Gay, Delgado y Pérez Vera presentaron su renuncia como protesta por el retraso, ya de siete meses, en la renovación. El presidente del TC recuerda al Congreso la necesidad de cumplir los plazos.
El presidente del Tribunal Constitucional, Pascual Sala, abortó ayer por la tarde la dimisión del vicepresidente, Eugeni Gay, y de los magistrados Javier Delgado y Elisa Pérez Vera, al rechazar las renuncias que los tres le habían presentado por escrito en señal de protesta por el retraso —ya de siete meses— de la renovación que corresponde efectuar al Congreso de los Diputados. El «puñetazo sobre la mesa» dado por los tres magistrados (dos progresistas y uno conservador) se producía en un momento muy delicado para el TC, blanco de durísimas críticas por su decisión (por seis votos a cinco) de permitir que la coalición «abertzale» Bildu participara en las elecciones municipales del pasado 22 de mayo.
En un decreto remitido a Su Majestad el Rey, al presidente del Gobierno, a los de las dos cámaras y al del Consejo General del Poder Judicial, Sala —al que por ley corresponde aprobar las renuncias de los miembros del Tribunal— argumenta su negativa en el «volumen de procesos constitucionales pendientes» y en la exigencia legal de que el Pleno del TC lo integren dos tercios de sus magistrados. Sala aprovecha para recordar al Congreso su deber de renovar el Tribunal.
La marcha de los tres jueces habría dejado al Tribunal con ocho vocales, el quórum mínimo para celebrar Pleno, situación que habría agravado aún más la dramática situación que vive esta institución, cuya credibilidad, según apuntan algunas fuentes, ha quedado «muy tocada tras la sentencia de Bildu».
Fuentes jurídicas señalan que con la salida de los tres vocales PSOE y PP se hubieran visto forzados a renovar de una vez por todas el Tribunal. Este hecho, a su juicio, habría obligado también a nombrar de nuevo al presidente y Sala no tenía garantías de salir reelegido.
La renuncia de los tres magistrados se conoció ayer, aunque todos ellos la habían anunciado verbalmente en el Pleno celebrado el pasado martes, día 7. El primero fue Javier Delgado, que ya desde hace varios meses venía avisando de su intención de marcharse si la renovación se retrasaba en exceso. A su iniciativa se sumaron Gay y Pérez Vera. El cuarto magistrado cuya vacante debe cubrir el Congreso es Roberto García Calvo, fallecido hace ya tres años.
En medios próximos al Constitucional no ha sorprendido la renuncia de Delgado, que además arrastra problemas de salud desde hace más de un año y que, aseguran, no se marchó en plena deliberación sobre el Estatuto de Cataluña «por responsabilidad». El pasado mes de enero, tras la toma de posesión de los cuatro nuevos magistrados nombrados por el Senado, Delgado daba señales de su hartazgo cuando rompía el protocolo del solemne acto para declarar constituido el Tribunal «dejando constancia de la anomalía de su situación». En ese momento, como ahora, seguía vacante la plaza de García Calvo, por lo que, por primera vez en su historia, el TC comenzaba una nueva etapa con un magistrado menos.
Sí ha causado más sorpresa la renuncia presentada por Pérez Vera —aunque ella aduce «poderosos motivos personales», referidos a su salud— y, de forma especial, la del vicepresidente. Las fuentes citadas creen, sin embargo, que la decisión de Delgado ha arrastrado a sus dos compañeros de «tercio», pues no habría sido bien visto que se mantuvieran en el cargo cuando están en idéntica situación de interinidad.
Otras fuentes ven en la renuncia de los dos magistrados progresistas una «maniobra» para forzar la renovación antes de las elecciones generales, a la vista de los pésimos resultados del PSOE en las municipales.
ABC, 14/6/2011