SANTIAGO GONZÁLEZ-EL MUNDO
Mateo es una muestra de las dotes del doctor Sánchez como head hunter. Ella era una excelente locutora que se hizo con un nombre y un prestigio. Tenía fotogenia, hermosa voz y una vocalización impecable. Pero eso era todo. Nunca se le conocieron grandes hechuras periodísticas, mucho menos méritos empresariales para dirigir una macroempresa como RTVE. Sus primeras decisiones purgaron a 70 profesionales en un plazo de dos meses, mientras aupaba a la Dirección de Informativos a Begoña Alegría, que intelectual y profesionalmente hablando, era buena chica, cualidad que no parece bastar para conseguir buenos índices de audiencia.
Los resultados no pueden ser más elocuentes: seis meses después de su nombramiento, TVE ha pasado a ser la tercera cadena en índices de audiencia por detrás de Telecinco, que se ha consolidado como la cadena más vista, y de Antena 3, la segunda. RTVE tiene el doble de trabajadores que Telecinco y Antena 3. Y son más caros. La pública gasta en personal tres veces más de lo que gastan en conjunto Telecinco y Antena 3.
Tiene que ser un trago para cualquiera que la incompetencia en sus quehaceres se manifieste de manera tan apabullante. Por eso no es de extrañar que Rosa Mª Mateo haya intentado dimitir un par de veces, tal como contaba el ABC, pero que en ambas fue disuadida por Carmen Calvo, que es una autoridad en materia de sectarismo e incompetencia, las dos características principales que sustentan el proyecto televisivo de Mateo. Los informativos de TVE han registrado una pérdida acumulada de un millón de televidentes, una metáfora acabada del hundimiento de la España sanchista. El pasado viernes, el Comité Intercentros de RTVE aprobó por mayoría (UGT, USO y el Sindicato Independiente) de ocho votos contra dos (CCOO) y una abstención (CGT), una petición al Gobierno y a las Cortes Generales para el cese de Rosa Mª Mateo a causa de la externalización de programas, el incumplimiento de acuerdos y el desinterés de la dirección en avanzar en la negociación colectiva.
Tengo ya escrito que aprecié y admiré a su primer marido, Manu Leguineche, lo que vino a granjearme una buena opinión de aquella mujer que encarnó a la mayor parte de España cuando hizo de Marianita Pineda, leyendo el manifiesto constitucional contra el golpe del 23-F. Tengo también en muy buen concepto a Miguel Ángel Rellán, su actual compañero, que muy probablemente le haya dicho más de una vez: «Pero mujer, ¿quién te mandaba arruinar una carrera profesional tan impecable como la que todos te recordábamos? ¿A santo de qué te has puesto a seguir a un guía ciego?».