ABC 17/05/17
ANTONIO BURGOS
· Si querían que España se enterase de lo mal que se llevan, mejor que hubieran llevado el debate directamente a «Sálvame»
DE candidatos para las primarias andan sobrados en el PSOE, pero muy cortitos a la hora de tirar la sabiduría popular del refranero. No saben que los trapos sucios hay que lavarlos en casa y no ante España entera. ¿Para qué hacer en público un debate para que los tres candidatos a las primarias se tiren los trastos a la cabeza ante todo el mundo? Hombre, en todo caso, si tal debate fuere necesario, por aquello de Juan Ramón Jiménez de «la transparencia, Dios, la transparencia», pues se hace a puerta cerrada y sólo para los que tienen derecho a voto en esas primarias. Pero ni usted ni yo, que no vamos a votar en esas primarias, teníamos por qué enterarnos de lo mal que se llevan y, lo que es más grave y preocupante, lo dividido que está el principal partido de la oposición, tan necesario para la estabilidad política de España. Con Podemos ahí amenazando tantas y tantas cosas de la Patria, desde la propia Constitución a la Corona, desde la propiedad privada al respeto a la mayoritaria religión católica, si no existiera el PSOE tendríamos que inventarlo.
Pero cómo habrá aparecido el PSOE en esta riña de verduleras retransmitida en directo para todo el mundo y, repito, para los que no vamos a votar en las primarias, que añoramos los tiempos en que González y Guerra tenían sentido de Estado. Se ha dicho siempre que a Fraga le cabía el Estado en la cabeza. Lo que no se ha dicho, y no se me caen los anillos por afirmarlo ahora, es que a Felipe González le cabía el sentido de la estabilidad de España en el corazón, que es mucho más importante. Y a estos tres de la innecesaria pelea de vecindonas en público parece que les trae sin cuidado la función de un PSOE que era, y debe seguir siendo, garantía del propio sistema que nos dimos con la Constitución, tras las fatiguitas negras del cambio de Régimen y de la Transición.
Aquel «Mientes, Marcelino, y tú lo sabes» que le dijo Nicolás Redondo padre al fundador de Comisiones Obreras se ha quedado en nada ante el «No mientas, cariño» de Susana Díaz al peligroso Pedro Sánchez; el que quiere volver a las andadas que evitamos felizmente y que, si gana estas primarias que restriegan a quienes no votamos en ellas, seguro que se va corriendo a buscar al de la coleta para echar a Rajoy. Mira que tengo puestas todas mis esperanzas, como tantos españoles, en que al final Susana Díaz imponga la cordura y el más que necesario PSOE no se corte la coleta de la estabilidad y la moderación y se deje la coleta podémica de arramplar con el sistema. Mira que tengo esperanza (de Triana, naturalmente) en Susana Díaz… Pero me pareció más Isabel Pantoja que nunca. Sí, Isabel Pantoja y Susana Díaz son del mismo barrio, del Tardón del arrabal trianero, y las dos tienen el mismo acento. Cómo recuerdan fonéticamente la una a la otra y viceversa. Por eso lo de «No mientas, cariño» me sonó a «Sálvame». Al fin y al cabo, el innecesariamente público debate de vecindonas entre los candidatos de las primarias fue como «Sálvame», pero jugándonos el futuro de la nación, empezando por su propia integridad territorial. Una vez puestos, si lo que querían era que España entera se enterase de lo mal que se llevan y de lo preocupadamente dividido que anda el más que necesario PSOE, mejor que hubieran llevado el debate directamente a «Sálvame». Total, hubo un momento en que Pedro Sánchez (ojú, qué miedo) iba totalmente de Kiko Matamoros. Y Susana Díaz, de su paisana María Patiño; yo creo que hasta con hinchazón de carótida a punto de reventarle y todo, en el minuto de oro del famoso «No mientas, cariño». Y si quedó bien Pachi López fue porque iba en el papel estelar de Jorge Javier Vázquez. En vez de ofrecernos seguridad y estabilidad ante el futuro de España, el PSOE anda pidiendo escaleras para que sus primarias sean un «Sálvame Deluxe».