Santiago González, EL MUNDO, 10/9/12
Podría parecer a primera vista que el principal partido de la oposición ha cambiado de criterio desde los buenos viejos tiempos en que consideraban que al Gobierno correspondía marcar la política, ya fuera contra el terrorismo, ya contra la crisis económica, y a la oposición le tocaba «arrimar el hombro», por decirlo con la metáfora sudorosa tan del gusto de la número tres, Leire Pajín.
Solo en apariencia, habría que matizar. Después de la reunión del PSOE celebrada ayer, podríamos concluir que la cuestión no se dilucida entre Gobierno y oposición, sino entre un partido y otro. Y aquí, la lógica de la confrontación no ha variado entre ambos, independientemente del número de diputados y de la responsabilidad que tiene cada uno: corresponde al PSOE hacer propuestas políticas y al PP aceptarlas.
Rubalcaba es un político capaz de instalarse en el realismo. Sabe que es muy difícil sacar partido entre los ciudadanos de la herencia de Zapatero, pero al mismo tiempo necesita satisfacer a unas bases (y sobre todo a unos ex cargos públicos) que añoran las victorias electorales. Por eso trata de representar al albacea del buen padre prior que, invocando su legado, encamina al convento por otros derroteros. Carme Chacón es la reencarnación del difunto Zapatero en estado puro, que encuentra al sucesor falto de mordiente. Ganó el posibilismo, si es que así se puede llamar a la política de Rubalcaba, mediante un discurso endurecido, en el que da por terminada la política de colaboración con el Gobierno.
Incluso las federaciones que se habían posicionado por Chacón optaron por apoyar al secretario general: Andalucía, Aragón y Valencia, tras el endurecimiento del discurso con el que el Rubalcaba ha querido asentar su liderazgo. Andalucía expuso la necesidad de oponerse «frontalmente a las políticas del PP para que nos vean como una opción diferenciada». Tal vez esto no sea muy difícil. Bastaría con que recordaran a sus electores: «Nosotros somos los de los ERE».
El PSC bastante tiene con afrontar la manifestación independentista, –que se espera multitudinaria–, del martes, mientras Chacón intenta articular un proceso de primarias para la conferencia política que tendrá lugar entre el 11 y el 13 de noviembre. La vicesecretaria general propone «levantar un muro de piedra» frente al PP, mientras López Aguilar abogaba por «un enfrentamiento ideológico brutal contra la derecha».
Puede sorprender a los ajenos la ovación con que fue recibido Patxi López, teniendo en cuenta que falta menos de mes y medio para su derrota y la pérdida del Gobierno que preside, pero el socialismo vasco está a medio camino entre la irrefrenable tendencia nacionalista a recrearse en las derrotas y la hoja de servicios del coronel Aureliano Buendía, que «promovió 32 levantamientos armados y los perdió todos».
Santiago González, EL MUNDO, 10/9/12