Tonia Etxarri-El Correo

El mismo día que tendrá lugar el primer encierro de San Fermín empezará la campaña de las elecciones que Pedro Sánchez ha decidido convocar para el 23 de julio. Si Feijóo le pedía someterse sin dilación a la segunda vuelta de las urnas, después de haber comprobado el éxito del PP y el fracaso del PSOE en los comicios locales del 28 de mayo, el presidente del Gobierno se ha adelantado a este viacrucis veraniego donde le aguardaban mojones de quejas de sus barones por sus malos resultados y el apremio de la oposición para que se sometiera al examen definitivo de las elecciones generales. Se ha librado de los apuros parlamentarios con las Cámaras disueltas y ha empezado a correr su particular encierro. El adelanto electoral paraliza 60 normas y complica la tramitación de 84.000 millones en fondos europeos. ¿Pero qué más le da?, que diría Patxi López. Lo que le importa son los cálculos. Su equipo le dice que, extrapolando los resultados de las elecciones locales y autonómicas, entre el PP y Vox no llegan a la mayoría absoluta. Que tienen recorrido por el callejón, todavía. Eso sí, acompañados y sostenidos por todos sus socios de legislatura.

Detrás de Sánchez, ya se ha calzado las deportivas Yolanda Díaz, que ha registrado ‘Sumar’ como un «partido instrumental». Curiosa definición. A la ultraizquierda les ha hecho un roto Pedro Sánchez, con el adelanto electoral a la desesperada. Cuando se aclaren (a Podemos no le va a quedar más remedio que admitir las contraprestaciones de Yolanda Diaz porque no están en condiciones de exigir) enfilarán por el callejón, todos a una contra la derecha.

¿Volver a utilizar el miedo a la derecha para plantear una campaña de bloques enfrentados, como suele hacer el PSOE y sus aliados realmente funciona? Últimamente, no. Lo hemos visto en Madrid, en Murcia, Valencia… En las autonómicas de Andalucía los electores utilizaron la opción del voto útil para decantarse por el PP para que no necesitara depender de Vox. Y allí donde están gobernando con Vox, en Castilla y León, no les ha ido tan mal en los últimos sufragios.

El lema de derogar el ‘sanchismo’ lanzado por Feijóo, sin embargo, ha cristalizado electoralmente. Lo que sonaba a eslogan sin contenido, ha tomado cuerpo. Y el recordatorio persistente de las alianzas tóxicas de Pedro Sánchez, han hecho el resto. El presidente del PP insistió ayer en su estrategia de apartar a Bildu de cualquier posible gobierno. Veremos. En Euskadi el PNV se va alejando de Sánchez. ¿Estará pensando en hacer la ciaboga en su política de alianzas para recuperar sus pactos con el PP? Otegi piensa en Vitoria, donde han ganado, para defender que gobierne la lista más votada. ¿Seguro? ¿En todas partes? Entonces, en el Gobierno de Navarra y en la Alcaldía de Pamplona debería gobernar UPN, que es quien ganó las elecciones.

Toca adaptarse a las necesidades de un ‘Narciso desesperado, se lamentan desde las filas socialistas. Nos vemos en la Estafeta. El 7 de julio. Los corredores que no tomen la curva por el ángulo corto, se verán atrapados.