Pedro José Chacón Delgado-El Español

  • La última entrega de esta serie sobre el pensamiento de Sabino Arana se publica el mismo día en que fundó el PNV, el 31 de julio. Para el ‘padre’ del nacionalismo vasco, los españoles son indignos, sucios, miserables e «incapaces de acciones nobles».
 

En principio, para Sabino Arana, españoles y maquetos eran lo mismo y los mencionaba indistintamente. Pero, analizando la cuestión con detalle, había una pequeña pero sustancial diferencia entre ambos conceptos: “Maketo es todo español, y especialmente el que se ha establecido en nuestra tierra. Un sinnúmero de españoles que son verdaderos parásitos de nuestra vida moral y física”.

Por tanto, maquetos son sobre todo los españoles que viven en el País Vasco, conviviendo con los vascos nativos y a los que hay que segregar y de los que hay que rehuir: “El roce de nuestro pueblo con el español, que causa inmediata y necesariamente en nuestra raza ignorancia y extravío de inteligencia, debilidad y corrupción de corazón, apartamiento total, en una palabra, del fin de toda humana sociedad”. Y, en consecuencia, había veces que se refería a los españoles específicamente como los que viven del Ebro para abajo y que actuarían desde allí, según él, en contra de los vascos.

Así es que, cuando hablaba solo de españoles, el odio y el rencor alcanzaban cotas desproporcionadas, debido probablemente a esa distancia mental que les ubicaba lejos del País Vasco y a no tenerlos cerca para poder despreciarlos y segregarlos de manera efectiva, como hacía con los maquetos.

Comprendo que todo esto puede resultar un tanto extraño y sobre todo desagradable, pero estimo que hay que conocerlo para saber quién fue realmente el personaje que fundó el PNV hace 125 años y al que sus seguidores actuales homenajean tres veces al año y este año además extra. Aunque estamos acostumbrados a leer tópicos sobre Sabino Arana, muchas de las ocurrencias que vienen a continuación no se han visto reproducidas todavía por las Redes hasta ahora, que yo sepa.

Para empezar, Sabino Arana suponía que los españoles odiaban a los vascos hasta en lo más profundo de su corazón: “España descarándose y mostrando abiertamente la saña de su corazón hacia Bizkaya. Las torpezas de un gobierno que, como todos los españoles, odia a muerte a Euskeria. En lo que todos los españoles se igualan, esto es, en odio a nuestra Patria”.

Las comparaciones de España con África serán constantes en Sabino Arana. Se podría elaborar todo un apartado

Lo que menos le preocupaba a él es que todo esto fuera verdad o ni siquiera verosímil. Lo importante era que así preparaba a sus seguidores y a quienes leían sus escritos para descargarles luego toda la inquina que guardaba contra los españoles, que era inabarcable, inconmensurable. Y aquí no nos vamos a referir a sus consabidos ejemplos de toreros, chulos o a la condición de vagos de los trabajadores españoles.

Vamos a ir más allá, a un plano más profundo de la consideración del fundador del nacionalismo vasco sobre “el españolismo, esto es, la afición a España, la aberración de tenerla por Patria”. De donde se deduce una descripción del español en cuanto ser humano: “Conocemos perfectamente el corazón español, incapaz de acciones nobles. Inaudito cinismo y desvergüenza propia solo de españoles. Los pobres españoles, faltos de dignidad por la naturaleza de su raza. El vil carácter del español. El español nada emprende, a nada se atreve, para nada vale. Los dos tipos dominantes en España son el pillo y el lerdo”.

Las comparaciones de España con África serán constantes en Sabino Arana. Se podría elaborar todo un apartado al respecto: “La música y el baile característicos de la nación donde diz que comienza el África. El territorio llamado España, separado, por equivocación de la naturaleza, del África por el estrecho de Gibraltar. Verdad que España está unida a Europa sólo por una ocurrencia de la naturaleza”.

Hasta en la climatología se trasluce esta comparación con África: “Amaneció el día con el característico tiempo del verano de nuestras montañas: cubierto el cielo de un manto gris, como para preservarnos de la española influencia de un sol africano”.

Y concreta incluso en Andalucía y en Castilla el carácter africano de los españoles: “Pero esto de venirse acá, donde nadie los ha llamado, del jardín o cabinet de Andalucía o de la terrosa y árida Castilla, o de cualquiera otra región más o menos incivil y africana de España”.

Y por si hiciera falta demostrar que esa comparación con África no tiene ni un ápice de positiva, baste esta aclaración que hace utilizando una fantasiosa etimología eusquérica: “Como acontece no raramente entre pueblos hermanos y próximos los habitantes de un lado del estrecho y los del otro se insultaban mutuamente a más no poder, diciéndoles los del sur a los del norte alge zirade, que significa sois unos inútiles, y contestando los del norte zeu-ta, que es decir sí tú y los demás. En una y otra frase tuvieron sus orígenes respectivos los nombres de Algeciras al norte y Ceuta al sur del estrecho de Hércules”.

Arana considera que entre los puestos idóneos que mejor pueden desempeñar los españoles está el de barrendero

Tampoco podía faltar una crítica radical a la universalización de la españolidad en el mundo a partir de 1492, sin tener en cuenta que los vascos fueron protagonistas muy principales de esa empresa en nombre de España: “No creemos que la bandera española, ella por sí, condujera allende los mares más que inmoralidad, miseria y muerte: lo que sí hizo fue someter ignominiosamente a los pueblos libres, robarles sus riquezas y causar en sus ánimos muchas veces un profundo aborrecimiento a la religión del criminal conquistador”.

Contra los símbolos principales de España el desprecio de Sabino Arana fue superlativo. Del idioma español ya lo vimos en un artículo anterior. A la bandera se refería como “ese trapo rojo-gualdo; abominable trapo”.

Y qué decir de su concepto de cultura en los españoles: “La cultura y la civilización le hacen daño a los ojos y así como el español apenas se lava una vez en su vida y parece alimentarse con la capa de suciedad y miseria que cubre su piel, así también España prefiere envolverse en esa atmósfera de salvaje atraso, a lavarse en las aguas de la cultura que le brinda el ejemplo de las otras naciones”.

Sabemos que la criminalidad en el País Vasco él la asimila a los españoles: “Según la estadística, el noventa y cinco por ciento de los crímenes que se perpetran en Bizkaya se deben a mano española, y de cuatro de los cinco restantes son autores bizkainos españolizados”.

Y, por último, considera entre los puestos idóneos que mejor pueden desempeñar los españoles: “Cualquier plaza, así como de barrendero, dignísima de buen español”.

*** Pedro José Chacón Delgado es profesor de Historia del Pensamiento Político en la UPV/EHU.