Pedro Sánchez le negó a Pablo Iglesias en 2016 el control de RTVE, del CNI y de los jueces y fiscales. hoy, todo eso y mucho más (CIS, EFE, Consejo de Estado, INE, TC, CNMC…) lo ha ocupado y lo tiene bajo su poder.
“El periodismo sirve para disparar. Punto (…) A mí me gustaría que un partido de izquierdas ganara las elecciones y me nombrara director de una televisión pública. Eso es lo que más me gustaría (…) que el PSOE pusiera en nuestras manos una televisión tomando como referencia lo que han hecho en Argentina, Ecuador o Venezuela…”. Pablo Iglesias Turrión siempre lo tuvo claro: quien controla la TV púbica tiene mucho ganado a la hora de intentar perpetuarse en el poder y así lo dejó dicho, sin dobleces ni hipocresías, en una entrevista en 2013.
Solo tres años después, con más de cinco millones de votos y apenas trescientos mil menos que el PSOE de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias le exigía un programa de Gobierno de cien páginas en el que, entre otras cosas, exigía al hoy inquilino de la Moncloa el CIS, el BOE, el CNI y, por supuesto, la dirección de RTVE. Todo bajo el paraguas de una vicepresidencia de Gobierno cuyo titular sería, como no, Pablo Iglesias.
El Pedro Sánchez de 2016 rechazó de plano las exigencias de Iglesias –era cuando no podría dormir tranquilo por la noche- y España acudió a unas nuevas elecciones en las que Podemos, con un buen puñado de escaños menos y varios cientos de miles de votos que se perdieron, consiguió del mismo Pedro Sánchez una vicepresidencia del Gobierno y cinco ministerios. Eso sí, no controló el CIS, ni el CNI ni mucho menos RTVE.
Pedro Sánchez y su plan
De aquellas exigencias de Pablo Iglesias al Pedro Sánchez de hace 8 años podemos extraer hoy al menos dos consecuencias. La primera, que Su Sanchidad engañó a Iglesias sin el menor remordimiento. Le negó el pan y la sal, primero, pero le copió sin ningún pudor todas sus tácticas. Y hoy, como tantos, Pedro Sánchez sigue en la Moncloa y Pablo Iglesias ha montado una taberna en Lavapiés que le boicotean los anarquistas y las tuberías del Canal de Isabel II obligándole a cerrar y dar a su entregada clientela con el cierre en las narices.
Y la segunda consecuencia es la que ha quedado meridianamente clara esta semana de pasión que culmina: que Pedro Sánchez no quería entregarle a Iglesias el control de RTVE porque lo ansiaba para sí. Como también quería controlar el CIS, el CNI, la Fiscalía, la CNMV, la CNMC, el Consejo de Estado, el Tribunal de Cuentas y, si no llega a ser por el “venga, un piquito”, hasta la Real Federación Española de Fútbol de su tronco Luis “Rubi” Rubiales.
En 2016, Pablo Iglesias intentó doblar el pulso a un debilitado Pedro Sánchez que había ganado por los pelos las elecciones y le exigió para formar Gobierno, en un documento de 100 páginas, crear una nueva Secretaría de Estado de Lucha contra la Corrupción y el Crimen Organizado, que dependería de Vicepresidencia, con el propio Pablo Iglesias al frente. Iglesias, como vicepresidente, además de esa Secretaría conservaría el control y el poder sobre el CIS, los servicios de espionaje del CNI y el BOE.
El Pedro Sánchez de 2016 puso el grito en el cielo y lanzó a sus escuderos a decir lo contrario de lo que dicen hoy. Y el que siempre está en primera posición de saludo, el nunca bien ponderado (ironía on) Patxi López fue el primero en despotricar contra las exigencias de los podemitas. Pero fue el propio Pedro Sánchez el que en un mitin en Andalucía, junto a su entonces ‘amiga’ Susana Díaz, acusó a Pablo Iglesias de querer ocupar y controlar todas las instituciones del Estado.
“Yo le decía, oye Pablo, qué te parece si recuperamos los convenios colectivos… Bueno, eso me parece fundamental, pero yo creo que es mucho más importante controlar a los jueces y a los fiscales”, desvelaba Sánchez en el mitin. Y seguía el Pedro Sánchez mitinero de 2016: “Y qué te parece si recuperamos la universalidad de la Sanidad Pública… Fundamental, eso es importantísimo -replica Iglesias- pero qué te parece si controlamos a los espías y a los policías”.
“Y qué te parece si reconocemos las becas como un derecho o defendemos a los autónomos”, defiende Sánchez ante un Iglesias que supuestamente responde: “Eso es fundamental, pero antes habría que controlar la RTVE”... Dicho y hecho.
Fiscales para intentar controlar las causas; CNI para frenar asuntos incómodos como Pegasus y los espionajes al móvil del presidente; policías a través de Marlaska, RTVE… Todo lo que el Pedro Sánchez de 2016 acusaba a Pablo Iglesias de querer controlar es lo que Pedro Sánchez controla y ocupa en 2024. Eso, más el Consejo de Estado (Carmen Calvo); el Tribunal Constitucional (Cándido Conde Pumpido y Juan Carlos Campo); el CIS (José Félix Tezanos); la agencia EFE (Miguel Ángel Oliver); la Fiscalía General (Álvaro García); el Tribunal de Cuentas, la CNMV, la CNMC, el INE…
Resulta que Pedro Sánchez no rechazó los planes de Pablo Iglesias en 2016 porque creyera en la separación de poderes y en la independencia de las instituciones, sino porque tenía perfectamente claro que la ocupación de las mismas era la única garantía de perpetuarse en el poder cuando vinieran mal dadas, y el plan de Pablo Iglesias que el líder morado había verbalizado en 2013 –“lo que han hecho en Argentina, Ecuador o Venezuela…”– es el plan que ha venido implacablemente implementando el propio Pedro Sánchez desde su llegada a la Moncloa.
Y conviene, ahora que acaba de tomar el control de RTVE ya sin ninguna máscara y con una candidata que reconoce su militancia en el PSOE, con carné y número de afiliado, recordar cuál era otra de las condiciones que Pablo Iglesias añadía a su plan de 100 páginas que Pedro Sánchez rechazó muy digno en 2016 y que, insisto, ha venido aplicando como si fuera el suyo propio.
Que nadie dude que el referéndum, como propuso Pablo Iglesias al Pedro Sánchez de 2016, será el siguiente paso
Iglesias, en ese documento programático (Bases Políticas para un Gobierno estable y con garantías) que establecía las líneas de un supuesto Ejecutivo de ‘de progreso’, decía literalmente que “en estos momentos, es imprescindible la convocatoria de un referéndum con garantías en Cataluña que permita a sus ciudadanos y ciudadanas ejercer el derecho a decidir sobre su futuro político”.
El hoy tabernero de Lavapiés y fundador de un periódico con graves problemas económicos de subsistencia en sustitución de la TV pública con la que soñó, aseguraba que el referéndum tiene su marco legal en el artículo 92 de la Constitución española, que determina que «las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum».
Entonces, Sánchez le dijo que no, pero todo lo demás que pedía Pablo Iglesias lo ha ido haciendo para su propio beneficio. Ha ocupado desde la Fiscalía a RTVE pasando por el TC, el CIS o el Consejo de Estado. También dijo que no a los indultos, a la reforma de la malversación o a la anulación de la sedición, a la amnistía y al lawfare… Que nadie dude que el referéndum, como propuso Pablo Iglesias al Pedro Sánchez de 2016, será el siguiente paso.