En Alcalá 253, cuartel general de Ciudadanos, la victoria de Pedro Sánchez en las primarias socialistas fue acogida con sonrisa maliciosa. Saben que vienen turbulencias en el mapa político español, pero el núcleo duro de Albert Rivera considera que la posibilidad de que el nuevo secretario general del PSOE decida escorarse más a la izquierda abre una ventana para pescar en el caladero de votantes moderados socialistas. Creen que su «apuesta por podemizar el PSOE» dejaría huérfanos a sus votantes más de centro, en torno a un millón y medio. En la dirección de Ciudadanos saben que su principal disputa por el espacio electoral es con el PP, pero hace meses que detectan vasos comunicantes de votos con los socialistas. Ahora ven una ocasión de robarle votos a Sánchez.
Pedro Sánchez y Albert Rivera firmaron en febrero de 2016 un acuerdo de Gobierno que incluía 200 medidas y que naufragó en la fallida investidura del socialista. Siempre mantuvieron una relación fría, cordial en lo político, que fue rompiendo el hielo al calor de dos maratonianas semanas de negociación hasta la madrugada en los despachos del Congreso. Pero la relación se fue enfriando después de nuevo, sobre todo tras la tentativa de Sánchez de formar una mayoría alternativa al PP con Podemos y los independentistas.
Ya entonces, los estrategas de Ciudadanos detectaron en sus estudios internos que había posibilidad de atrapar a los votantes moderados socialistas descontentos con el giro de su líder. Ahora, pese a que el partido abandonó la socialdemocracia en su última Asamblea General, creen que pueden obtener réditos electorales.
«La duda es si la apuesta por podemizar el partido va a hacer que a partir de ahora el PSOE se relacione más con partidos independentistas que con partidos constitucionalistas», recalcó ayer Inés Arrimadas, portavoz nacional de Ciudadanos, tras la reunión de la Ejecutiva del partido. «El señor Sánchez no ha ofrecido un proyecto a los españoles, porque el no a Rajoy no es un proyecto para España, no es una alternativa de Gobierno», fue el pistoletazo de salida en esta suerte de operación para captar votantes socialistas.
Varios miembros de la dirección de Ciudadanos consultados por este diario coinciden en señalar que la victoria de Sánchez es una oportunidad para aumentar su nicho de votantes. Sobre su mesa, por ejemplo, están los resultados del último CIS, del mes de abril. En él se recoge que 1,6 millones de votantes del PSOE en las última generales de junio de 2016 se sitúan en el centro político –fijado en el 5 en una escala del 1 al 10, siendo el 1 la izquierda–. En total, 2,9 millones de votantes socialistas se sitúan entre el 4 y el 6 en esta escala ideológica. Y ahí es donde apunta la caña de pescar votos de Rivera.
Pero no sólo eso. Este mismo sondeo del CIS confirma que los votantes del PSOE prefieren a Ciudadanos antes que a Podemos. La mayor fuga de votantes socialistas, un 3,2% (173.590 personas), escogería al partido de Rivera en caso de ir de nuevo a elecciones, por encima del 2,5% que se decantaría por Podemos.
Ciudadanos quiere sacar también triunfos políticos de la derrota de Susana Díaz. La formación naranja anunció ayer que revisará su pacto de investidura en Andalucía. Fijará «un calendario de ejecución» para los dos años que quedan porque «las reformas pendientes y los problemas de los andaluces no pueden estar a expensas de los líos y cuestiones internas del PSOE». Apretar a Díaz en un momento de debilidad interna.