JUAN CARLOS VILORIA-EL CORREO

  • Es necesaria una reforma del CNI, pero no la que quieren los enemigos del Estado

Según cuentan los autores del apasionante libro ‘El jefe de los espías’ construido sobre el archivo secreto de Emilio Alonso Manglano, cuando el director del antiguo Cesid llegó por primera vez al centro nada de lo que vio le pareció adecuado a la etapa democrática que acababa de estrenar España. Con él empezó la primera gran reforma de los servicios secretos heredados del franquismo. Solo conservó el lema: ‘Ex-notitia victoria’ (Saber para vencer). Los últimos acontecimientos relativos a la seguridad de las comunicaciones, la discreción en las escuchas, la prevención de amenazas a la unidad del Estado no les dejan, sin embargo, en muy buen lugar.

Según la ministra Robles, de quien depende directamente esta institución, los 3.000 hombres y mujeres que trabajan para la Inteligencia del Estado son ejemplares y sus actuaciones, puestas en solfa por los secesionistas, han sido impecables. Sin embargo, unos días después la directora, Paz Esteban, nombrada por Sánchez hace solo dos años, fue destituida fulminantemente. Alberto Saiz, director del CNI durante el mandato del presidente Zapatero y del ministro de Defensa Bono, sostiene que el Gobierno con este cese en medio del rifirrafe político ha transmitido la idea de que el CNI ha actuado irregularmente o fuera de control.

Además, planea la sombra sobre el origen del espionaje a Sánchez y la propia ministra de Defensa. Si ese blindaje les correspondía a ellos han quedado en evidencia y si correspondía a Moncloa, han tenido que comerse el sapo. Si para vencer es necesario saber, como dice el lema de la Casa, todo indica que saben más de nosotros los enemigos del Estado que nosotros de ellos. Los secesionistas saben que fueron vigilados y escuchados durante el intento de sabotaje callejero a las instituciones del Estado. Y que el CNI fue incapaz de localizar las urnas compradas a China para el referéndum ilegal. Los manejos de Puigdemont con enlaces de Rusia se han conocido años más tarde. Y el circuito clandestino de fondos y las estructuras paralelas de la república catalana lograron eludir las antenas del CNI. Aunque, como dice Alberto Saiz, la discreción obliga a no desvelar al público las operaciones exitosas. Sabemos que en la lucha contra ETA la seguridad del Estado logró ponerse a la altura pero que tuvieron que llegar los atentados de Atocha para que el terrorismo islamista fuera mejor controlado. Tampoco parece que anticiparan el asalto a la valla por miles de marroquíes o el peligro de Corina para la monarquía. Así que puede ser necesaria una reforma a fondo, pero no como quieren los enemigos del Estado sino como refuerzo de la seguridad de todos.