Tonia Etxarri-El Correo
Se proyectaba la sombra de «los nuevos ricos de la época sanchista» sobre el Congreso, que no son otros que los mileuristas, según Feijóo, y ahí Pedro Sánchez llevaba la penitencia. Con el tributo del nuevo Salario Mínimo Interprofesional se ha quedado solo, tras su ministra comodín, la vicepresidenta Montero y sin el apoyo de Sumar. De momento. Quiere creer que, después de muchos desplantes, Feijóo y Yolanda no acabarán sellando una pinza contra su política confiscatoria. Que la vicepresidenta segunda, en el fondo, va de farol. Pero tan apurado se le veía ayer al presidente del Gobierno que ahí dejó sola a María Jesús Montero, junto a su oponente y sin embargo compañera de gabinete, Yolanda Díaz en cuanto él hubo despachado su turno de respuesta al líder de la oposición con manifiesta desgana y comodines recurrentes.
Pero cualquier truco le bastaba a Sánchez para intentar ridiculizar a Feijóo. Lo mismo le daba transitar por las criptomonedas del argentino Milei que rescatar a Bárcenas del archivo para tejer una espesa telaraña de personajes impresentables en torno al dirigente popular. Núñez Feijóo no tiene a su esposa imputada ni a su hermano, ni a compañeros de la dirección de su partido teniendo que declarar ente el Tribunal Supremo pero… !Ay, el juego que puede dar sacar a pasear el fantasma de corruptos que ya pagaron por sus delitos con la cárcel y el ostracismo político para arremeter contra el actual PP! O eso cree Sánchez. Por eso ayer dijo que «los sobresueldos que pagaba Bárcenas a la cúpula del PP no tributaban porque eran en ‘B’» y se quedó tan ancho.
A Feijóo no le da por recuperar del archivo la mayor trama de corrupción de la democracia, como fueron los ERE fraudulentos de los que el ex presidente de la Junta, el socialista José Antonio Griñán (condenado por prevaricación y malversación y posteriormente ‘salvado’ por el Tribunal Constitucional) dijo que no hubo un gran plan pero «hubo un gran fraude». Será porque Wikipedia ha llegado a afirmar que aquella red de corrupción que se repartió de manera clientelar casi 680 millones de euros a lo largo de una década por parte de la Administración andaluza, en manos del PSOE, fue «inventada» y buena parte de los usuarios de redes siguen bebiendo de esa fuente, almas de cántaro, como único pilar de su conocimiento.
El caso es que ayer Feijóo prefirió poner sal en la herida más reciente de Pedro Sánchez. «Es usted tan constante en no responder como en saquear a los españoles. Ha subido 97 veces los impuestos. No hay dinero para los enfermos de ELA pero sí 2.000 millones para comprar Telefónica». O su referencia al despilfarro del gobierno con 525 asesores. Sal gorda mientras lograba que su moción, instando al Ejecutivo a luchar contra la ocupación ilegal y la inquiokupación de viviendas y que contempla que los okupas puedan ser expulsados en un plazo de 24-48 horas, resultara aprobada con 180 votos. Los del PP, Vox, Junts, PNV, Coalición Canaria y UPN. Un nuevo frente común se visualizó ayer mientras el PSOE y Sumar ahondaban su brecha.
Los números no le salen a Sánchez en el Congreso. Por eso se le ve cada vez más desganado en sede parlamentaria.