EL MUNDO 27/05/14
· El secretario general del PSOE da paso a una sucesión ordenada con Susana Díaz como pieza decisiva
· Patxi López se queda sin margen para continuar al frente de los socialistas vascos
El batacazo electoral del domingo ha echado por tierra los planes socialistas. No sólo se ha llevado por delante a su líder, Alfredo Pérez Rubalcaba, sino que también deja en el aire el sueño de unas primarias libres y abiertas en las que en realidad pocos dirigentes creían. El secretario general anunció ayer su decisión irrevocable de abandonar el cargo y la convocatoria de un congreso extraordinario para designar una nueva dirección, encargada de decidir cómo y cuándo se elegirá al candidato a la presidencia del Gobierno. En Euskadi, Patxi López se queda sin margen para continuar al frente del PSE. Las primarias abiertas a los ciudadanos se posponen hasta que los socialistas celebren un congreso extraordinario el 19 y 20 de julio
Nada será como los socialistas habían programado tras el batacazo del domingo. El monumental castigo electoral sufrido en las urnas no sólo se lleva por delante a su líder, Alfredo Pérez Rubalcaba, también deja en el aire el sueño de unas primarias abiertas y libres en las que, en realidad, pocos dirigentes creían. El secretario general del PSOE anunció a mediodía de ayer su decisión irrevocable de abandonar el cargo. Convocará un congreso extraordinario el fin de semana del 19 y 20 de julio. Y, aunque formalmente sigue en pie el compromiso de celebrar elecciones abiertas a la ciudadanía para elegir al próximo candidato a la presidencia del Gobierno, será la nueva dirección la que decida el cómo y el cuándo.
En el entorno de Rubalcaba insisten en que no había ninguna otra opción. «Esta dirección no tiene fuerza para hacer un proceso de primarias, ni ninguna otra cosa. No es sólo por las europeas –admiten– estábamos ya tocados y esto ha sido el soplo final». No les falta razón porque el liderazgo del que fuera uno de los políticos más admirados del partido hasta 2011 ha estado permanentemente en el alero desde que, tras ser cartel electoral en unos comicios imposibles, en los que el PSOE se dejó más de cuatro millones de votos y 59 escaños, fue elegido líder del PSOE por tan sólo 22 apoyos de diferencia respecto a la exministra de Defensa Carme Chacón.
«Tiempo tendremos para analizar los resultados; lo que es evidente –apuntó el maltrecho secretario general en la larga comparecencia que sucedió a su encuentro con la dirección del partido– es que no hemos recuperado la confianza de los ciudadanos en parte porque hay mucha gente que lo está pasando muy mal». Su lectura, a vuela pluma, es que la triple crisis de la que llevaba meses hablando –económica, política y territorial–, ha afectado a los dos partidos que «encarnan el sustento de ese sistema político que los ciudadanos quieren cambiar». «Nosotros tomamos nota –añadió en referencia a su propuesta de reforma constitucional, a la conferencia política en la que se renovó, en noviembre, el proyecto de la formación o al propio compromiso de celebrar primarias abiertas–; ahora, vamos a seguir insistiendo».
No será, en todo caso, con su concurso. Rubalcaba llegó a la reunión de la ejecutiva decidido ya a anunciar su marcha, pero de no haberlo estado habría encontrado escaso apoyo. La mayoría de los líderes territoriales del partido se habían mostrado favorables a dar por finiquitada su era. A pesar de los mensajes a la galería, son muchos, entre ellos la poderosa federación andaluza liderada por Susana Díaz, pero también dirigentes más afines al aparato como el asturiano Javier Fernández o el vasco Patxi López, los que, en privado, han denostado durante meses la solución de las primarias en una situación de debilidad interna como la actual.
El líder del PSE, supuesto aspirante al proceso de elección interna –también vapuleado, por cierto, en las urnas–, lo reconoció abiertamente antes de reunir a su ejecutiva. «La convocatoria de un congreso extraordinario es absolutamente razonable –dijo–; no se trata de dar la vuelta a un cartel sino de dar la vuelta al partido». Pero no todos en el PSOE lo tienen tan claro. Cuando se habla de primarias y congreso el orden de los factores altera el producto. En el congreso, son delegados elegidos por los militantes quienes votan y los aparatos territoriales tienen capacidad de incidir en la decisión final (no es raro que se recuerde quién tiene en su mano vetar o incluir un nombre más en la próxima lista electoral). Las primarias las puede cargar el diablo, aunque eso tampoco sea tan cierto. El caso es que, en un partido con la cultura del PSOE, sería raro que nadie compitiera por ser cabeza de cartel contra un secretario general recién elegido. Lo que, en la práctica, diluye la convocatoria.
Poder andaluz
Eso explica el comentario de Chacón en Twitter, casi al tiempo que Rubalcaba debatía con su núcleo duro. «Sólo si primero nos abrimos a la sociedad, la sociedad se abrirá a nosotros», escribió. También otro aspirante a encabezar las listas de las generales, y miembro de la actual ejecutiva, Eduardo Madina, quiso dejar constancia de su posición. «La decisión personal de Rubalcaba lleva al partido a un congreso federal –subrayó–; mi esperanza está en el proceso de primarias».