Gabriel Sanz-Vozpópuli

Entiendo la intención de Sánchez de reforzar el ánimo con su campaña ‘Salimos más fuertes’, pero ‘obras son amores’… haber llamado a los líderes a La Moncloa y nos habríamos ahorrado mucho enfrentamiento

Sí, perdónenme los oídos puros pero salir, salimos más acojonaos (sin d) tras dos meses y medio de confinamiento, temerosos de contagiarnos en el ascensor que acaba de usar el vecino y con nuestro futuro laboral y el vital de nuestros hijos en el aire; acojonaos porque vemos cómo el aplauso sincero a los sanitarios de los primeros días languidece y ha dado paso a la ira de las cacerolas y a enfrentamientos entre vecinos de urbanización y entre radicales de derecha de izquierda; acojonaos de pensar qué harán en otoño los cientos de miles de trabajadores hoy amparados por un ERTE que se convertirá en ERE… y a la calle.

Entiendo la intención de este Gobierno, de cualquier gobierno de cualquier signo, por reforzar «en positivo» el alicaído ánimo de la ciudadanía mediante la campaña del Salimos más fuertes con la cual se desayunó España el lunes leyendo las portadas de los periódicos. Aunque, sinceramente presidente Sánchez, obras son amores...

Si pudiera dar marcha atrás y volver al 14 de marzo, día en el que se decretó el estado de alarma… ¿de verdad no llamaría antes a Pablo Casado a Santiago Abascal, a Inés Arrimadas y al resto de lideres, para reunirse y transmitir al país una imagen y un mensaje de unidad inequívocos? ¿No cree que con la foto de ese Pacto de La Moncloa todos nos habríamos ahorrado estériles enfrentamientos y usted se habría ahorrado sus dudas de hoy sobre la presentación de una sexta prórroga por temor a que el Congreso se la tumbe? En definitiva, ¿No cree que, así sí, hoy seríamos más fuertes?

«Cuando nos dijo que hay Gobierno de izquierdas para cuatro años y que nadie le va a «derrocar» (sic), le traicionó el subconsciente presidente, porque en democracia ese verbo no se conjuga»

Sospecho que, cuando avisó este sábado que hay Gobierno de izquierdas «para cuatro años» y que nadie le va a «derrocar» (sic), le estaba traicionando el subconsciente, porque en democracia ese verbo no se conjuga; nadie le va a derrocar, presidente, en democracia los gobiernos se sustituyen en el Parlamento por mayoría. Pienso que, sin querer, en ese momento reveló una de las claves de la tensión: su empeño por mantener contra viento y marea y pese al drama del coronavirus la dialéctica izquierda/derecha que tan magro resultado electoral le dio ya en las urnas el 10 de noviembre… Bajada de tres escaños y 800.000 votos menos que el 28 de abril.

Aún así, perseveró y formó en enero un Gobierno de coalición con su íntimo enemigo Pablo Iglesias, con el que nos decía dos meses antes que no podría «dormir tranquilo». La cuestión es que hoy necesita imperiosamente girar al centro, que por algo se ha abierto a pactos con los de Arrimadas so pretexto de la pandemia, y algún tipo de acuerdo con el PP para salvar a España de un rescate económico o garantizar los recortes -palabra maldita para la izquierda- que nos va a imponer la Unión Europea por prestarnos esos 300.000 millones anuales que necesitamos.

Usted necesita ese giro político para agradar a Europa, y lo sabe, pero quiere hacerlo sin renunciar al marchamo izquierdista que le aporta Iglesias… Vamos, el siempre imposible soplar y sorber, a menos queIglesias acepte un planteamiento presupuestario que ni Luis de Guindos y Cristóbal Montoro en sus mejores tiempos de ministros peperos. Y no parece que el líder de Unidas Podemos esté por la labor; más bien da señales de lo contrario.

Iglesias se está construyendo el relato por si usted decide, presidente, soltar lastre… que lo de las comidas a solas los jueves en La Moncloa está muy bien, pero él sabe que usted es un superviviente

Porque, mientras el PSOE se lame las heridas producidas por el fiasco de su insólito acuerdo con Bildu para derogar la reforma laboral al que le empujó Unidas Podemos, sospecha el PNV, Iglesias se relame con la situación creada y ¡ojo! se está construyendo el relato por si usted decide soltar lastre… que lo de las comidas a solas los dos los jueves en La Moncloa está muy bien, pero el vicepresidente sabe que usted, señor Sánchez, es un superviviente de la política.

Así que no descarte, presidente, una voladura controlada cuando a Iglesias le convenga; sus más encarnizados enemigos dicen que no lo hará nunca porque «dónde va a ir que mejor esté» que en la vicepresidencia… Discrepo. Creo que él y los suyos estarán en el Gabinete hasta un minuto antes de que perciba riesgo para la continuidad de Podemos como proyecto autónomo.

Y eso, señor presidente, puede ser demasiado tarde. Para usted, para el PSOE, y para una buena parte de España y de la UE, que observa con intranquilidad cómo su Gobierno emite una música cada vez más morada y menos fiable a ojos de gente no necesariamente «golpista», pero sí poco dispuesta a darse la «pomadita» para escocidos que recomienda su socio.