Miquel Giménez-Vospópuli
Ante la inminencia del juicio a los separatistas por el 1-O, cada uno ha decidido defenderse a su manera, es decir: la culpa la tuvieron los demás y yo pasaba por ahí.
Esto tiene más de aquellas películas de Perry Manson que de causa pseudo política, tal y como pretenden alguno de los encausados. Conste que no lo decimos por los letrados que tienen la misión de conseguir la absolución de sus patrocinados, sino por lo que de novelesca es la trama que gira alrededor de este asunto. Como en toda buena novela de detectives – recordemos que el célebre abogado que tuvo en vilo a toda una generación televisiva en nuestro país es creación literaria de Erle Stanley Gardner, aunque la mayoría lo asocie indefectiblemente con Raymond Burr, actor de sólida mandíbula y ceja hirsuta – es preciso que existan muchos sospechosos para que el protagonista pueda lucir sus habilidades deductivas, separar el grano de la paja y llegar a la conclusión acertada.
El abogado de Joaquim Forn señala que la actualmente fugada Marta Rovira sería la auténtica responsable de que los separatistas estén todavía en prisión preventiva
Mal lo tiene su señoría, porque he aquí un breve resumen de lo que sabemos hasta ahora: el abogado de Joaquim Forn señala que la actualmente fugada Marta Rovira sería la auténtica responsable de que los separatistas estén todavía en prisión preventiva, habida cuenta que el juez Llarena se ratificó en esa medida después de la huida de la dirigente separatista a Suiza. El letrado añade que tiene en gran estima al juez y que está seguro que endureció su postura ante el riesgo de que otros encausados hicieran lo propio. Pero circula también el rumor de que algún otro peso culpa de lo mismo a Puigdemont el cual, con su partida a Bélgica, dejándolos a todos con el trasero estelado al inclemente aire judicial, puso las cosas más difíciles para quienes se quedaron a dar la cara.
Por su parte, la ex presidenta del parlamento catalán, Carme Forcadell, ha dicho sentirse totalmente desvinculada del 1-O porque “No participé ni en la toma de decisión de convocar el referéndum, ni en su dirección, promoción, preparación o ejecución”, añadiendo que la famosa proclamación de la república se aprobó sin su voto decisorio y que ella solamente accedió a que se debatieran tales cosas en sesión parlamentaria a petición de… ¡sí, de nuevo Marta Rovira!
Ah, pero no es solo Rovira quien recibe sopapos por parte de los presos. La ex Consellera Meritxell Borrás carga su artillería contra Esquerra, pero, en este caso hacia Oriol Junqueras. Borrás, una de las radicalinski del partido de Pujol – es hija de uno de los fundadores – asegura que, cuando se produjo el 1-O, ella no tenía competencia en procesos electorales, ya que esta había sido traspasada a Junqueras. Visto lo cual, según su defensa, ni cometió desobediencia, ni malversación, ni tuvo intervención alguna en la elaboración, deliberación, aprobación y votación del tema. Del hecho que su firma figure al pie del decreto de convocatoria, la defensa alega que lo hizo antes que el Tribunal Constitucional dijera que aquello era una cosa muy fea y que no se hacía. Es decir, tu pásate la ley por el forro que, mientras un juez no te diga que eso que haces es ilegal, no pasa nada.
Hasta ahora hemos visto como lo palos van hacia Rovira y Junqueras. Los conspicuos neo convergentes Sánchez, Rull y Turull han optado por acusar al Estado, al Gobierno, a España en general y al Rey en particular, en fin, un alegato ad hominem, según avanza su letrado Jordi Pina. Quizás se reserven el testigo sorpresa de última hora, aquel que suele comparecer como en la serie a la que aludíamos para decir, en delicioso doblaje iguanero, “Yo vi al occiso sacar el saco de la cajuela de un auto”. Ah, pero ¿y Puigdemont, Comín u otros ilustres escapados de la justicia? Pues, pásmense, Junqueras y Raül Romeva han pedido que comparezca el de Waterloo como testigo acompañado de… ¿no se lo imaginan? ¡Sí, de Marta Rovira!
Como es de suponer, ninguno de los que viven cómodamente del milagro, puesto que nadie sabe de donde sacan pa lo que destacan, como la chica del diecisiete, tienen la menor intención de comparecer ante el juez. Sería hermoso, sin embargo, y aportaría una nota de color en un proceso que se prevé aburrido, cargado de discursitos más o menos redactados para quedar bien y tecnicismos sumamente aburridos que solo buscan triunfos técnicos, que no políticos o morales. Pero, insisto, imaginen ustedes las puertas de la sala abriéndose de repente y Puigdemont entrando como un ciclón, llevando de su mano a la Rovira, y gritando “¡Sí, yo lo hice, señoría, yo soy el culpable!”. No me digan que lo vivido hasta ahora no habría valido la pena con tal de ver una escena de ese calibre, con un pedazo de Puigdemont jurando que dirá la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad – bueno, eso pasa en los EEUU, que aquí ya se sabe que no sucede ni en el poli de Lux – y tirando de la manta separatista.
Para eso ha quedado el manoseado procés, para un Sálvame estelado, un sálvese quien pueda.