativa que los populares contemplen. También los dirigentes más jóvenes de Génova respaldan la candidatura del presidente del partido, pese a reconocer que su misión sigue siendo tender puentes con Ciudadanos de cara al desenlance del 26-J.
Podemos, el punto de unión
Tanto PP como Ciudadanos preparan una campaña de ataque contra Podemos. Ambas formaciones reconocen que la escasa presión ejercida contra el partido de Pablo Iglesias fue un error que deberán enmendar en las próximas semanas. Según explican dirigentes de la formación conservadora, el PP hará una estrategia de polarización para convencer a sus votantes de que o gobiernan ellos -con apoyo de otras fuerzas constitucionalistas- o Iglesias alcanzará el poder.
Por parte del partido naranja, el aislamiento a Podemos seguirá siendo el gran objetivo. Ciudadanos confiaba en que el PP de Rajoy se centraría en la ofensiva contra Podemos y, sin embargo, las semanas previas al 20-D los populares intensificaron su ataque contra Ciudadanos al percibir en ellos al verdadero rival.
La formación nacida en Barcelona pasará al ‘ataque’ contra el partido de Iglesias en caso de haber nueva campaña, más aún después de que el CIS, las encuestas de todos los medios y sus propios sondeos internos pusieran de manifiesto que podría haber un trasvase de votos desde Podemos al partido de centro.