EL PAÍS 19/09/16
EDITORIAL
· La recomposición política de España sigue adelante en Euskadi y Galicia
El ciclo de cambio político inaugurado en España en 2015 continúa su curso, según se desprende de los sondeos de Metroscopia previos a las elecciones gallegas y vascas del domingo próximo. Todo apunta a la continuidad del Gobierno de la principal fuerza de cada comunidad, el PP en Galicia y el PNV en Euskadi. Sin embargo, el resto del mapa político se mueve en claro perjuicio del Partido Socialista, al que otras fuerzas pueden dar en esas comunidades el sorpasso que Podemos no consiguió el 26-J.
El partido encabezado por Pedro Sánchez se encuentra en riesgo de franco retroceso tanto en Galicia como en Euskadi. Si las urnas arrojan resultados como los observados por las encuestas de Metroscopia, la posición del secretario general del PSOE quedará seriamente comprometida, puesto que los candidatos y la orientación de las campañas vasca y gallega están en sintonía con el líder. Una caída en votos y escaños daría alas a los sectores internos del PSOE que consideran equivocada la línea adoptada por Sánchez, por más que este quiera buscar chivos expiatorios entre los que no han respetado el tiempo de campaña con sus críticas.
El mal paso del PSOE podría dejar al partido de cuarta fuerza en Euskadi, con un resultado peor que el de 2012. Lo cual centra la incertidumbre de la batalla en la disputa por la segunda posición entre Podemos y EH-Bildu, puesto que el PP tiene ahí pobres expectativas. A su vez, el impulso de En Marea, alimentado por la pérdida de fuerza del BNG, es la causa fundamental de la avería de los socialistas de Galicia.
La forma de resolver la gobernabilidad presenta diferencias claras entre ambas comunidades. La de Galicia se parece más a la del conjunto de España porque el PP tiene que consolidar la mayoría absoluta de la que dispuso en la legislatura anterior para conservar el poder; si no llega a esa mayoría, dependerá de que Ciudadanos logre entrar en el Parlamento autónomo.
En cuanto a Euskadi, el PNV quedará lejos de la mayoría absoluta. Es verdad que en esta comunidad siempre ha habido Parlamentos fragmentados y esto ha engrasado el mecanismo de los pactos, además de que el PNV cuenta con el activo de un líder, Iñigo Urkullu, muy apreciado. Pero el acuerdo de gobierno más apoyado por la ciudadanía vasca —el del PNV con los socialistas— podría resultar insuficiente. Nada que ver, no obstante, con la bloqueada situación del Congreso de los Diputados.
Tanto el respaldo a la estabilidad de las primeras fuerzas como las sacudidas en la izquierda indican que no puede darse por terminada la recomposición política de España durante el largo ciclo electoral integrado por las autonómicas y locales de 2015, las catalanas de ese año y las dos elecciones generales. Las del 20-D alumbraron un cambio en el sistema de partidos y las del 26-J lo confirmaron, pero la fuerza más pujante de las emergentes —Podemos— no logró progresar a escala española. La duda es el recorrido que le queda al ciclo de cambio, al haber aflorado diferencias internas que pesarán en Podemos frente a las fulgurantes galopadas basadas en la movilización y la generación de grandes ilusiones colectivas. Lo que está claro es que sus movimientos afines revelan capacidad de sacudida en Galicia y Euskadi.