ALBERTO LARDIÉS-Vozpopúli
- La ex del PSOE y fundadora de UPyD denuncia en ‘La demolición’ la estrategia del Gobierno para acabar con el sistema constitucional del 78 y alumbrar una segunda transición
Pregunta. ¿Qué es La demolición?
Respuesta. La demolición es una recopilación de las decisiones más importantes tomadas por el Gobierno en el último año que demuestran que estamos ante una estrategia de un gobernante, Pedro Sánchez, que tiene como objetivo demoler la democracia y acabar con la Transición y el sistema constitucional del 78. Se trata de derogar la Constitución de facto sin dejarnos la posibilidad de votar. Me parece necesario poner negro sobre blanco todas estas perversiones del sistema democrático y del robo de nuestros derechos de ciudadanía. Además, todo esto no es fruto de incompetencia o sectarismo, sino que forma parte de una estrategia aplicada por Sánchez, aprovechándose de la pandemia, para ir hacia una segunda transición. La magnitud de esta traición no se ve con los hechos dispersos, pero sí reunidos en este libro que es una llamada de alarma a los ciudadanos.
P. Dice que en el libro aborda los hechos pero también el por qué de esa estrategia.
R. Hay que ver cómo hemos llegado hasta aquí. A esta situación hemos llegado porque primero existió Zapatero. El nefasto Zapatero puso en marcha la estrategia de sectarizar primero a las bases del PSOE y luego a la sociedad. Su objetivo fue confrontar y dividir a la sociedad española, para provocar esa segunda transición. Una segunda transición pilotada por el PSOE y por quienes se autoexcluyeron de la primera, es decir los nacionalistas, los que consideran que sus regiones son naciones y por tanto estados.
Lo que hacía Zapatero era dividir España para conseguir el poder. Eso es lo mismo que aplica Sánchez, pero dando un paso más»
P. ¿Por qué Zapatero hizo todo eso?
R. Por lo mismo que Miterrand en Francia. Zapatero teorizaba que si conseguíamos dividir a la derecha y que surgiera una ultraderecha, el PSOE se apalancaría en el poder para siempre. Hacer todo eso, aún a costa de romper la cohesión entre españoles, fue para mantenerse en el poder. Para eso mismo trabaja Sánchez. Las bases del PSOE que cogió Sánchez ya estaban tan sectarizadas con Zapatero que veían como el enemigo a las derechas y no a ETA. Si pedías un pacto con el PP, te llamaban facha. Lo que hacía Zapatero era dividir España para mantener el poder. Eso es lo mismo que aplica Sánchez, pero dando un paso más.
P. ¿Cuál es ese paso más?
R. Traspasa líneas rojas que no traspasó Zapatero. Por ejemplo, reconocer a los proetarras como hombres de Estado y como socios. O atacar a dos de los tres poderes fundamentales del Estado. Su paso más es romper todas las líneas rojas, porque demoler la democracia y superar el sistema del 78 es su objetivo para seguir en el poder.
P. Usted compitió en aquel Congreso del PSOE de hace 20 años en el que Zapatero fue elegido secretario general. Podría pensarse que habla así como una suerte de vendeta personal. ¿Cuál es su relación con él?
R. Hay que huir de los ataques ad hominen. No ataco a la persona. Hay que calificar los actos. Yo creo que este libro es un buen ejemplo de eso. Porque demuestro con los hechos que Sánchez está demoliendo la democracia. Eso mismo, medir por sus actos, es lo que aplico a Zapatero. Claro que competí contra él, pero luego fui diputada y eurodiputada hasta que me fui yo del PSOE. No tengo ni buena ni mala relación personal con él. Era difícil discutir porque en privado siempre te daba la razón.
P. Es verdad que lleva muchos años arremetiendo contra él, pero me gustaría que me hablase de lo que Zapatero hace actualmente…
R. Sus actos, los de ahora, los que protagoniza como lavador de imagen de uno de los tiranos más importantes de la actualidad que es el presidente de Venezuela, le califican suficientemente. En un momento en que hay que elegir, Zapatero está con los malos, con los peores. En términos democráticos es una figura devaluada, es una vergüenza que sea el interlocutor de Maduro y de sus ataques a la libertad y a los derechos humanos, de un régimen condenado en la Unión Europea. Ese Zapatero es uno de los referentes estratégicos de Sánchez, y no digo referentes intelectuales porque Sánchez no los tiene.
Entregar el gobierno de Navarra a un tipo como Otegi es algo que no encontrarás en ningún gobierno democrático de Europa. Pero no es lo único que ha hecho»
P. En todo caso, en el libro defiende que Sánchez ha dado una vuelta de tuerca. Más allá del pacto con Bildu, por el que luego le preguntaré, ¿qué quiere decir?
R. Pero es que ese pacto no puede dejarse «más allá». Entregar el gobierno de Navarra a un tipo como Otegi es algo que no encontrarás en ningún gobierno democrático de Europa. Pero no es lo único que ha hecho. Sánchez ha hecho una ley de educación que institucionaliza la persecución del que piensa diferente, que expulsa la lengua común y que condena a millones de españoles a competir en peores condiciones a la hora de hacer su currículum. Ha llevado la sectarización a las aulas. Ha decidido constituir una mesa de partidos con la Generalitat de Cataluña que en su propio articulado niega la soberanía nacional, que es una atribución de todos los españoles.
Sánchez ha traspasado otra línea roja que es intentar por todos los medios controlar a la Justicia. Si ya esos órganos tienen una intervención sobredimensionada por parte de los políticos, él quiere ir más allá y tener el control absoluto. Terminar con la separación de poderes. Sánchez se ha atrevido a que su mandado en el CIS, Tezanos, le pregunte a los ciudadanos si creen que la libertad de expresión debe mantenerse o es mejor remitirse a la información oficial. Son cuatro ejemplos de cómo traspasa todos los límites para mantener el poder.
Sánchez ha traspasado otra línea roja que es intentar por todos los medios controlar a la Justicia»
P. En el libro también habla del control del propio PSOE…
R. Sánchez ha dado una vuelta de tuerca dentro del PSOE, que es un partido muerto, sin estructuras de contrapoder interno, sin contrapoderes. Eso ha desaparecido por la elección directa del líder que es el caudillo Sánchez. Es lo mismo que aplica en España. En el PSOE estaba el caldo de cultivo creado por Zapatero. Y en la sociedad española está aprovechándose de la pandemia.
P. ¿Por qué?
R. Porque toda su estrategia de acabar con los poderes democráticos se ha afianzado con el estado de alarma y la crisis de la pandemia. Lo que para todos los españoles es un drama es para Sánchez su gran éxito y su gran instrumento. Ya hubiéramos salido a la calle a protestar hace tiempo pero ahora están las libertades están coartadas por la pandemia.
P. Parece que su libro es algo así como una forma de combatir la desmemoria de esta época donde todo va demasiado rápido, de manera que ya no recordamos cosas ocurridas anteayer…
R. Claro, porque los hechos dispersos, como decía antes, no nos permiten ver la magnitud de la traición ni evaluar las consecuencias. Por eso he ido recopilando los hechos más importantes, que no todos porque si no el libro sería mucho más largo. Para combatir el mal hay que conocer el mal. Es la vacuna principal. No es que quiera combatir al desmemoria, es que quiero mostrar a los ciudadanos lo que está pasando para que reaccionen. Para ello, hay que conocer la verdad.
En un momento de crisis tan grave, la política en España está dirigida por un publicista, que se llama Iván Redondo, que no tiene más ideología que trabajar junto a Sánchez y que aplica los 11 principios de la propaganda de Goebbels»
P. Ahí se enmarca eso que dice usted de que “tenemos la obligación de organizarnos”. ¿Organizarse en qué sentido?
R. No creo que estemos condenados. No quiero resignarme. Y repito que para evitar que se propague esta peste que es el Gobierno de Sánchez la mejor vacuna es conocer lo que está ocurriendo. En el momento de crisis tan grave, la política en España está dirigida por un publicista, que se llama Iván Redondo, que no tiene más ideología que trabajar junto a Sánchez y que aplica los 11 principios de la propaganda de Goebbels.
P. ¿Cómo dice?
R. Utiliza el primer principio del contagio, que es unir a los enemigos en eso que llama «las derechas» o el «trifachito». También está el principio de la transposición, que es cargar los errores propios a otros, porque fíjese que la culpa siempre es de las comunidades, de otro partido o de quien sea. Y particularmente utiliza el principio de renovación, que consiste en emitir constantemente informaciones nuevas a un ritmo tal que al adversario no tenga tiempo para responder. Así, cuando estás preparándote para responder a la mesa de partidos, ya han decidido indultar a los golpistas o cambiar el código penal para que ni siquiera hayan delinquido, y así sucesivamente. Son tantos escándalos que no da tiempo a responder. Es lo que trato de demostrar con el libro.
Todavía hay quienes piensan, y el publicista lo piensa, que la presencia de Iglesias en el Gobierno ayuda a Sánchez a aparentar ser un hombre centrado y moderado. Pero yo no me dejo engañar»
P. Para usted no hay errores de Sánchez, sino que todo forma parte de una estrategia…
R. Todo es una estrategia. No hay que confundir los errores o las decisiones mal encaminadas con una estrategia perfectamente definida para demoler la democracia. Otro ejemplo que se nos ha olvidado: el nombramiento de una fiscal general del estado que era diputada socialista y acababa de ser ministra de Justicia. Mi libro es un trabajo para movilizar socialmente las conciencias de los ciudadanos y para defender las instituciones, que es defender la democracia.
P. ¿Qué siente cuando ve los pactos del PSOE con Bildu? ¿Cree que, aunque ambas partes lo nieguen, el acercamiento de presos forma parte del acuerdo sobre los presupuestos?
R. El acercamiento de presos por supuesto que está incluido. Digan lo que digan, lo que hay que analizar es lo que se hace. En los acercamientos que se están haciendo no se cumplen los requisitos legales para hacerlos. Marlaska se ha convertido en el que limpia la escena del crimen. ¿Qué siento? Rabia y vergüenza. Lo que están haciendo es la imagen más clara de la traición a la democracia, porque es un pacto entre Sánchez y los enemigos mortales de la democracia.
Los nacionalistas, los golpistas, los populistas, los separatistas y los proetarras se han encontrado un presidente que es un chollo»
P. Siempre se dijo que el gran responsable del pacto con Bildu era Pablo Iglesias. Usted en el libro apenas señala a Iglesias o a Podemos como urdidores de esa demolición que denuncia…
R. Es que Iglesias es vicepresidente del Gobierno porque Sánchez lo ha colocado. El presidente del Gobierno eligió socio. Lo que hace Iglesias es porque Sánchez le utiliza. Hacer acuerdos o visitar cárceles o lo que sea. Iglesias es el estridente pero Sánchez es el jefe. Iglesias insulta al Rey pero es Sánchez quien le veta la presencia en la entrega de despachos en Barcelona. Todavía hay quienes piensan, y el publicista lo piensa, que la presencia de Iglesias en el Gobierno ayuda a Sánchez a aparentar ser un hombre centrado y moderado. Pero yo no me dejo engañar. Es como lo del candidato Illa, que lo mandan allí porque habla bajito. Es tan moderado que lleva 90.000 muertos a sus espaldas. Le recuerdo que la perversión del lenguaje es una de las estrategias de cualquier publicista.
P. No deja usted títere con cabeza…
R. La cuestión es si digo la verdad o no. Porque es indiscutible que a Iglesias le ha puesto Sánchez. No es duro lo que yo digo ni que yo lo cuente, sino lo que ellos hacen. Reflejarlo es mi trabajo en este libro.
P. En línea con lo anterior, usted señala sobre todo a Sánchez. Pero, ¿qué responsabilidad tiene en lo que dicen los socios de fuera del Gobierno, es decir los nacionalistas que le sustentan?
R. La demolición es un objetivo de Sánchez y para ello suma a cualquiera que esté de acuerdo con él. Los nacionalistas, los golpistas, los populistas, los separatistas y los proetarras se han encontrado un presidente que es un chollo. Los nacionalistas tradicionalmente han chantajeado a los Gobiernos pero con Sánchez se encuentran a alguien que tiene el mismo objetivo. Él está cómodo con esta gentuza. Gente que, como él, no tiene límites.
No tengo más proyecto que ser una militante ciudadana que pueda seguir ejerciendo su libertad de expresión»
P. ¿Volverá alguna vez Rosa Díez a la política activa? A ser diputada, quiero decir…
R. Estoy en la política activa. No estoy en la institucional. En cada momento te colocas en un lugar. Y ahora estoy bien.
P. Lo digo porque se especuló con su posible fichaje por el PP y ha estado en actos junto a Pablo Casado. ¿Es eso posible o es una invención mediática?
R. Que compartí mitin no es una invención, pero que me iba a ir con el PP u otro partido es una suposición o una invención. No tengo más proyecto que ser una militante ciudadana que pueda seguir ejerciendo su libertad de expresión.
P. Hablaba usted antes de la necesidad de organizarse. ¿Se refiere también a manifestarse en la calle contra el Gobierno?
R. Salir a la calle también. Primero cada uno desde su ámbito tiene la obligación de responder y no dejar que nos coarten las libertades. Ejercer sus derechos de ciudadanía. No resignarse es importantísimo. Y claro que sí hay que salir a la calle. En España están pasando cosas que siempre se decía que no podían pasar.
P. ¿No cree que alguien que lea el libro o esta entrevista puede pensar que usted exagera? Por ejemplo, el PSOE de Sánchez está con la monarquía como forma de estado. ¿No cree, en suma, que Sánchez no llegará tan lejos?
R. Pactar el gobierno de Navarra con los proetarras ya es ir muy lejos. O constituir una mesa de partidos que niega la soberanía ya es ir muy lejos. Basta con tomarse el trabajo de repasar lo que ya ha hecho. Cuestionar permanentemente la figura de la jefatura del estado y permitir que desde el propio Gobierno se insulte a la misma y a todos los españoles también es ir muy lejos. Y lo que hay que impedir es precisamente que lleguen aún más lejos. Por ejemplo, en lo referente a la justicia les ha frenado Bruselas. Alguien puede considerar que es exagerado pero ahí está, y ya está pasando. Lo que podríamos pensar que no iban a hacer es lo que ya están haciendo. Y lo que hay que pensar es en cómo frenarlo. Ahí están los hechos y sus consecuencias.